Por Cipriano Miraflores
Las autocracias, las dictaduras, los gobiernos totalitarios, históricamente, son proclives al pensamiento único, al control de la prensa y del Poder Judicial. Esto ha sido así en la historia de la humanidad y de nuestro país.
Solo en la Transición Democrática y en la etapa de Alternancia nuestro país gozó de la pluralidad ideológica, de la libertad de prensa y de la autonomía del Poder Judicial, desde luego, no en la plenitud que se hubiese querido.
Hoy, el 70 % de los gobiernos del mundo no son democracias, gustan de la Dictadura en mayor medida.
Cuando se esperaba la ampliación de la democracia, de la pluralidad, de mayor libertad de expresión y de la independencia del Poder Judicial, cabecita de algodón y su Secretaria Ejecutiva nos dieron con la puerta en las narices. Los ejemplos son cientos.
Por ejemplo, el expresidente Zedillo se atrevió a publicar un artículo sobre el gobierno de la Cuarta Transformación, pues ni lo hubiera hecho, la jauría se le echó encima, desde Doña Claudia hasta la última pluma y voces del régimen le han dicho hasta de qué se irá a morir.
Lo clásico de este régimen, es desprestigiar al escritor y no discutir el contenido del artículo.
En una Democracia es normal la conversación pública, se discute con argumentos. Pero en una Dictadura las acciones del gobierno son negar la conversación y la discusión de los contenidos
El rumbo que está tomando el régimen político de la Cuarta Transformación es preocupante, en otra editorial plantearemos el problema, en vía de mientras sea usted rabiosamente feliz.
Nha Xasgshxo Bihshe