HOMILÍA DE MONS. PEDRO VÁZQUEZ VILLALOBOS, ARZOBISPO DE ANTEQUERA OAXACA

Hemos escuchado la Palabra Divina, que es alimento para nosotros en nuestra vida de fe. Es el Segundo Domingo del Tiempo Ordinario. El domingo pasado, celebrábamos el Bautismo de Nuestro Señor Jesucristo. Recordamos nuestro propio bautismo y le dimos gracias a Dios por ser sus hijos y, hoy, nos reunimos de nuevo, porque el domingo es el día del Señor.

Un día como hoy, Jesucristo resucitó y ese es el motivo de nuestra reunión, celebrar con gozo, con alegría a Jesucristo Resucitado y encontrarnos con Él, a través de Su Palabra, en el alimento de Su Cuerpo y Su Sangre y en el encuentro como hermanos.

“Donde dos o más se reúnen en Mi Nombre, ahí estoy Yo, en medio de ellos”.

En medio de nosotros, está el Señor y estamos aquí como peregrinos de esperanza, vivimos este año Santo, proclamado por el Papa desde el día 24 de diciembre y, nosotros, aquí en la ciudad de Oaxaca, hicimos la Apertura de este Santuario de Gracia, nuestra Catedral, el domingo 29 de diciembre.

Aquí, usted y yo podemos ganarnos la Gracia del Jubileo, la Gracia de este Año Santo, para remisión de nuestros pecados, para que Dios Misericordioso borre esa mancha que queda por el pecado.

Ganemos esa Gracia y, hoy, la Palabra de Dios nos presenta un texto del Evangelio, creo que muy conocido, las bodas de Caná. Esto del agua convertida en vino, pues con frecuencia lo sacamos, cuando nosotros tenemos un vinito y nos vamos a tomar un vinito decimos: “hasta Nuestro Señor convirtió el agua en vino, que yo me tome un vinito, pues está bien”… sí, está bien, está bien, no hay ningún problema. La misma Palabra de Dios dice en otro lugar: “el vino alegra el corazón del hombre”, así dice la Palabra de Dios. Beba vinito, no hay problema, pero no beba en exceso, no beba de más, no se embriague, no pierda la razón, no pierda el dominio de sí mismo, no se convierta en una vergüenza, en un dolor, en un sufrimiento de su familia que lo ve que se anda cayendo por todos lados y que se va aficionando cada vez más y más y más y más a tomar vinito y se embriaga un día y otro día y todos los días. Eso sí es triste, eso sí es preocupante.

En las Bodas de Caná, llegó un momento difícil para los recién casados, se terminó el vino y la Madre de Dios que estaba ahí, como invitada, se dio cuenta de que estaban padeciendo los recién casados un problema, se había terminado un elemento importante en la fiesta, que era el vinito, que alegraba y que hacía felices a los invitados y, por eso, va con Nuestro Señor: “no tienen vino” y Nuestro Señor responde con una sencillez y le dice: “Mujer, ¿qué podemos hacer Tú y Yo?”… María había convivido con Nuestro Señor durante 30 años, y conocía muy bien a Nuestro Señor, lo conocía muy bien, porque después de esa respuesta, María se encontró con los sirvientes y les dijo algo que no dijo Nuestro Señor, les dijo: “hagan lo que Él les diga”.

Yo siempre he pensado en este texto, que ahí hubo algo, algún detalle que a María le dio a entender que el Señor Jesús les iba a ayudar, algún gesto, a lo mejor hasta cerró un ojo, sabe, algo, algo pasó para que María fuera y les dijera a los sirvientes: “hagan lo que les diga”. No los mandó a una tienda a traer vinito, les dio una orden, llenen las tinajas, llenen las tinajas de agua. Hicieron ese trabajo. Ahora lleven un poco al encargado de la fiesta y, entonces, el encargado probó, y dice el Evangelio: sin saber de dónde procedía eso y, entonces, hay una expresión de alegría, de gozo y le dice al novio: todo mundo sirve primero el vino mejor y, al final, el corrientón, porque ya están medio mareados, ya ni en cuenta van a tomar que el vino está tan bueno y tú has guardado el vino mejor, el vino mejor.

Primera señal, primer milagro y lo hizo Nuestro Señor por intercesión de la Virgen María, por intervención de Ella. En muchos momentos hemos escuchado, cuando se nos habla de María, que pidamos Su intercesión, que así como alcanzó de Su Hijo Jesucristo que realizara el primer milagro, así también alcance en nuestro favor lo que nosotros necesitamos, pero creo que lo más importante es lo que nos da Nuestro Señor en todo momento. Nos da sobre abundancia, sobre abundancia, sobre abundancia de auxilio, de protección, de bendición, de misericordia, de perdón… en abundancia. “Llenen esas tinajas”… eran cien y dice el Evangelio, de unos cien litros cada una… ¿usted ya hizo la multiplicación? 600 litros de vino, del sabroso. Sobre abundancia.

Entonces, aquí quiero decirle a usted, hay momentos en que usted tiene dolor, tristeza, amargura, desilusión, desencanto, desaliento, a veces hasta decimos: ya no vale la pena vivir.

Mire, ¿por qué no va en busca del que llena las tinajas en abundancia? Vaya con Él, vaya con Él, vaya y dígale: Señor, se me han terminado las ilusiones en la vida, ya no tengo fuerzas para seguir sufriendo. Hay un desencanto en mi vida, ya no tengo ganas de nada. ¿Por qué no va a Él, ¿por qué no? “Ya no tienen vino” -le dijo María- usted vaya y dígale: ya no tengo ganas de vivir, Señor y, el Señor, le va a dar en abundancia las ganas de vivir, le va a animar, le va a ilusionar, le va a entusiasmar, le va a dar fuerzas para que usted salga adelante, ¿o lo duda?, no quiero que lo dude, si usted va y le dice a Nuestro Señor: “así me siento en este momento y aquí estoy, frente a Ti. Tú, que un día dijiste: “vengan a Mí todos los que están cansados, fatigados y agobiados por la carga, Yo les daré alivio”, aquí estoy, Señor, aquí estoy, sintiendo una carga muy pesada en mi vida. Alíviame, ayúdame a seguir cargando mi cruz, ilusióname en la vida. Y usted tiene que ser también como hizo María, ¿ya no tienen vino? Usted se va a encontrar con familiares suyos, con amigos suyos, con compañeros de trabajo que están viviendo una situación difícil, siéntese con él, con ella, escúchelo y platíquele. Y María le dijo: “no tienen vino”, y usted, al escuchar a su amigo, a su ser querido, a su familiar, le va a decir: “mira, vamos diciéndole en este momento a Nuestro Señor que nos falta el vino de la alegría, el vino de la ilusión, el vino del amor”, porque a veces sentimos que nadie nos ama. ¿Por qué no hace el papel de María? ¿por qué no hace una oración de intercesión?

Verá que va a alcanzar gracia, verá que le va a decir el ser amado: gracias, porque estuviste conmigo este momento que he podido llenarme de paz. Algo pasó al platicar contigo, algo hizo Dios en mí, pues hizo ese milagro de reanimarme, de tener nuevas fuerzas, de entusiasmarme. Puede hacer muchas cosas por las personas, por las personas que ya no tienen vino y quiero que entienda el no tener vino, no significa que no tenga botellas en su casa, o cartones de cerveza o mezcal, de eso no se trata, de ese vino que hay aquí dentro, alegría, gozo, paz, ilusión, ganas de vivir. Va a encontrar las botellas vacías de todo eso, vaya y llénelas, pero dígale: El que te va a llenar todo esto es Nuestro Señor, y así como convirtió el agua en vino a ti te va a llenar estas botellitas de ilusión, de ganas de vivir, de ánimo, de fuerza, de amor, de alegría. Anímate, anímate.

Cuánto bien puede hacer usted. No cierre sus oídos, abra sus ojos, pero principalmente escuche con su corazón y hable de lo que está ahí, en su corazón, para que pueda ayudar.

Palabra Divina, primer signo que hizo Nuestro Señor, y quiere seguir haciendo signos de bendición y de gracia en favor de todos nosotros. Habrá momentos en que alguien se acerque a nosotros y nos anime y habrá otros momentos en que otros necesitarán de nuestra palabra de aliento, pues hay que darla.

Espero haber tocado su corazón y que usted regrese feliz a su casita a vivir esta semana. Las cargas son pesadas. Yo sé que ustedes, como padres de familia, tienen muchas preocupaciones. Sus hijos les preocupan, el que a veces no tenga el suficiente recurso para vivir preocupa, el que no tengan para pagar la renta, la luz, para pagar esto, para pagar aquello, para la medicina y no sé cuántas cosas. Hay mucha angustia, mucha, pero no estamos solos, Nuestro Señor está con nosotros y, Su Madre, así como intervino en las bodas de Caná va a intervenir en estos momentos que nosotros vivimos.

Feliz semana para todos y que Dios lo fortalezca en todo momento.

Que así sea.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Compartir