Por: Fernando Cruz López.
El Partido Revolucionario Institucional (PRI) ha salido recientemente a defender a los organismos autónomos que fueron desaparecidos durante el actual gobierno federal y que ya pasaron los filtros del congreso federal en la cámara alta y baja y solo faltan que las legislaturas estatales lo aprueben. Sin embargo, esta postura parece más una jugada política que una verdadera convicción.
Es importante recordar que, durante años, cuando el PRI ostentó el poder, no hizo nada por fortalecer la autonomía e independencia de estos organismos. Por el contrario, en muchos casos los debilitó y subordinó a los intereses del partido y del gobierno en turno, que no se extrañen ahora que el gobierno federal quiera hacer lo mismo en beneficio de sus respectivos intereses.
Organismos como el Instituto Federal Electoral (hoy INE), el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) o la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), entre otros, sufrieron recortes presupuestales, injerencia política y ataques sistemáticos durante los gobiernos priistas.
Más aún, cuando el actual gobierno federal propuso y aprobó la desaparición de organismos como el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) o el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred), el PRI no levantó la voz ni hizo nada por impedirlo.
Ahora, cuando ya es un hecho consumado, el PRI sale a pronunciarse en defensa de la autonomía de estos organismos, acusando al gobierno actual de “debilitar las instituciones democráticas”. Sin embargo, su silencio cómplice en el pasado resta toda legitimidad a sus actuales reclamos.
Es evidente que esta postura del PRI obedece más a una estrategia de oposición y desgaste político, que a una verdadera convicción sobre la importancia y necesidad de contar con organismos autónomos fuertes e independientes.
Si el PRI realmente creyera en la autonomía de estas instituciones, debería empezar por hacer una autocrítica sobre su propio historial al respecto. Solo así podría tener credibilidad para exigir al gobierno actual el fortalecimiento de la institucionalidad democrática del país.
De lo contrario, sus reclamos caerán en saco roto y serán vistos como simples maniobras electorales, carentes de toda sustancia. La defensa de los organismos autónomos es una causa noble, pero requiere de la coherencia y la legitimidad que el PRI aún no ha logrado demostrar y que difícilmente lograra, pues no tienen calidad moral para hacerlo…Sígame en X como @Visionpolitica.