Francisco Alejandro Leyva Aguilar

La “primavera oaxaqueña” resultó una entelequia que ni siquiera causó el efecto deseado en la ciudadanía porque el diletante gobernador no supo, por razones obvias, diseñar un plan de trabajo acorde a su presuntuoso y atropellado eslogan.

Salomón Jara Cruz tiene el estado hecho un yermo, un lugar cada vez más peligroso para habitarlo por la inseguridad que se enseñorea en las calles, en las colonias, barrios y ciudades de nuestro estado, porque él ha permitido que las fuerzas estatales de seguridad, actúen con total parsimonia.

Un caso muy escandaloso, fue el del enfrentamiento entre policías -pareciera ser de la misma corporación o por lo menos todos del estado de Oaxaca- para defender al líder transportista Marcos Sánchez en el que murieron 6 escoltas.

Algunos dicen que exceso de copas de Marcos Sánchez, provocó que dentro del “Che Gaucho”, un restaurante al norte de la ciudad de Oaxaca, se iniciara una riña entre él y un general del ejército que también era custodiado por elementos castrenses y al salir del lugar, los militares acabaron con los escoltas del líder transportista.

No Obstate una segunda versión apunta a que la riña no fue con un militar, sino con el mismísimo Fiscal General de Oaxaca José Bernardo Rodríguez Alamilla que también se encontraba en el mismo restaurante la noche de la masacre con 10 escoltas fuertemente armados y, esas versiones no confirmadas -y nunca se confirmarán- apuntan a que la pelea habría sido entre Marcos y Bernardo.

¿Qué pasó en realidad?, eso solo lo sabe Marcos Sánchez y en su caso el Fiscal General ya porque lo esté investigando, ya porque estuvo ahí la noche del multihomicidio “circunstancial y fortuito”, dijera el impresentable secretario de gobierno Jesús Romero López.

La realidad es que se enlutaron seis familias en un hecho que no nos queda claro a la ciudadanía. Seis personas que quizá eran ajenas a una riña entre particulares y que cumplían -quien sabe si legalmente- una función de escoltas más que de niñeras de un líder soportado y hasta financiado por el gobierno del anodino Salomón Jara.

Quiere decir que no hay control en Oaxaca, quiere decir que la entelequia de la primavera oaxaqueña, no funciona y que el gabinete de seguridad que encabeza el muy limitado secretario de gobierno Jesús Romero, no da resultados y por eso fueron llamados a la Ciudad de México tanto él, como su jefe Calzontzin para recibir una reprimenda sustancial.

Y es que si no ayudan a la federación en absolutamente nada, es decir Oaxaca no ha aportado al PIB nacional en dos años absolutamente nada, pues tampoco se vale que se ponga en la palestra nacional al estado, por la violencia generalizada y todavía se exhorte a la federación desde organismos internacionales a que procuren seguridad y justicia.

Hechos como la desaparición de la activista Sandra Domínguez ocurrida el 4 de octubre y que no lleva avances, o el feminicidio de dos mujeres triquis también activistas, o la toma del palacio de gobierno por parte de jubilados y pensionados de la sección XX cuya dirigencia está en pláticas con el gobierno federal, tienen preocupada a la secretaria de gobernación Rosa Icela Rodríguez quien regañó fuertemente al “gobernador”, así en minúsculas y entre comillas Salomón Jara Cruz.

Los bloqueos carreteros en el istmo de Tehuantepec, un fallido segundo informe de gobierno repleto de manifestaciones y una secretaria de gobierno que no puede resolver ni sus propios conflictos sindicales, además de los nulos resultados en procuración de justicia, tienen muy molesta a la presidente (con E) Claudia Sheinbaum Pardo que, dicho sea de paso, no quería que Jara Cruz fuera gobernada por un anodino.

De entrada, le exigió calmar sus ánimos de vengador del futuro y le pidió que dejara en paz a los exfuncionarios del sexenio pasado y por eso vamos a ver la excarcelación de algunos funcionarios que fueron chivos expiatorios más que culpables y ya no veremos al pingüe consejero jurídico de gobierno Geovanni Vásquez, iniciar procedimientos inútiles.

Ayer trascendió la renuncia de Jesús Romero López a la Secretaría de Gobierno, hecho que no se ha corroborado pero que de ser cierto, le haría muy bien al estado, también debería de poner sobre la mesa su renuncia José Bernardo Rodríguez Alamilla porque sus resultados son nulos pero también porque, si estuvo involucrado en un hecho de sangre, debe deslindar responsabilidades.

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