Francisco Alejandro Leyva Aguilar
Vaya temporada de muertos en Oaxaca. Solo fin de semana mataron a seis personas en diferentes hechos, mientras que una enfermera fue localizada desmembrada e inhumada en el municipio conurbado de Xoxocotlán y otra mujer más, esta adolescente también fue ultimada en el municipio de San Miguel Soyaltepec en la Cuenca del Papaloapam.
Tres personas fueron asesinadas en la costa, dos en el istmo y una persona más en Santa Maria Atzompa, municipio también conurbado a la ciudad capital, colocado así a Oaxaca como la cuarta entidad que tuvo más asesinatos en esta temporada de la celebración de los fieles difuntos.
Nuestra entidad, de acuerdo a informes del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, coloca a Oaxaca como uno de los estados donde ser mujer, se ha convertido en un riesgo. De las tres personas que mataron en la costa, una era mujer y de los dos en el istmo, una era fémina.
Claro que hoy en su mañanera el “gobernador”, así en minúsculas y entre comillas el anodino Salomón Jara, lo que va a resaltar será el éxito de los conciertos de Panteón Rococó y de Julieta Venegas que fueron sí un éxito por gratuitos, pero no dirá cuánto le costó al erario cada uno de esos evento que son literalmente circo para el pueblo.
El martes o el miércoles cuando se reúna el gabinete de seguridad que encabeza el muy limitado secretario de gobierno Jesús Romero, le echarán la culpa al narco de las muertes que ocurrieron en esta temporada de muertos que ha sido la más sangrienta en muchas décadas en Oaxaca, porque el tema de seguridad, es letra muerta para este gobierno.
Jesús Romero ha dicho reiteradamente ante los medios de comunicación, que la presencia de grupos del crimen organizado y su pleito por el control del territorio, es lo que ha hecho crecer exponencialmente el número de homicidios en Oaxaca pero también se escuda en eso, para suponer que los feminicidios, tienen que ver con actividad delincuencial de las mujeres o de sus parejas, como el caso de Sandra Domínguez.
No hace mucho, el Fiscal General del Estado José Bernardo Rodríguez Alamilla en conferencia de prensa junto con el anodino “gobernador” Salomón Jara, dieron a conocer que habían localizado a un sujeto que tenía en su poder el teléfono celular de Sandra Domínguez, lo que parece más un chivo expiatorio que una noticia de relevancia.
Por el contrario, la enfermera Vianey N.N. que fue reportada como desaparecida, fue localizada gracias a que siguieron la huella digital de su teléfono y la encontraron desmembrada y enterrada en un domicilio de Santa Cruz Xoxocotlán, presuntamente asesinada por un compañero de ella, trabajador del ISSSTE.
Si la huella digital del teléfono ayudó a localizar el cadáver de Vianey N.N. ¿por qué no ha sido localizada Sandra Domínguez?. Hay un detenido por la posesión de teléfono celular de la activista Mixe pero no hay avances en la investigación o no los han hecho públicos y hoy se cumple exactamente un mes de la desaparición de Sandra y su esposo.
Oaxaca es un mar de sangre en todos las regiones y eso tiene que ver con la indolencia del gobierno porque, si el propio secretario de gobierno Jesús Romero López que hace mucho debió haber renunciado por inútil, no ha solicitado la presencia de efectivos del ejército para combatir el crimen organizado que él mismo ha señalado que existe en Oaxaca, pues entonces no está atacando el problema de raíz.
Tanto la cuenca, como el Istmo y la costa además de los valles centrales, se están convulsionando por la presencia del cartel de Sinaloa y el Jalisco Nueva Generación que se reparten un territorio muy jugoso para el trasiego de drogas, armas e indocumentados entre los dos océanos y hay quienes piensan que con la venia del gobierno del estado al través de la intervención de sus muy fraternos embajadores.
El resultado de la inacción gubernamental, es evidente.
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