Por: Fernando Cruz Lopez.
La reciente noticia sobre el envío de 400 mil barriles de petróleo desde México a Cuba ha generado controversia y cuestionamientos sobre la política energética mexicana y es que este movimiento resulta particularmente polémico considerando la situación actual de la industria petrolera en México.
De todos es conocido que la producción de petróleo en México ha experimentado una tendencia a la baja en los últimos años: Por ejemplo, en abril de este año, Pemex registró su nivel más bajo de producción en 45 años, con apenas 1.47 millones de barriles diarios de crudo.
La meta de producción para finales de 2024 se ha ajustado a 1.8 millones de barriles diarios, muy por debajo de los 2.5 millones prometidos inicialmente por el gobierno. Esta disminución en la producción contrasta fuertemente con la decisión de exportar grandes volúmenes de petróleo a Cuba.
México enfrenta varios retos en su sector energético que hacen cuestionable la decisión de exportar petróleo: Pemex arrastra una deuda de más de 100 mil millones de dólares; El gobierno ha inyectado casi un billón de pesos a Pemex para sanear sus finanzas; Las reservas petroleras del país han crecido marginalmente, solo un 0.28% en el último año.
La exportación de 400 mil barriles de petróleo a Cuba por parte de México parece ser una decisión cuestionable desde múltiples perspectivas. Con una producción en declive, desafíos financieros internos y la necesidad de asegurar el suministro energético nacional, esta acción plantea serias dudas sobre las prioridades del gobierno mexicano en materia energética.
Es urgente que las autoridades mexicanas proporcionen una explicación transparente sobre los motivos y beneficios de esta decisión, especialmente considerando las necesidades energéticas internas del país y la situación financiera de Pemex. La política energética debería priorizar la estabilidad y autosuficiencia nacional antes de considerar exportaciones que podrían comprometer estos objetivos…Sigame en X como @Visionpolitica7.