Por Cipriano Miraflores
La palabra corrupción y los actos de corrupción son centrales en las políticas de Estado de la Cuarta Transformación. A pesar de que el gobierno tiene su propia definición de lo que es corrupto y de la acción corrupta, en principio la Cuarta Transformación no es corrupta, pase lo que pase, porque son el pueblo hecho gobierno.
Entonces, si ni el gobierno y el pueblo son corruptos, quienes son los corruptos? Exacto, adivinó usted, los gobiernos del pasado.
En la conciencia social se tiene la certeza de que solo pueden ser corruptos los gobiernos y sus funcionarios, el ciudadano no puede ser corrupto mientras no maneje recursos públicos, el ciudadano puede ser deshonesto, ratero, inmoral, pero no corrupto. Por ejemplo, si usted le da la mordida al agente de tránsito y este lo recibe, el agente es corrupto al quedarse con recurso público, el ciudadano es un deshonesto pero no corrupto.
Así, el servidor público es potencialmente corrupto. Si este servidor público instituye por si mismo la institución de vigilancia de sus actividades y de su posible corrupción, es doblemente corrupto, como lo pretende la Cuarta Transformación al crear la Secretaria Anticorrupción, juez y parte pues y al asumir el Instituto de Transparencia.
De acuerdo a los datos duros que se tienen de la Cuarta Transformación es y ha sido doblemente, como gobierno, corrupto, para desgracia de México. Hay datos que el propio Presidente y su familia han cometido actos de corrupción.
Solo el tiempo nos dirá la verdad.
Así las cosas, en vía de mientras sean rabiosamente felices.
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