Le decían a Pompeyo: “El Senado está ansioso por saber,

Magno, si te siguen como combatiente o como simple escolta” Lucano, Farsalia, Libro VII, 80, p. 243

1).- El legado mesiánico
¿Puede llamarse democrático un país sumergido en la polarización; con una ficticia división de poderes y sometido por la violencia de los grupos criminales? Para los fanáticos y vende-patrias, éste es el paraíso y para los epígonos de la tiranía soliviantada por el narco, los enemigos más enconados son quienes defienden la libertad no el llamado “nuevo humanismo”. Alguien dijo que al final de un régimen que alentó el odio y la división, el mejor día es el primero. ¿Cómo explicar, sin embargo, que para la mayoría de los mexicanos -que no los 35 millones de votantes que le apostaron a Morena y aliados- haya incertidumbre y zozobra por el futuro, sobre todo, luego de conocer la brillante estrategia de seguridad, con sonadas ejecuciones como telón de fondo? Aprendí de la ironía de G.K. Chesterton, no saber qué duele más, si las cosas que se olvidan o las que se recuerdan.

México es un país en vilo. A pesar de los gravísimos problemas de seguridad, se sigue solapando a gobiernos estatales ineptos, obtusos y señalados de posibles nexos criminales: Sinaloa, Guerrero, Chiapas. La recesión está en puerta. Hay demasiados hoyos en las finanzas públicas. Con todo, se pretende hacer un mito del legado obradorista, con sumisión y servilismo. En tanto, la sociedad medianamente informada -que no fanáticos y sicofantes- se inclina, al inicio del régimen de C. Sheinbaum, por un nuevo escepticismo: no creer en nada. En el breve tiempo al frente del gobierno federal vemos una mandataria repitiendo el sketch mañanero; obnubilada por los fantasmas del tabasqueño –a Felipe Calderón lo llevan tatuado-; dejando intocables a los grupos criminales. Aunque lo niegue, ahí están los barruntos de Maximato.

2).- Inicio atropellado
Más allá de la legitimidad del proceso electoral, el país que recibe no es un remanso de paz y tranquilidad. El fundador de la República de Weimar, Max Weber, en su obra: El político y el científico, acuñó la existencia de dos éticas: de la responsabilidad y de la convicción. La primera tiene que ver con la política; la segunda con la ciencia. El acertijo es combinar sabiamente ambas. El Mesías le heredó a la bióloga un país desangrado, polarizado y con un segmento social en franca rebeldía. La transición pues, no es sólo acomodarse la banda presidencial y jurar respetar a esa entelequia en que están convirtiendo a la Constitución, sino gobernar en plenitud y no atada como está, con un gabinete que no le es leal; con un Congreso que se debe al anterior y con un partido, en donde aquel dejó insertas sus cuñas.

Sin el carisma de su antecesor, forjado en el arrastre discursivo e incendiario, aprendido en 18 años de buscar la presidencia, la doctora Sheinbaum está obligada a responder al voto ciudadano. No ha lugar a ceder a todos los caprichos de su mecenas, doblando las corvas. El sujeto que se impone y la mujer que obedece. No hay que olvidar que los tiranos tradicionalmente gobiernan mediante el temor y la arbitrariedad. Y es que, la angustia mayor de los sátrapas es ser pronto vocablos caducos, en breve sepultados por el polvo del olvido. “¿Y qué es, en sustancia, el recuerdo inmortal, que no sea sólo el vacío?”, decía Marco Aurelio. (Meditaciones, Taurus-Great Ideas, México, 2022, Libro IV, p. 45). “Lo que era ayer pompa y poder, será mañana momia y ceniza”. (Ibidem).

Colofón:
El México que recibió la presidenta va más allá de escenarios faraónicos y apoteosis; de bastones de mando o de “limpias” y sanaciones por representantes de los pueblos originarios. El populismo, desde la creación del Naródnaya Volia en la Unión Soviética, en efecto, mucho tiene de ostentación. Más aún de promesas o 100 compromisos; o de la continuidad de programas que nadie sabe cómo serán financiados o de la creación del culto divino a su antecesor o seguir demoliendo instituciones democráticas, forjadas en el sacrificio de generaciones. No. El país no es el mismo que recibió AMLO, de cuyo fracaso, luego de seis años, siguió culpando a los de atrás. La tarea titánica que tiene la nueva presidenta, es tener la sabiduría para tirar lastres perniciosos y convocar a la unidad nacional. El futuro sólo lo pueden construir gobierno y sociedad.

BREVES DE LA GRILLA LOCAL:

— La pregunta es: ¿y qué pasará finalmente con las obras inconclusas del sexenio pasado, a la luz de los últimos acontecimientos, en donde queda en entredicho, una vez más, la impartición de justicia? Es decir, las obras malhechas de Símbolos Patrios, el lastre de “Circuito Interior” o el remedo de teatro “Álvaro Carrillo”, ¿quedarán como una burla para los oaxaqueños y así sin castigo?
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