Francisco Alejandro Leyva Aguilar
Ayer fue la toma de protesta de Claudia Sheinbaum y, aunque es la primera presidente de México, parece que nada cambió, incluso sabiendo que ahora, según ella, los tres poderes de la Unión, están encabezados por mujeres.
Y, ni ella misma se lo creyó. En su discurso de toma de protesta, volvió a referirse a Andrés como presidente de México, luego rectificó y lo llamó licenciado para desvivir en loas y asegurar que el peje “ es el presidente más querido de México, como lo fue en su momento Lázaro Cárdenas”… ¡vaya comparativo!.
Lo cierto es que a los mexicanos, la conformación del del Congreso de la Unión, tanto como el Gabinete Legal y ampliado de la nueva presidenta, tiene el agrio tufo del Macuspano por lo que deducimos que, quien gobernará tras bambalinas y en modo home office, será López y ella no tendrá margen de acción ante una persona que dilapidó la riqueza de la república y la confronto para que, a río revuelto, ganara solamente él y su descendencia.
A Claudia la vi, en lo personal, incómoda, incrédula, indecisa, obligada a las loas y a la promulgación de la continuación de las obras faraónicas del peje, la vi sometida, maniatada, con falta de iniciativa, temerosa y, no es para menos.
El México que le hereda sin soltarlo López, no es el mismos que el Macuspano recibió. En aquél México de 2018 había instituciones sólidas, separación de poderes, transparencia, independencia, autonomía; en este, hay un solo mando y ese es el del mismo peje que controla al Legislativo y ahora al Judicial, que tiene maiceado al gobierno, que puso en los puestos clave dentro del gabinete a sus incondicionales, que ha secuestrado incluso a su propio partido imponiendo a su hijo y trazando el destino del país para dentro de seis años más.
Claudia solo tendrá que obedecer las ordenes del peje este sexenio para que la tiranía se consume y la odiosa estirpe del tabasqueño se perpetúe en un poder cada vez más autoritario, con una guardia nacional a modo y con los grupos del crimen organizado, abrazados desde el poder para que hagan y deshagan en territorio nacional, no solo traficando sustancias prohibidas, sino cobrando piso, extorsionando, amedrentando y asesinando a la población.
El panorama es sombrío además por una economía sostenida con saliva y alfileres, con los ojos del mundo puestos en una reforma judicial que le va a restar certeza jurídica a los inversionistas, con una inflación que le pega ya a los siete puntos porcentuales y que irá in crescendo conforme avanza el sexenio.
Para muchos mexicanos, este acto es la consumación de los protocolos de São Paulo donde lo que sigue con toda probabilidad, es la desaparición de la propiedad privada y la desaparición de la república como la conocemos.
Sin embargo nos queda la esperanza de que Claudia Sheinbaum, con todo y su pasado reaccionario, socialista, con todo y su participación en las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FAC), se decida a ser en verdad, la primera presidente de México y no una marioneta de López Obrador.
La Silla del Águila tiene una influencia importante en el carácter de quien se sienta en ella, por eso existe la posibilidad de que en un momento dado, ella asuma el mando total de su investidura y se sacuda de una buena vez y para siempre a un caudillo de saliva, cuya manera de hacer política es al través de la mentira, el engaño y la traición.
Ella debe entender que López ya quedó atrás y es anacrónico y que todo lo que huela a él, debe ser extirpado de su gobierno y de su partido, es decir, no puede permitir que Andrés López Beltrán tenga que ver absolutamente nada con los destinos de Morerna, por que en esos mismos destinos, va ella misma.
Así que, por el bien de todos, ojalá y en verdad tengamos a la primera presidenta de México y esta no le quede mal a los mexicanos y mucho menos a las mujeres mexicanas.
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