ERNESTO REYES
López Obrador se despide del poder, aunque existan muchas personas que lo quisieran seguir aclamando. Hay quienes aseguran que desde su finca de Palenque estará dando “órdenes” a Claudia Sheinbaum, lo que no deja de ser una postura machista. AMLO va a seguir triunfando, no lo duden.
El presidente se retira a descansar, investigar y escribir libros, uno de los cuales calcula terminar en cuatro años, si la vida le es generosa. Será complicado que pueda abstraerse de todo contacto con la gente, a pesar de que el rinconcito chiapaneco que le dejaron sus padres es localidad a modo para estar tranquilo. No descartemos que hasta allá se organice alguna peregrinación cívica o que un resentido le quiera cobrar alguna afrenta.
Sigamos pensando que, cerrando sus redes digitales y toda forma de comunicación con el exterior -salvo con miembros de su familia- AMLO sellará un venturoso ciclo que inició cuando era estudiante de ciencia política en la Universidad Nacional, y recibía abrigo en la Casa del Estudiante Tabasqueño, en la ciudad de México.
A partir de nobles experiencias de trabajo que le permitieron, por ejemplo, ayudar a indígenas de la Chontalpa, se fue labrando una carrera política que lo llevó a la presidencia de la República. Los resultados de su gestión están a la vista, aunque lo quieran negar quienes no aceptan que el país avanzó. Grandes obras públicas y programas Bienestar coronaron un esfuerzo, complementado con el apoyo de 24 gobiernos estatales en esta última etapa.
Un sector importante, pero menor, le acredita todos los males de la República. Hacen mucho ruido, gracias a medios de comunicación a su servicio y a algunas instituciones agonizantes (como el poder judicial) que no quieren dar tregua. Buscarán ahora someter a la primera mujer que el martes uno de octubre se hace cargo del Poder Ejecutivo.
Andrés Manuel es de los pocos y extraños casos de un liderazgo carismático, que otros presidentes no tuvieron, como Francisco I. Madero y Lázaro Cárdenas, por mencionar a los más grandes del siglo pasado. El presidente que hoy despedimos -mucha gente con llanto en los ojos y estrujada el alma- tuvo aciertos y errores, pero más aciertos porque le devolvió la dignidad a mucha gente que se sentía derrotada por el injusto sistema económico, político y social. Quedan temas pendientes como el de Ayotzinapa y la persistencia de bandas del narcotráfico en varios estados. Pero derrotó a sus adversarios políticos y todavía le alcanzó -con Claudia como candidata- mantener el control del Congreso para hacer reformas constitucionales.
Al frente del Movimiento de Regeneración Nacional venció a fuertes estamentos que se habían apoderado de nuestro México y deja el gobierno con nueve y medio millones de pobres menos. Con su conducción, la gente se politizó y se incorporó a la discusión nacional sobre diferentes temas que no se lo permitían los medios tradicionales. Nos empoderamos.
Mis camaradas de la Red Ciudadana Oaxaqueña le hicimos un video de despedida donde le deseamos buena suerte. Lo acompañamos durante 20 años en todas sus luchas, bajo el sol, la lluvia, con la derrota a cuestas varias veces y sin pedir nada a cambio, hasta que millones respondieron positivamente a su proyecto.
Recibe la estafeta una gran mujer, cuya principal característica es haber estado en las calles luchando por las mismas causas. Hay confianza en que hará un buen gobierno de izquierda. No podrá sustituir a Andrés porque hay seres únicos e irrepetibles, pero ella afirmará su liderazgo conforme tome decisiones de beneficio común construyendo, con el esfuerzo de todas y todos, el segundo piso de la Cuarta Transformación.
Afirma Luis Mario Schneider en un ensayo titulado “Bolívar en Carlos Pellicer”, que probablemente, Andrés Manuel López Obrador también haya adoptado del poeta tabasqueño la simpatía por Simón Bolívar, emulando – dice el que esto redacta- la capacidad del Libertador de América por sobreponerse a los infortunios. Así fue la historia política de Andrés Manuel. La palabra rendición nunca estuvo en su vocabulario.
En “Romance de Pativilca” Pellicer cuenta que, en 1824, estando Bolívar en grande desolación y convaleciente, con un ejército menguado, sin armamento y en tierra desconocida del Perú, frente a un enemigo abundante de tropas y parque, llegó a visitarlo el señor don Joaquín Mosquera, enumerándole las penas y preguntándole a don Simón: “Y ahora, ¿qué va usté a hacer?” “!Triunfar!” El Libertador respondió con loca fe. Y fue sólido silencio de admiración y de espanto lo que siguió. Las montañas, cedían en el ocaso. Los grillos sobre la sombra filo hacían, fino y largo. Meses después, el ejército de España fue derrotado”.
¡AMLO va a triunfar, a donde quiera que vaya!
@ernestoreyes14