Francisco Alejandro Leyva Aguilar
Hoy conmemoramos los movimientos telúricos de 1985 y de 2017 en donde cayeron varios edificios en la Ciudad de México, entre ellos el Rébsamen donde murieron varios niños por negligencia de la entonces delegada de Tlalpan Claudia Sheinbaum Pardo.
Pero si septiembre del 1985 y del 2017 fueron terribles parea México, este septiembre de 2024 ha sido fatal. Entonces cayeron edificios, en ese septiembre cayeron INSTITUCIONES y la república se tambalea.
Lo que es peor, es que a nadie parece importarle. Hay algunas voces disidentes por acá, otras por allá pero no sabemos a ciencia cierta qué hacer y por eso hay hasta apatía de los ciudadanos informados por hacer algo porque nadie, ningún líder nos ha dicho cuál es el camino.
Sin embargo sí hay alguien que sabe perfectamente canalizar los sentimientos del pueblo y ese, hay que decirlo, es precisamente el enemigo número uno de México: Andrés López Obrador… él nos dio el siguiente paso a seguir.
Desde lunes, la exposición del ex presidente Ernesto Zedillo sobre la Reforma Judicial en México retumbó en las redes sociales como una bomba contra el obradorismo, pero este ni se inmutó y en su mañanera del martes, desdeñó la participación de Ponce de León en el foro más importante de abogados.
Dijo palabras mas, palabras menos, que los dichos del ex presidente Ernesto Zedillo son de pena ajena y que son hasta normales pero que “se portó bien”, porque no hizo ninguna sugerencia como “DEJAR DE PAGAR IMPUESTOS”.
Esa es la fórmula, la resistencia civil pacífica y nos la dio el propio López que entiende perfectamente en donde le duele a un gobierno, la democracia participativa. Él nos mostró en Tabasco que resistirse vale la pena, por eso instó a los ciudadanos a dejar de pagar los recibos de luz, que incluso no pagaban ni cuando él ganó la presidencia.
López sabe perfectamente lo que le puede pasar a la república si TODOS los ciudadanos, hasta los que votaron por él, dejamos de pagar impuestos y dejamos de pagar servicios como la luz de la Comisión Federal de Electricidad.
En un país que no tiene entradas petroleras y que al contrario sufre de pérdidas millonarias en Pemex, que no produce porque su Producto Interno Bruto (PIB) no ha crecido en seis años, que su economía se tambalea porque la Inversión Extrajera Directa (IED), no tiene certidumbre jurídica por una reforma retrógrada y autoritaria, lo único que le queda es la recaudación.
Y si esa recaudación se la negamos los ciudadanos, pues no va a tener por dónde hacerse, o emite más papel moneda -que ya lo está haciendo el peje- o recapacita en todos sus desmanes autoritarios.
El escándalo de narcotráfico que pesa sobre el peje y sus familia también puede ser una moneda de cambio, pero pareciera que a López no le importa, supone que sus “otros datos”, también sirven para zafarse de la justicia en Estados Unidos y, a menos que tenga un haz bajo la manga, yo creo que no se va a librar de las acusaciones no solo de García Luna, sino de toda la pléyade de narcotraficantes que ya están abriendo la boca allá en nuestro país vecino.
La reforma judicial, lo protege en México pero no del juicio internacional y el problema es que está convirtiendo a nuestro país en una ínsula donde nos regimos solos, sin intervención de tribunales internacionales, como sucede en Nicaragua, Venezuela o Cuba -aunque esa sí es una isla y ahí se hace lo que los Castro dicen-.
Los mexicanos debemos entender que dios nada tiene que ver en lo que nos pasa. Los responsables fuimos nosotros por no sumar a nuestra Constitución, una valoración psiquiátrica de los contendientes a dirigir el país. Por eso dios no ha salvado a Cuba, por ejemplo o a Korea del Norte, mas bien parece que ls hubiera abandonado.
La acción es la que nos va a librar de regímenes totalitarios, populistas y represores y nosotros estamos muy a tiempo de hacerlo si nos organizamos. ¿Qué nos impide no pagar impuestos?, ¿qué nos impide no pagar el recibo de luz y organizarnos con nuestros vecinos para que cuando lleguen los de CFE los mandemos a chingada junto con el peje?… ¡Hagámoslo!
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