Por Cipriano Miraflores

Afirmo en mi libro: La Operación Política: El Nuevo Príncipe, que los gobernantes deben cuidar siempre las consecuencias de sus decisiones políticas.

La decisión de López Obrador de controlar, mediante medios ilegales,los Poderes de la Unión: el Legislativo, el Judicial y al propio Poder Ejecutivo, la mayoría de los Estados de la Federación, al partido mayoritario y sus rémoras, el PT y PVEM así como una masa de ciudadanos beneficiarios de los Programas Sociales ,un acuerdo con el crimen organizado y control total de las autoridades electorales, nos plantea un escenario de la existencia de un poder Absoluto.

Este Poder Absoluto en manos de un ser humano muy emocional, poco racional, las cosas se complican. Los opositores al limitarse sus posibilidades de acceso al poder político, podrían tomar medidas radicales que polarizarian aún más a la sociedad mexicana.

Ya nos pasó en nuestra historia, la hegemonía del PRI originó grandes movimientos sociales como la de los médicos, ferrocarrileros, los estudiantes del 68 y la guerrilla, así como miles de muertos.

En 1977 el PRI entendió que tenía que abrirse a las oposiciones y planteó el régimen democrático, que desgraciadamente fue el vehículo para el arribo de un enfermo del poder como lo es López Obrador.

Regresamos al México de los años sesentas, con una enorme polarización que presagia momentos difíciles para nuestro país.

Ante esto, nos queda la organización de un movimiento cívico, plural, evitando los extremos.

Así las cosas, otra vez en septiembre con enormes movimientos.

Pero en vía de mientras sean rabiosamente felices.
Bahni

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