Por Cipriano Miraflores
La División de Poderes en realidad significa los poderes de la división. En los inicios de la época moderna, en Europa, los Estados se gobernaban por medio de la Monarquía Absoluta, es decir, el rey legislaba, aplicaba la ley y la ejecutaba, tal como lo quiere hacer AMLO y Claudia Sheinbaun.Sin embargo, la nobleza, la naciente burguesía y los campesinos consideraron esto un exceso, además, esta Monarquía Absoluta o absolutismo, estaba sujeta a la buenaventura, porque el poder del rey era hereditario, existía la posibilidad de que el poder cayera en las manos de un loco, de un desquiciado, como de hecho sucedió.
En razón de ello, las clases opositoras plantearon que ese poder absoluto debería de dividirse, que el que hiciere la ley, el que las aplicara y el que las ejecutara fueran instituciones diferentes, separadas, autónomas.
Montesquieu y Locke lo detallaron muy bien en sus obras. Esto, desde luego, fue una Revolución Política, que los reaccionarios López Obrador y Claudia Sheinbaun quieren violar en nuestro país. La restauración del absolutismo en México por la nueva mafia en el Poder es un despropósito.
Apenas tuvimos, menos de 30 años, de ejercicio de gobiernos con División de Poderes, que se llamó de gobiernos divididos, donde el Presidente no tuvo mayorías calificadas o absolutas como tampoco los gobernadores. Ahí íbamos avanzando, poco a poco, cuando arriba a la Presidencia de la República el señor López Obrador, entonces la burra torció el rabo.
Ahora, con mayoría calificada del régimen, como herencia, como en aquellos tiempos de absolutismo, quiere coronar a Claudia Primera como monarca absoluta de México.
Se dice que la historia se repite dos veces, primero como tragedia y luego como comedia.
Así las cosas, pero en vía de mientras sean rabiosamente felices.
Bahni