Por Cipriano Miraflores

Los gobernantes autócratas, por lo regular, buscan trascender en la historia de la humanidad y en la historia nacional. En algunos casos, se les convierte una obsesión, hasta llegar a la locura. Algunos de ellos se atreven a determinar que son el inicio de una Era, que con ellos se inicia la historia. Se sienten el Moisés, que son capaces de abrir de par en par el Mar Rojo. Son capaces de plantear una Nueva Biblia para señalar el nuevo camino del Pueblo.

La construcción de obras monumentales sin considerar costos y beneficios son su sello, no tienen economía de lenguaje que valga. Son los que andan preguntando por qué tal pueblo y región no les han levantado una estatua, su nombre en un puente o en una calle.

O como en Oaxaca, que escribirán con letras de oro en su Congreso el lema favorito del dictador: Primero los Pobres, cuando en su gestión aumentaron los más pobres. Este tipo de gobernantes son tremendamente ególatras hasta rayar en la locura. Si no hay obra, lo inventan con mentiras.

Así las cosas, pobre México con este tipo de gobernante populista y autoritario. Como él construyó la llegada de la nueva gobernanta, seguirá influenciando en este nuevo gobierno.

Bienvenidos al Maximato del Obradorato.
En vía de mientras sean rabiosamente felices.
Bahni

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