Por Cipriano Miraflores

Tanto Sun Tzu como Maquiavelo nos dejaron dos lecciones invaluables para la acción política que todo político no debe de desdeñar, que son 2 lecciones de los mil que contiene mi reciente libro: La Operación Política: El Nuevo Príncipe. Nos referimos a las lecciones:

Conócete a ti mismo y conoce a tu oponente.
Si quieres derrotar a tu oponente es necesario que te conozcas a ti mismo y conozcas profundamente a tu adversario.

Bajo estas dos lecciones, es necesario desnudar a fondo el régimen actual, que podemos llamar Obradorato, por el dominio central de Andrés Manuel López Obrador en este régimen.

La Constitución de la fuerza opositora está en proceso de construcción, sin embargo, al Obradorato podemos ya determinar algunos de sus elementos que iremos señalando por este medio.

Lo primero que observamos del Obradorato es su excesiva concentración del poder político en una sola persona, de tal manera que esta persona define al régimen. En la historia política del mundo y de nuestro país esto no es nuevo, lo observamos desde el Imperio Romano con el Cesarismo, en Italia con el Fascismo, en Alemania con el Hitlerismo, en España con el Franquismo, en la Unión Soviética con el Stalinismo, en Argentina con el Peronismo, en Venezuela con el Chavizmo, en Nicaragua con el Orteguismo, en Cuba con el Castrismo y en México con el Porfirismo.

El Obradorato en su naturaleza es profundamente regresivo, reaccionario, con la mirada en sí mismo y no en el futuro de los mexicanos.

Así, tenemos que estudiar estos regímenes políticos, de cómo nacieron, se desarrollaron y de cómo murieron, donde la violencia y la sangre de los ciudadanos no les fue ajena
Así que a los hombres libres y demócratas de México a construir el Movimiento Opositor que nos costará, como dijo el clásico, Sangre, Sudor y Lágrimas.

En vía de mientras sean rabiosamente felices.
Nhada le, nbanha shen banhe. (No existo más, soy ella, solo puedo ser si existe ella).

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