Francisco Alejandro Leyva Aguilar

He regresado de mis vacaciones y como lo comenté en una de mis últimas columnas, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), el pasado 15 de agosto, fecha fatal, le entregó a Claudia Sheinbaum Pardo su acta de mayoría que la califica como Presidente (CON E NO CON A), electa de los Estados Unidos Mexicanos.

Eso quiere decir que el primero de Octubre, si no sucede otra cosa, el peje habrá pasado a la historia, no solo como el PEOR presidente que haya tenido México sino porque él escogió a Claudia como candidata, le hizo la campaña, se gastó miles de millones de pesos del erario, se robó la elección y la hizo la primera presidente de México.

Claudia no llegó “por todas”, como ella dijo en su discurso, llegó por él, el gran elector que la escogió -y ya lo iremos viendo en el camino- porque pensó que eligiendo a esa mujer, él podría seguir mandando tras bambalinas desde su rancho en la chingada o desde el propio gobierno invitado por ella como un súper asesor.

Sin embargo habría que brindarle el beneficio de la duda a la primera presidente de México. Espero, como lo esperamos todos los mexicanos, que a partir de que recibió su constancia de mayoría, ella se asuma como la nueva presidente de este país, una que manda y que sabe que el poder no se comparte, una que debe tomar decisiones muy complicadas desde ya para evitar el colapso de la economía.

Debe ser una presidente que entienda el problema de la sobre representación, no como el cumplimiento de un capricho del peje para cambiar la Constitución a su modo, sino como anatema que le puede traer consecuencias funestas al país en todos los aspectos, desde el económico, hasta el social y político porque en los años venideros, lo que nos traerá es una revolución.

Claudia debe saber que es una presidente que, aunque obtuvo una cuantiosa mayoría de los votos a su favor, tuvo el apoyo ilegal de su mentor que está bajo serios cuestionamientos de haber recibido dinero ilegal y haber pactado con narcotraficantes que tienen al país bajo un yugo excepcional del que ella debe liberarse. Debe estar consciente de que toda la votación que obtuvo, es tan ilegal como el dinero que el peje le metió a su campaña y por tanto debe legitimarse ella misma con sus acciones.

Y ¿cuál debe ser la primera acción?, pues quitarse la bota en su cuello que le ha puesto el peje con todos los senadores, diputados y gobernadores que no la van a dejar hacer absolutamente nada que el peje no quiera. Ella debe demostrar que ES LA PRESIDENTE DE MÉXICO y eso ya no está a discusión, por tanto la que manda, la que tiene la última palabra, es ella y no el peje.

En cuanto asuma el primero de octubre la magistratura del país, debe dar golpes contundentes de timón, porque de lo contrario, los mercados internacionales, los países con los que México tiene relaciones comerciales, los inversores que aún confían en la rentabilidad del país, pueden voltear la cara a otro lado.

Si hay visos que el peje sigue mandando en México, la reacción de los Estados Unidos, nuestro mayor socio comercial, serán severas, graves y nada favorables para nuestra endeble economía; entonces si vamos a sentir el rigor de embargos comerciales e intervención en materia de seguridad, por eso la detención del Mayo Zambada y Joaquín Guzmán López.

Por tanto Claudia Sheinbaum debe asumir su responsabilidad como la primera Presidente de México, desde ya, haciendo lo conducente para que el país no pierda credibilidad en los mercados y tampoco mande un mensaje de sumisión al régimen que termina. Claudia ES y por tanto los mexicanos -como lo hicimos en un principio con el peje- debemos creerle y ayudarla, no hay de otra.

Si el peje se robó la elección, sí cometió fraudes, si dispuso todo el poder para hacerla presidente, eso ya quedó en el pasado. Me parece que hasta la oposición está consciente de que no es conveniente para nuestra democracia, encuerar la actitud totalitaria y fascista del peje y al contrario, coadyuvar con el nuevo régimen que empieza este primero de octubre para que a todos los mexicanos nos vaya bien.

La reconciliación de la sociedad debe ser la segunda y decidida acción de Claudia para legitimarse en el poder. Una cosa es ser Presidente legal y otra Presidente LEGÍTIMA.

@leyvaguilar
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