El Zumbido del Moscardón
Francisco Alejandro Leyva Aguilar
Muy publicitada la Guelaguetza del lunes pero no por el esplendor de la máxima fiesta indígena de Latinoamérica, sino por los escándalos de corrupción al interior del gobierno del estado.
Dos imágenes le dieron la vuelta al mundo. La primera que por cierto publiqué ayer pero me faltó explicar, donde podemos ver al “gobernador”, así en minúsculas y entre comillas Salomón Jara, acompañado de la Secretaria de Turismo Saymi Pineda a su lado y atrás, relegada a un segundo plano, Irma Bolaños Quijano, cónyuge del mandatario y presidenta honoraria del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF).
En esa misma imagen, también puede verse a la representante de la diosa Centéotl Juana Hernández, originaria de Santiago Juxtlahuaca en la mixteca oaxaqueña, cubriéndose de la lluvia con un hule, como acostumbran en los pueblos originarios, mientras al zapoteco, un siervo le sostiene un paraguas para que no se moje… no se vaya a encoger.
Claro que el enanismo político de Salomón Jara tiene origen en sus genes. Nunca se puso a revisar los videos de los anteriores mandatarios que incluso humedecían sus humanidades bajo las benditas aguas de las lluvias de julio que enverdecen los Valles Centrales. Igual y si se baña en lluvia, se le podría quitar un poco lo soberbio.
La imagen de Salomón Jara con su esposa -la mamá de sus hijos- detrás de él, me recordó una fotografía que vi hace algunos años en una comunidad de Oaxaca: un hombre, montado sobre un burro y atrás una mujer caminando, mecapal en la frente y cargado un hato de troncos. Esa es la imagen pura de la misoginia.
Tal vez por eso, Salomón Jara, no atendió las súplicas que le hizo la cineasta mixteca Ángeles Cruz en la Guelaguetza, para detener la masacre en su comunidad natal Lázaro Cárdenas perteneciente al municipio de San Miguel el Grande en el Distrito de Tlaxiaco, donde el pasado 17 de julio un grupo de hombres armados irrumpió quemando casas y prendiendo fuego a las montañas.
Esa fue la otra imagen que le dio la vuelta al mundo porque Ángeles Cruz se manifestó pacíficamente en la Guelaguetza y fue bloqueada por los guaruras del gobernador que hizo oídos sordos a la exigencia de justicia que la actriz Mixteca le hizo en público en donde le exigía que la Fiscalía del Estado hiciera su trabajo ejecutando las órdenes de aprehensión al grupo delictivo.
Ángeles Cruz fue muy directa al señalar a la comunidad de Llano de Guadalupe Tlaxiaco de ser los actores materiales de la matanza que tuvo lugar hace un año y donde el hermano de la actriz, perdió la vida en una emboscada. La valiente mujer le dijo a Salomón Jara que, si no puede con el cargo, ¡QUE RENUNCIE!.
La Guelaguetza, es una fiesta indígena que año con año reúne a miles de personas, no solo en la rotonda de la azucena, sino a través de transmisiones que se repiten para un gran número de espectadores en todo el orbe y hay ojos que se dan cuenta de todo lo que pasa. Un reportero estaba -como deben estar todos los reporteros- en el momento y en el lugar adecuados para darse cuenta de la denuncia de Ángeles Cruz y decidió darle voz.
Otra vez, los guaruras del gobernador nos hicieron ver a los oaxaqueños el talante agresivo e intolerante del zapoteco. Edwin Hernández un foto reportero que cubrió el momento, fue agredido, sacado a empellones del auditorio y destrozada su acreditación para cubrir las fiestas de julio en Oaxaca.
Súmele a eso que la lana que se gastaron en pintar las vialidades de Oaxaca para la máxima fiesta fue diluida por las constates lluvias registradas en estos días en la capital. Si se iban a tranzar una lana haciendo flujos de efectivo con empresas que tienen una sola dirección allá por el rumbo de trinidad de las huertas ¿por qué no compraron por lo menos materiales de buena calidad?
Los problemas en Oaxaca son muchos como para que el “gobernador” haga de la fiesta del pueblo, una fiesta particular. De entrada hay 162 feminicidios en el estado, un incremento de casos de dengue de 500 por ciento, hospitales saturados, incapacidad del sistema de salud, abate caducado y una insoportable soberbia que va a causar muchos problemas entre comunidades.
Tiene razón Angeles, si no puedes Salomón, ¡RENUNCIA!, es lo más digno.
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