Francisco Alejandro Leyva Aguilar

Julio mes de la Guelaguetza en Oaxaca y parece que todos los sectores de la población ya se están preparando para la máxima fiesta indígena de américa latina. Se respira en las calles de nuestra capital ese olor a fiesta, alegría, convivio, hermandad y cooperación que es nuestra fiesta única en el mundo y no es para menos. Los oaxaqueños, sobre todo los prestadores de servicios esperan con ansia la llegada de estas fechas porque la derrama económica es mayúscula.

Sin embargo este año tenemos algunos problemas con la llegada de los turistas y casi todos causados por la indolencia de un gobierno al que le preocupa más sus invitados especiales (VIP) que, por ejemplo, la salud de los oaxaqueños y por consiguiente de los visitantes.

Me extraña de Salomón Jara que haya licitado -con empresas patito- poco más de tres millones de pesos para la atención de esos invitados VIP, cuando en gobiernos anteriores, él mismo despotricó al decir que la Guelaguetza se había “comercializado”, que la esencia de las fiestas oaxaqueñas, gobiernos del PRI la habían “prostituido” y hoy, él está haciendo lo mismo.

Sabemos cuánto le va a costar al erario, la atención a los invitados especiales de Salomón Jara, tenemos una idea de lo que nos costaron ya unas enormes estatuas que mandó pedir el gobierno del estado para exhibirlas en el centro de la ciudad, no conocemos el sobre costo del bacheo de calles y la pintura de las mismas, pero aun así, seguramente la derrama económica será buena para los prestadores de servicios y la tranza de algunos servidores públicos, también.

El problema es que la Guelaguetza se llevará al cabo con, por lo menos, dos restricciones: la primera y la más importante es el aumento de 500 por ciento en los casos de dengue en Oaxaca capital y en municipios conurbados, más de un millar de personas hospitalizadas por el incremento de los casos de esta enfermedad y sin que los servicios de salud (SS) y la jurisdicción sanitaria, hayan podido hacer nada porque debido al austericidio en salud, usaron según reportes extraoficiales, abate caducado.

El otro asunto, es la recomendación que el Gobierno de Estados Unidos le hizo a sus conciudadanos para que no viajaran a algunos estados de México, Oaxaca incluido en la recomendación, porque los niveles de violencia han ido creciendo a lo largo de estos escasos dos años que lleva el gobierno de Salomón Jara.

Diario hay de uno a tres ejecutados en distintas partes del estado y por tanto, el gobierno de Joe Biden considera que es peligroso viajar a Oaxaca, un tanto por la criminalidad y otro tanto por la inseguridad sanitaria. No hace mucho los SS del estado declararon que el aumento de los casos ha sido sustancial y reconoce que “hubo una mutación del mosquito” y además supone que el aumento tiene que ver “con la migración de centroamericanos que pasan por el estado” (¿?).

Lo cierto es que el gobierno del estado en vez de resarcir el problema, gasta millones de pesos del erario, en frivolidades como la atención de invitados especiales o la renta de las estatuas espectaculares en vez de garantizar la estancia de los visitantes -de todos- y de los propios oaxaqueños.

Este claro, no es un gobierno de “austeridad republicana”. Salomón Jara debería seguir el ejemplo del Benito Juárez, el mejor zapoteca que hemos tenido.

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