Francisco Alejandro Leyva Aguilar
Felicidades a Caty, mi bella sobrina que se nos adelantó al cielo y se convirtió en polvo de estrellas, hoy en el día en que fuera su cumpleaños número 55.
Hizo bien Carlos Loret de Mola en tomarse dos mese de vacaciones porque es un periodista perseguido y el referéndum del dos de junio, lo pone en una situación muy compleja, no solo a él sino también al medio que lo cobijó después de su salida de televisa.
Latinus se convirtió a lo largo del sexenio de López Obrador en un espacio muy incómodo para el obradorato y Carlos Loret en un periodista que nos reveló -quién sabe cómo- los videos de los hermanos del presidente recibiendo dinero sucio, presuntamente del erario chiapaneco, los nexos de empresarios que se hicieron multimillonarios de la noche a la mañana por contar con la bendición de los hijos de López.
Nos reveló los escándalos de José Ramón y su casa gris, las influencia de Andy para hacerle llegar contratos a sus más cercanos y la red de complicidades de los hijos de Obrador con los altos funcionario de Pemex, la Secretaría de Salud y hasta la Secretaría de la Defensa Nacional.
Y dirán los amlovers y morenistas que de nada sirvió porque el dos de junio, 35 millones de mexicanos votaron porque continúe el desmantelamiento de las instituciones de México a pesar de todos los escándalos de corrupción, nepotismo e ineficiencia del gobierno de López Obrador que la oposición no supo o no quiso aprovechar.
Claro que el trabajo periodístico de Carlos Loret y su equipo de investigación, ahí queda para la posteridad y no es un trabajo cualquiera porque es un periodista que expuso su nombre y su reputación enfrentando al poder que hoy lo sigue y lo persigue. Carlos tiene seguimiento permanente no solo de la Secretaría de Hacienda, sino hasta del ejército.
El periodista, como muchos otros periodistas conscientes, ya no van a tener tampoco la posibilidad de seguir la ruta del dinero. El gasto público ya no podrá ser consultado desde órganos autónomos como el Instituto Nacional de Acceso a la Información (INAI) que seguramente desaparecerá en este sexenio por venir.
¿Cómo seguir al ruta de erario sin un Instituto de transparencia y rendición de cuentas?, ¿cómo investigar los desvíos de recursos sin la protección de los datos personales?, los periodistas vamos a tener que hacerle como en la época del PRI de los ochentas, cuando comunicadores como Manuel Buendía, platicaban en corto con choferes y secretarias de funcionarios en le poder.
Todos recuerdan el día que lo mataron un 30 de mayo de 1984 al salir de su oficina en el cruce de las avenidas Insurgentes y Paseo de la Reforma hasta donde se le acercó un tipo que fue identificado como Rafaél Moro Ávila, ex agente de la desaparecida Dirección Federal de Seguridad que comandaba en ese sexenio de Miguel de la Madrid, el controvertido José Antonio Zorrilla Pérez.
Investigar al poder es peligroso. Pero investigar a un poderoso como López es doblemente peligroso porque la personalidad pendenciera del tabasqueño, puede exacerbarse al grado irreverente de la venganza. López es una persona rencorosa y vengativa en todos sus niveles de pensamiento y acción, por eso va por la reforma el poder judicial, no por una convicción férrea, sino por venganza.
Por eso es prudente la distancia de Carlos Loret, quizá cuando regrese, lo haga con nuevos bríos y con otra persona distinta al peje sentada en la silla del águila, aunque es un hecho incontrovertible que el peje, a pesar de que ya bailó, no se quiere sentar y desea seguir siendo el protagonista de la fiesta.
Carlos y todos los periodistas incómodos al poder, deben de tener mucho cuidado porque vamos hacia el autoritarismo total, pero tampoco hay que renunciar a la verdad.
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