Francisco Alejandro Leyva Aguilar
En Noviembre de 2023, en una entrevista para el grupo fórmula, el hoy repudiado ex ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) Arturo Saldivar Lelo de la Rea, objetó la elección de jueces y magistrados por la vía del voto popular. Entonces aún le quedaba un viso de conciencia que ya ha perdido totalmente.
Lelo de la Rea ya tiene metido en la sangre y en la médula de los huesos el virus del obradorato porque será quien encabece el atentado contra una institución a la que sirvió, mal por cierto, obedeciendo en el sexenio de López, todos los caprichos jurídicos que el peje le ordenó.
Arturo Saldívar -le voy a quitar el Lelo de la Rea porque está visto que no tiene madre- dijo a Ciro Gómez Leyva en 2023: “CREO QUE NO SERÍA ADECUADO SOMETER A ELECCIÓN POPULAR A JUECES Y MAGISTRADOS, PORQUE ELOS VIENEN DE CARRERA JUDICIAL, ELLOS ESTÁN EN ESTOS LUGARES A TRAVÉS DE UNOS CONCURSOS DE OPOSICIÓN MUY ESTRICTOS, MUY RÍGIDOS, SU VIDA ES EL PODER JUDICIAL, TIENEN UNA CARRERA, UNA VOCACIÓN AHÍ, A MI ME PARECE QUE NO SERÍA VIABLE, NI SERÍA ALGO POSIBLE NI PLAUSIBLE TRATAR DE GENERAR QUE MÁS DE MIL QUINIENTOS JUZGADORAS Y JUZGADORES, SEAN ELECTOS POPULARMENTE”.
Poquito después ya había cambiado de opinión y además fue nombrado por la hoy presidenta electa Claudia Sheinbaum, el artífice de la reforma al poder judicial cuyo espíritu es justamente quitarle al poder judicial, la posibilidad de tener entre sus filas a profesionales del derecho y poner en su lugar a personas que -más allá del perfil profesional- cumplan a rajatabla requisitos políticos.
Dice Yuval Noah Harari, el autor de los tres libros contemporáneos más vendidos en el orbe (Sapiens, Homo Deus y 21 lecciones para el siglo XX!) y con el cuál coincido plenamente, que el liberalismo supone que los humanos debemos hacerle caso a nuestro libre albedrío más que al raciocinio, luego entonces asegura que los referéndums y los plebiscitos tienen que ver más con los sentimientos humanos que con la racionalidad humana.
En ese sentido Yuval Noah dice que “si la democracia fuera un asunto de toma de decisiones RACIONALES, no habría ninguna razón para conceder a todas las personas, los mismos derecho de voto o quizá ningún derecho de voto, -porque- existe evidencia sobrada de que algunas personas están más informadas que otras y en especial cuando se trata de cuestiones económicas y políticas específicas”.
En otros Zumbidos yo mismo he escrito que una reforma electoral no debe basarse en la elección de los consejeros del árbitro electoral, es decir si son escogidos por el voto popular, sino en la calidad del voto razonado, por tanto no todas las personas deberían de tener una credencial de elector, sino más bien una licencia -como la de conducir- producto de un riguroso examen como el que los jueces y ministros están obligados a hacer en la carrera judicial.
Todas las elecciones en México han sido decisiones tomadas con los sentimientos y no con la cabeza pero el clímax de este torrente de sensaciones, la vivimos en 2018 cuando México votó por el peor presidente que ha tenido, por eso no podemos arriesgarnos a elegir a los consejeros del árbitro electoral y mucho menos a jueces y magistrados del poder judicial por la vía del voto popular ¿qué le espera a México si eso sucede?
El referéndum o consulta popular que organizó caprichosamente Andrés para determinar la clausura del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM), fue quizá y en boca del arquitecto económico Carlos Urzúa (qepd), uno de los errores más grandes que cometió el gobierno del peje. De los 200 mil changos que votaron, me atrevo a pensar que ninguno de ellos se ha subido nunca a un avión.
¿Qué nos espera su jueces y magistrados son electos por el voto popular?, pues sencillo, las propuestas a esos cargos de elección popular van a estar apadrinadas no solo por empresarios corruptos, sino también por capos de la droga y crimen organizado de tal suerte que nuestro país se convierta en un paraíso criminal, igual que las Islas Británicas son un paraíso fiscal.
Ojalá Arturo Saldívar recapacite, incluso por su propio bien.
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