HOMILÍA DE MONS. PEDRO VÁZQUEZ VILLALOBOS, ARZOBISPO DE ANTEQUERA OAXACA
2 DE JUNIO DEL 2024
Les agradezco que estén dedicándole este momentito a Dios y vuelvo a insistir, están aquí, no porque no tengan qué hacer otras cosas, sino porque saben que el día domingo le debemos dedicar a Dios un momentito.
En los mandatos divinos está el tercer mandamiento de la Ley de Dios, que dice: santificar los días de fiesta y este es un día de fiesta, porque es el día en que celebramos la Resurrección.
Nosotros no guardamos el sábado, guardamos el domingo, porque el domingo el Señor resucitó, y hemos venido aquí, a vivir esa Resurrección de Nuestro Señor, a encontrarnos con Su Palabra y a encontrarnos con el alimento de Su Cuerpo y Su Sangre, y necesitamos esos dos alimentos, la Palabra Divina y el Cuerpo y la Sangre del Señor.
Necesitamos ser iluminados por la verdad de Dios y necesitamos ser alimentados por el mismo Dios que nos da Su Cuerpo y Su Sangre y eso lo vivimos en la Celebración Eucarística.
Somos, como dice la Segunda Lectura, unas vasijas de barro, que necesitamos de la fuerza divina. En la vida hay muchas pruebas, hay muchos momentos de dificultad, en lo personal, en lo familiar, en lo comunitario y no podemos nosotros enfrentarnos a esas realidades sin la fuerza de Dios, porque nosotros estamos muy limitados, muy limitados.
Cualquier dolorcito nos dobla y lo primero que sale de nosotros en ese dolorcito que sentimos es: “Ay, Dios, ay Dios, ay Dios”… Es una reacción muy nuestra, y cuando platicamos lo que nos está pasando, pues solemos expresar unos quejidos… ¿por qué se queja tanto, oiga? “pues porque me está doliendo, si no me doliera, no me quejaba, pero me duele”… y cuando tenemos una vivencia de fe, le decimos al enfermito: “Dios está aquí, con usted. Dios lo va a fortalecer, Dios lo está ayudando, Dios le concederá la salud, Dios lo va a sacar adelante”… y a veces escuchamos del mismo enfermito esas expresiones: siento mucho dolor, pero se lo ofrezco a Dios. Estoy sufriendo, Dios permite que sufra, que reciba mi sufrimiento.
A veces somos evangelizados por la persona que sufre, somos evangelizados. Queríamos levantar el ánimo a la persona y ella se adelanta y nos levanta el ánimo a nosotros al expresarnos cómo está viviendo ese momento, con alegría, con fuerza, con esperanza, pero siempre está ahí el auxilio divino, siempre siente la presencia del Espíritu Divino en su interior.
Aquí quiero decirle, en esos momentos en que usted es probado, en esos momentos de sufrimiento y de dolor, encuéntrese con Dios Espíritu Santo que está en su interior, que vive en su corazón y exprésele la necesidad de ser fortalecido por Él, fortalecido, para que esa vasija de barro no se rompa, no se quiebre ante la prueba. Se mantenga así, con esa fragilidad humana, pero con esa grande fortaleza divina, que nos da el sentirnos unidos al Espíritu Divino.
Todos seremos probados, en diferentes momentos y, ahora, no se mida usted en ese hacer el bien, porque eso es lo que nos permite Dios. Dios no nos permite hacer maldades, sólo nos permite hacer el bien.
El Señor Jesús cuestionó a los fariseos, ¿qué está permitido hacer en sábado? ¿el bien o el mal? ¿salvarle la vida a un hombre o dejarlo morir? ¿qué está permitido, una cosa u otra? ¿y qué dice el Evangelio? Que no respondieron, se quedaron callados, porque la respuesta de ellos tenía que ser: lo que está permitido es hacer el bien y si respondían ellos eso, estaban con Jesús, si respondían que no, ellos mismos se estaban cortando el cuello, no podían, no podían responder que no, pero no quisieron responder: sí, lo único que está permitido es hacer el bien, aunque sea sábado… no contestaron… ¿y qué dice el Evangelio? Que el Señor los miró con ira y con tristeza, ¿por qué? Porque no querían entender, no querían entender.
Espero que usted sí quiera entender que lo que tenemos permitido a lo largo de toda la vida es hacer el bien, no se le olvide, eso es lo que tiene permitido y si tiene permitido hacer el bien, no deje de hacerlo, no vaya a tener la actitud de fariseo: es día domingo, día dedicado al Señor, no puedo hacer nada en favor de los demás… mira pues, eh, salió muy santito, pero no vive la santidad. Alguien necesita de usted y no quiere ayudarlo.
Un enfermito necesita de su visita hoy domingo y no va, porque es domingo, es día de descanso… no, vaya, vaya, es un bien, es una gracia, es una bendición que usted llegue.
Entonces, no ande haciendo cuentas y pensando si hace el bien o no lo hace. Hágalo, hágalo, no se lo piense, no deje de hacer todo el bien que pueda, sea el día que sea y sea a la persona que sea, a este sí le hago el bien y a aquel no, no haga menos a otros. Usted le está haciendo el bien a Nuestro Señor en la persona de él, en la persona de ella, en la persona de las personas con quienes nos encontramos. No se mida para hacer el bien nunca, nunca.
¿Usted ya fue a votar? Yo, no, no he ido. Pero ahorita, terminando la misa, voy a ir, voy a ir. Me dicen que son las filas larguísimas, pues hay que hacer fila, todos hay que hacer fila. Hacemos fila para los espectáculos, para la Guelaguetza, unos se van desde la noche anterior a hacer fila para poder entrar y mira, ahora no quieren hacer fila, ah, pues es que no es divertido… Es un deber que tenemos que cumplir, yo sé que algunos ya traen ahí una manchita en su dedo, allá ya levantó un dedo, aquí otro, otro… miren qué bien, qué bien, les aplaudo, allá están más dedos levantados, bendito sea Dios, bendito sea Dios y los que no levantamos nuestro dedo, pues hay que ir, que está haciendo calor, sí, sí, pero hay que ir, hay que ir.
Yo voy a ir a la 556, ¿usted a cuál? ¿a la misma? Allá nos vemos, allá nos vemos, a emitir nuestro voto, es un bien, es un bien. Si nosotros dejamos de emitir nuestro voto, no estamos haciendo bien las cosas, como ciudadanos, no las estamos haciendo bien y aquí nos dice Nuestro Señor que nos dediquemos a hacer el bien, aunque sea domingo. Entonces, vayamos a hacer el bien, vayamos a hacer la fila, vayamos a emitir nuestro voto, vayamos a elegir a nuestros gobernantes con toda libertad y con toda conciencia, por el que usted quiera votar, porque usted es libre, por el que usted quiera, usted sabrá, que nadie le diga por quién, usted decida y punto, y punto, pero tampoco nos peleemos, tampoco nos peleemos, porque gana este y pierde aquel, no nos peleemos, tenemos que vivir en la armonía, en la paz, en nuestros pueblos, ¿por qué pelearnos?… ganó esta planilla y perdió aquella ¿y? respetemos y en el caminar pues hay que decirle: “oiga, pues está gobernando mal” ya nos tocará eso, pero si no nos mancharon el dedito ¿cómo decimos: está gobernando mal?, no tenemos derecho, porque no elegimos. Hay que ir a elegir, hay que ir a elegir.
Que Dios Nuestro Señor nos acompañe en este inicio de mes, también. Que la Divina Providencia se siga manifestando en el esfuerzo, en la salud, en los recursos que nos va dando Dios por nuestro trabajo, que nos proteja, que nos defienda del mal, que nos auxilie en nuestras necesidades, que nos llene de fortaleza en las pruebas, todo eso ser lo tenemos que pedir a Dios en el inicio de este mes y que Nuestra Madre, la Santísima Virgen, sea la intercesora ante Su Hijo, Jesucristo, para que nos alcance las gracias y bendiciones que nos hacen falta a todos nosotros.
Feliz domingo para todos, feliz domingo y feliz mes.
Dios los guarde en Su Santo servicio.
Que así sea.