Francisco Alejandro Leyva Aguilar

¡Qué calor!… ¿atípico?, me parece que no. Lo que estamos viviendo es una consecuencia fatal de la negligencia de las grandes potencias mundiales por detener la emisión de gases de efecto invernadero y de las pocas acciones que hemos hecho como humanos.

Culpables somos todos y quizá más los que tenemos conciencia de lo que está pasando y no hacemos absolutamente nada para remediarlo y me van a decir que las personas comunes y corrientes sin ninguna autoridad, no pueden hacer mucho y les diría que por lo menos podemos inconformarnos contra nuestras autoridades.

He tenido la dicha de crecer en medio de árboles, arroyos y nacimientos de agua en la zona cafetalera de Pluma Hidalgo, aquí en Oaxaca, un lugar paradisiaco que es una montaña frente al litoral marino, así que esas alturas están bañadas constantemente por lluvias de agua que se evapora del mar y cae en torrentes cristalinos en esa región donde se produce el mejor café del mundo.

Fue ahí donde los habitantes se comenzaron a dar cuenta del cambio climático ya desde hace algunas décadas porque comenzaron a ver especies de aves sobre todo, que en años previos no se veían sino en latitudes de menor altura y con la llegada de esos intrusos, también se percataron de la extinción de otros. Por ejemplo, la urraca que es un pájaro propio de la costa que habita ya los 1000 metros sobre el nivel del mar (msnm), cuando antes no había.

Otra especie de plantas fungis que no prosperaba en esas latitudes, ha secado prácticamente los cultivos de café pluma, me refiero a la roya del cafeto que cuando tuvo su auge en los años setenta y ochenta, solo afectaba a plantaciones por debajo de los 600 msnm, Pluma Hidalgo era lo suficientemente frío como para que ese hongo no afectara las plantaciones.

Hoy las condiciones de sequía y humedad relativa tienen al café pluma en crisis de producción por la infestación de la roya del cafeto y desgraciadamente el desconocimiento y la falta de investigación, están haciendo que los cafeticultores siembren otras variedades de café para satisfacer la demanda del grano pero sacrificando la calidad de un grano que le dio prestigio a México entero.

Podría dar un discurso de la pérdida del permafrost en Groenlandia, o de descongelamiento del glaciar Perito Moreno en la Patagonia pero de nada serviría para ejemplificar lo que pasa en medio del mundo y aquí hemos visto cosas que nunca pensé que vería.

Jamás en mis casi 6 décadas, había visto un incendio en Pluma Hidalgo. La población, como dije está en la punta de un cerro que es el nacimiento de dos cuencas hidráulicas, la del Río Copalita y la del Río Tonameca, ambas corrientes muy importantes que abastecen de agua a comunidades como Pochutla y Huatulco.

Esta semana fuimos testigos de un incendio en esas latitudes y sucedió porque la otrora permanente humedad de la zona se ha perdido y eso provocó que un descuido humano o los intensos calores, prendieran la mecha del infierno que, gracias a los habitantes de la zona, pudieron contralar ya en un 80 por ciento.

El clima ha cambiado y parece que ya no podemos hacer mucho porque hemos llegado a un punto de no retorno. Si lo que estamos viendo con la proliferación de incendios por todas partes nos espanta, espérense a ver en el pandemónium que hemos convertido a la tierra. Ya vienen los huracanes, a ver quién los detiene.

@leyvaguilar
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