Francisco Alejandro Leyva Aguilar
Siguiendo con el tema del Cambio Climático y las a acciones que estamos llevando al cabo para revertirlo, ayer me encontré con una brigada del Partido Verde Ecologista de México (PVEM) en las calles de Oaxaca y entiendo que andan en todo el país.
Por curiosidad me detuve y les pregunté: por favor díganme UNA ACCIÓN que los candidatos del PV tienen para revertir el cambio climático y me contestó una muchacha a la que todos voltearon a ver, era la más pispireta del grupo y, después de titubear un poco, me respondió ¡VAMOS A SEMBRAR ÁRBOLES!.
Claro que sembrar árboles, cuidarlos, regarlos y procurar que lleguen a la adultez, es una acción que favorece al detenimiento del cambio climático porque, como decían las abuelitas “los árboles llaman la lluvia” y en términos científicos y técnicos, las plantas producen oxígeno, un gas que puede detener el efecto invernadero de gases como el Dióxido de Carbono (CO2) que están calentando la tierra.
El problema fue que la acción, me la dijo una activista. Una mujercita que iba con una bandera del verde, repartiendo un folleto que, por ningún lado dice que hay que sembrar árboles, es decir, me lo dijo alguien que quizá entiende un poco de lo que hay que hacer, pero no como una propuesta de reglamentación legal, mucho menos como una propuesta de iniciativa o una política pública.
Jamás me dijo que lo iban a hacer en un territorio determinado, nunca me dijo cómo le iban a hacer para cuidarlos y regarlos hoy que estamos en Oaxaca -y en todo el país- en un estiaje asfixiante, no me dijo cuánto presupuesto era necesario para el traslado de las plantas, desde qué vivero, qué clase de plantas y qué abono se necesitaba, solo se le ocurrió decir ¡VAMOS A SEMBRAR ÁRBOLES!
Seguro estoy que ninguno de los candidatos del PVEM tiene una respuesta para determinar qué hacer en pro de la protección de la atmósfera por la acción de los gases de efecto invernadero, ninguno de los candidatos al Senado, a la Cámara de Diputados Federal o Local, ni por separado ni en conjunto, tiene una propuesta seria que pueda ser elevada a rango de ley, para tratar -una sola iniciativa no podría- de frenar el cambio climático.
Alguien me dijo sarcásticamente que en cada bache de la ciudad, los del PVEM, sembraran un árbol, en vez de estar repartiendo panfletos y ondeando banderas de plástico con palos de madera, porque una bandera de esas representa una inconsciencia ecológica monumental.
Es obvio que los “ecologistas” tiene de verde solo su color de campaña, pero los gobiernos de otros partidos no se salvan. La tasa de deforestación en México es actualmente de 208 mil 850 hectáreas por año y con la deforestación criminal de la selva Maya causada por el tren que por cierto se acaba de descarrilar, la tasa subió hasta representar el 0.5% de la superficie total forestal, estimada en 66.6 millones de hectáreas, según datos de la Comisión Nacional Forestal hasta diciembre de 2021.
Claro está que el Tren Maya, uno de los caprichos del “presidente”, contribuyó con la estadística de deforestación cuando él prometió que la obra NO DERRIBARÍA UN SOLO ÁRBOL… el daño ecológico, no solo a nivel foresta sino también en mantos acuíferos, ha sido devastador y a pesar de que hay restricciones de ley para que continúen con la matanza de árboles y la destrucción del hábitat de especies endémicas.
Es lógico que si la propia autoridad viola las leyes ecológicas, hay millones de talamontes en el país que se encargan de comercializar decenas de millones de toneladas de árboles, muchas veces en aserraderos clandestinos y sin que nuestros flamantes diputados y senadores de todos los colores, hagan algo para frenar el ecocidio nacional que más bien es un suicidio porque las consecuencias ya las estamos pagando nosotros mismos.
Aquí en Oaxaca uno de los problemas mas graves que estamos padeciendo por el aumento inusual de la temperatura, son los incendios forestales.
Solo de enero a marzo de 2024 se han registrado en Oaxaca 45 incendios forestales, tres actualmente activos en los que han perdido la vida al menos 5 personas y las temperaturas más altas, apenas las vamos a vivir. Con mucho 2024 será el año más caluroso del que tengamos memoria.
Los políticos están ciegos ante el calentamiento global, los ciudadanos somos apáticos, los científicos se preocupan; pero los que tiene que tomar decisiones, ni siquiera sienten presión de la sociedad, por eso debemos alzar la voz, necesitamos exigir que ya no se refine petróleo, que ya no quememos carbón, que le apostemos a las energías limpias, de lo contrario, las consecuencias las pagarán las próximas generaciones y nosotros seremos enteramente responsables.
@leyvaguilar
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