Francisco Alejandro Leyva Aguilar
No hay mal que dure cien años ni pueblo que los aguante y eso le está pasando a Cuba. Tras 65 años de dominio de la dictadura izquierdista de Fidel Castro, parece que los cubanos de la isla ya han despertado si se me permite el término, porque más que reaccionar, los está despertando el hambre y sed.
Leí hace poco una nota de una madre en Ohio Estados Unidos que, sin importarle el destino de su hija, se fue de vacaciones 10 días abandonándola en su casa, en una cuna en la que la bebé murió de inanición y sed, entre sus propias heces y su orina. Kristel Candelario fue sentenciada a cadena perpetua por la muerte de la menor Jailyn que pereció mientras su madre viajaba por Detroit, Michigan y Puerto Rico.
La analogía la hago porque, guardadas todas las proporciones, el gobierno de la dictadura cubana, ha abandonado a su pueblo mientras los líderes del partido comunista, andan de vacaciones visitando países afines a la dictadura y atendidos como héroes por naciones retrógradas como Nicaragua, Venezuela o nuestro propio México.
Los cubanos celebran su revolución el 26 de julio de 1953, porque fue una fecha en que Fidel Castro inició el “movimiento libertador”, pero fue hasta el 31 de diciembre de 1958 que pudieron derrocar el régimen tirano y autoritario de Fungencio Batista en el cuál por lo menos tenían que comer, para instaurar uno de terror, de persecución política, de pobreza y por supuesto de hambre.
El movimiento 26 de julio, luego de derrocar al régimen de Batista, se transformó en lo que hoy conocemos como Partido Comunista de Cuba, que a la vuelta de 65 años ha tenido solo tres presidentes -si es que se le puede llamar presidente a un dictador- Fidel Castro Ruz, su hermano Raúl Castro Ruz y últimamente Miguel Díaz-Canel.
Fidel ejerció gran influencia, casi hipnótica en los comunistas latinoamericanos, por eso pudo soportar el embargo económico de Estados Unidos a la isla, primero con el apoyo de la URSS, luego de Rusia, de China y de regímenes totalitarios como el de Hugo Chávez en Venezuela que le entregó toda la riqueza petrolera de ese país a Cuba, por hipnotismo comunista. Hoy, México es uno de los más grandes proveedores petroleros de la isla además de aportaciones de dinero, comida y despensas.
Pero México como Venezuela o Nicaragua, tienen sus propios problemas sociales y, al menos al peje ya no le alcanza para mantener a la isla y a sus ciudadanos por eso estamos viendo en estos días, una gran movilización de cubanos en las calles de la Habana demandando dos cosas: comida y energía.
“Patria y Vida” gritaron los cubanos hace una semana en una proclama que exige la instauración de una vida democrática y no el monopartidismo que vive la isla. Las protestas tienen que ver con la escasez de alimentos y medicinas, además de la depauperación de la economía de las familias cubanas. Obvio el dictador Miguel Díaz-Canel culpó a los “enemigos de la revolución”, sin precisar quiénes son, de utilizar las protestas “con fines desestabilizadores”.
Retórica obvia, cuasi pejista cuando se está ciego de poder y no se da cuenta que el pueblo tiene hambre. Cuba está al borde de otra revuelta social y es algo que no le gustaría ver al peje López Obrador que considera a Díaz-Canel, un humanista y a quien le prendió en el pecho la orden del Águila Azteca, en una acto que avergonzó al pueblo de México.
No hay mal que dure cien años y Cuba ya no aguanta el cáncer del comunismo.
@leyvaguilar
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