Francisco Alejandro Leyva Aguilar

Un 21 de marzo de hace 218 años en San Pablo Guelatao Oaxaca nació una leyenda: Benito Pablo Juárez García, indígena zapoteco, abogado por el Instituto de Ciencias y Artes del Estado, Gobernador y a la sazón de una revuelta a Ignacio Comonfort, es decir, un hecho circunstancial, Presidente de México.

Es el oaxaqueño más ilustre, pero en mi muy particular punto de vista, no el mejor, ni el más acertado, mucho menos el más inteligente o el más audaz, tampoco el mas proclive al indigenismo y mucho menos el mas oaxaqueño porque nunca regresó a su terruño. Paco Ignacio Taibo II, ese literato pelafustán de la cuatroté, escribió en 1992 un libro que habla del periplo juarista por todo México en una apoteosis a su figura que, por utópica rebasa la realidad. La lejanía del Tesoro se llama la novela.

No deja de ser una apoteosis muy modesta porque quien en verdad ensalzó a su cúspide la figura del “gigante de Guelatao”, no fue ningún escritorzuelo contemporáneo, sino su propio paisano, sucesor en la Presidencia de México y para todos, un dictador. Sí, Porfirio de Jesús Díaz Mori fue el verdadero creador del mito y la leyenda llamada Juárez, el Benemérito de las Américas. Si Juárez ES, fue porque Díaz así lo quiso.

Me ha gustado leer historia del mundo pero me encanta la falsedad con la que hemos vivido nuestra propia historia, desde la Independencia, pasando por la guerra de reforma, la intervención y hasta la misma revolución Mexicana, toda nuestra historia tiene una versión distinta y casi siempre la menos conocida, es la real… por eso es muy fácil vivir en “los otros datos” y eso el peje lo ha estudiado bien.

Cuenta una mentira, repítela mil veces y se hará verdad. Pero para crear un mito se necesita más que “otros datos”. Díaz necesitaba un héroe y qué mejor que fuese un oaxaqueño, uno que se echó en hombros el archivo de la nación y huyó por todo el país para que Maximiliano de Habsburgo no lo agarrara y le hurtara un tesoro literalmente de papel. Díaz lo necesitaba y lo usó y en el trayecto lo convirtió en el personaje que ahora es, hasta su hemiciclo le construyó.

A Juárez se le adjudica el apotegma mas famoso que hayamos tenido sobre la paz, pero no es de su autoría, es parte de Código Moral Masónico que a la letra dice “entre los individuos como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno, es la paz”, aunque si hubo frases célebres y lapidarias que pronunció porque fue un hombre muy letrado, instruido en una de las escuelas más importantes de América que fue el Instituto de Ciencias y Artes del Estado de Oaxaca (ICAEO) convertido en la hoy la devaluada Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca (UABJO).

Por eso me da mucha risa el peje cuando “resucita” a Juárez en la ceremonia de Xipe Tótec y se pone su piel morena para hablar de la justicia y de libertad, ambas palabras que en su choco diccionario, tiene connotaciones diferentes, otros datos que no son acordes con la realidad. Juárez solía decir “El verdadero héroe, es siempre el hombre que lucha por la libertad”, López es todo lo contrario, porque son sus cambios constitucionales, lo que quiere hacer, es suprimir las libertades.

Mientras Juárez decía “La paz no es un estado de quietud, sino un estado de justicia y equidad”, el peje revuelve México para crear dos bandos en donde no se aplica la justicia, se le brinda abrazos a los delincuentes, se libera a capos de la droga, saluda a la mamá de narcos y se empobrece más al mexicano.

Para Juárez “El trabajo es la única fuente de riqueza y logro personal”, pero para el peje ganar dinero es “aspiracionista” y por eso entrega dinero a la gente sin que trabaje para que le agradezcan a él, aunque el dinero sea de la nación. López degrada al mexicano a una dádiva en vez de darle trabajo y eso es lo más vil que puede decirse de un “presidente”, porque compra voluntades con dinero.

El Benemérito de las Américas decía “La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo”, pero el peje renunció a la educación y prefirió el adoctrinamiento para el que ocupa a retorcidas y trasnochadas mentes como la de Marx Arriaga que se siente dueño de la verdad y no es más que un ignorante anacrónico.

Y para acabar, Juárez decía “malditos aquellos que con sus palabras defienden al pueblo y con sus hechos lo traicionan”… ese puede ser colofón para la visita presidencial de este 21 de marzo del “presidentito” a Guelatao. Huaraches demasiado grandes de un zapoteco para un macuspano que no sabe de justicia y mucho menos de libertad.

@leyvaguilar
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