Francisco Alejandro Leyva Aguilar
¿Qué tan libre es el voto en México?, me parece que esa es una asignatura que ni Lorenzo Córdova con todo y su talante democrático visualizó y, por tanto no llegó a buscar una reforma constitucional que, de alguna manera garantizara la secrecía del voto en el momento más íntimo de un elector que es la urna.
Hace ya varias columnas publiqué una disertación que para muchos fue una tontería. Propuse en que la Reforma Electoral no contemplara el financiamiento del Instituto Nacional Electoral (INE), o que los consejeros fueran electos por voto directo de la ciudadanía y sugerí que la Reforma se centrara en lo que realmente es importante, es decir, el voto.
¿Qué pasa con el voto en México?, sencillo, se monetizó. Así que quien tenga más dinero, puede que tenga más votos y eso Andrés Manuel lo sabe muy bien, por eso las cantidades exorbitantes de dinero público en dádivas electorales y la creación de un ejército de vigilantes de que esas dádivas electorales se traduzcan en votos, para eso están los “cuervos” de la nación.
Esos serviles de Morena que no de México, pasan lista, revisan apoyos, llevan propaganda de Morena, de López y de la corcholata a las casas de las personas beneficiarias, amenazan con que si no votan por Morena ya no habrá más apoyos, cumplen esas promesas si se dan cuenta que los receptores de los beneficios económicos no votaron por el movimiento… son los celosos vigilantes de la política electorera de Andrés.
Por eso propuse que la reforma fuera específicamente para garantizar que el voto ciudadano fuese razonado y útil, es decir, que no hubiera una credencial de elector para votar, sino una licencia que detrás, tuviese exámenes psicológicos, psicométricos, de personalidad, de aptitud, de actitud, de condición social, de presión política, etcétera y de esa manera, dejar fuera al elector licenciado, de las dádivas electorales.
Pero bueno, eso es el mundo ideal. En el mundo de carne y hueso y sobre todo de esta “transformación” las cosas son diferentes y no pueden estar peor. El voto está condicionado a la dádiva electoral, está monetizado y por supuesto que, con las nuevas tecnologías, NO ES PARA NADA SECRETO.
Hoy, los partidos políticos y en especial los “cuervos” de la nación, utilizan los teléfonos celulares para que los electores tomen una foto de sus boletas para garantizar que votaron por quienes ellos les indiquen y de esa manera, al término de la emisión de su sufragio, cobran desde 200 hasta miles de pesos dependiendo del municipio y del candidato.
Esa práctica motiva además la llegada de dinero ilícito a las campañas políticas, dinero que no fue declarado al INE porque es en efectivo y que condiciona fuertemente el proceso democrático al suministro de recursos el día de la elección.
Por eso el INE -ya no es tiempo de una reforma electoral que lo prohíba- debe URGENTEMENTE llegar a un acuerdo en el seno de su Consejo General, para prohibir el uso de teléfonos celulares dentro de la urna, esa medida es de urgente resolución porque como ya sabemos, el peje tiene un ejército totalitario e inquisidor que estará atento a la evidencia de que los ciudadanos votaron a su favor.
¿Cuántos votos menos podría tener Morena y aliados si se prohíbe el uso de teléfonos celulares en la urna?, esa es una pregunta que ya debería estar haciéndose la oposición
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