Francisco Alejandro Leyva Aguilar

Ya sabemos que a López le urge inaugurar obras porque estamos en año electoral y para no quedar nunca mal con su palabra, aunque esas obras no estén terminadas. Lo hizo con el Aeropuerto Felipe Ángeles que no despega, lo hizo con la Refinería de Dos Bocas que no refina petróleo, lo hizo con el Tren Maya que deforestó la selva y aun no se concluye y todo por protagonismo político.

El caso del Tren Maya y el asesinato de la selva, además del azolve de los Cenotes Sagrados de los mayas y la destrucción del hábitat, de los propios pobladores originales y de especies endémicas y en peligro de extinción, es un tema aparte que merece un análisis superior porque el tren se sigue construyendo a pesar de una suspensión definitiva de un juez federal.

Pero si hay un caso representativo de la urgencia de inaugurar obras inclusas con dos fines claramente visibles: el electoral y el protagónico, es la súper carretera Barranca Larga a Ventanilla en Oaxaca. Una carretera que comenzó a gestarse en el sexenio de José Murat, arrancó su construcción en el de Ulises Ruiz, tuvo un enorme receso de 6 años con Gabino Cué y se retomó en el de Alejandro Murat casi hasta su conclusión, pero que se “inauguró” en el actual sexenio de Salomón Jara.

El anuncio fue con bombo, platillo y guante blanco porque ese trataba de una obra de muchos años y representaba la palabra del “presidente” para los oaxaqueños a los que les habían quedado mal, al menos en 18 años en que no se podía concluir la obra.

Llegó Andrés y la inauguró. Pero una súper carretera no sólo es la cinta asfáltica y sus acotamientos, a esa carretera le faltaban sus muros de contención y sobre todo sus carreteras alimentadoras, las que la atraviesan y por las cuáles es necesario construir puentes para que los vehículos domésticos no la transiten.

Personalmente ya recorrí esa carretera y tiene muchas deficiencias, en primer lugar le hacen falta esas carreteras alimentadoras que son esenciales para no encontrarse en una curva a vehículos que cruzan de un pueblo a otro, o a animales semovientes que hacen los propio. Los señalamientos de velocidad, marcan 110 kilómetros por hora, velocidad esta que puede impedirte frenar si en una curva sale una vaca o un burro.

No hay baños públicos, tampoco fuentes de agua en el camino normales en cualquier carretera de velocidad moderada y de paga, no hay teléfonos de emergencia para llamar a los ángeles verdes, no hay puentes peatonales, en fin, es una carretera que no está terminada.

Y la necedad de inaugurarla, desde el primer día, ya ha causado muertes humanas y animales. Un día si y otro también, hay accidentes en esa vía rápida a la costa además de manifestaciones de los pobladores de Coatlán y con justa razón, porque uno de los mototaxistas que cruzó de un pueblo a otro, fue atropellado en una curva por un conductor que no alcanzó a frenar.

La carretera es noticia todos los día en los medios de comunicación porque es un peligro recorrerla y vaya que si acorta la distancia y el tiempo para viajar de los valles centrales a la costa, pero el riesgo puede ser la propia vida porque no tiene los mínimos detalles de seguridad. Nadie puede recorrerla con la certeza de que n o se va a encontrar con una vaca o un mototaxi en una curva y hay bastantes curvas.

¿Quién se preocupa por un semoviente o por un humano en la carretera Oaxaca-Cuacnopalan?, me parece que nadie porque esa sí es una súper carretera que, como todas es peligrosa también si vas a altas velocidades, pero la Barranca Larga- Ventanilla es fatal si no llevas los 5 sentidos bien puestos simplemente porque NO ESTÁ TERMINADA.

El ego muy inflado de un “presidente” y la irresponsabilidad de un gobernador que no le advirtió que a la carretera le falta mucho, ya ha causado pérdida de vidas humanas y eso es algo que los electores deben reprochar a sus autoridades el día de la elección, porque no se vale que por caprichos estúpidos, la gente pierda la vida.

@leyvaguilar
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