ERNESTO REYES

Oaxaca, como todo el país, se enfrenta a una situación de alto riesgo ante la sequía, cuyos efectos directos se empiezan a sentir mediante el racionamiento y escasez de agua para todas las actividades humanas y agrícolas, pero también ante el incremento de incendios forestales.

No somos la excepción de lo que sucede en México, pues el 2024 se aprecia como uno de los más complicados en la historia. En las principales ciudades y poblaciones del estado, la gente está pasando esta cuaresma con dificultades para obtener el preciado líquido que resuelva su vida doméstica. La oferta comercial y turística está siendo dañada ante la falta de higiene para lo más mínimo.

La situación en materia de incendios forestales – 25 que se han suscitado este año en diferentes regiones, con cinco activos hasta esta semana- se está midiendo, lamentablemente, con la muerte de cinco brigadistas comunitarios de San Lucas Quiaviní, Tlacolula.

Medios han difundido noticias relativas a la tragedia de San Lucas, resaltando solo la parte triste y lamentable, pero allá en el teatro de operaciones de las zonas con mayor afectación, hay decenas o cientos de personas anónimas– comuneros, ejidatarios y combatientes civiles y de instituciones del estado- que arriesgan su vida en el combate, control y liquidación de las lenguas de fuego que ya han devastado más de mil hectáreas.

Estos datos los encuentro en publicaciones que pueden manejar cifras imprecisas, ante la falta de información suficiente y constante del flanco oficial, pero no ha de ser con el propósito de afectar la esmerada labor de brigadistas y mandos de diferentes instituciones estatales y federales que cumplen sobradamente su misión. Acaso llaman la atención en el sentido de que hacen falta mayores despliegues, recursos humanos y materiales para enfrentar dichas emergencias.

Pero también en redes sociales se recogen inquietudes, llamamientos, preocupaciones y quejas de ciudadanos y autoridades locales que han insistido en una actuación mucho más rápida y eficaz en la ayuda institucional. Asimismo, demandan una mayor empatía de la población en general para donar víveres y ayuda humanitaria.

Grupos de ciudadanos, en combinación con autoridades locales, han solicitado ayuda, por ejemplo, para auxiliar a quienes combaten el incendio activo de la sierra sur que involucra a las comunidades de San Ildefonso Amatlán, San José del Peñasco y San Sebastián Río Hondo. Otros pueblos enfrentan esta emergencia en las regiones Cañada, Istmo, Valles Centrales, Mixteca, Sierras Norte y Sur, hasta el momento. La atención también se centra en los siniestros de Mazatlán Villa de Flores y en San Miguel Chimalapa que, según pronósticos, pronto estarán sofocados.

En el caso Quiaviní, la autoridad estatal detuvo a un joven afectado aparentemente de sus facultades mentales como presunto responsable de iniciar el fuego, cosa que tendrá que corroborarse médicamente, pero cuidarse de señalar a quienes, de mayor edad, han ofrendado su vida por su comunidad. Por el contrario, hay que reconocerles que, motivados en un interés genuino, decidieron apoyar al pueblo, aunque esto les costara la vida. Son unos héroes.

En la capital oaxaqueña ya es común el desfile de carros cisterna (“pipas”) subiendo y bajando el cerro del Fortín, mismos que se abastecen en comunidades que cuentan con este recurso. Pero el hecho de que las amas de casa están pagando más de mil pesos por descarga, puede dar una idea de la crítica situación. Los hambreadores sin control ya subieron el precio del agua aparentemente purificada.

Esta será una cuaresma seca y cálida, en los lugares donde no hay playas, ríos o lagunas, característicos del sureste de México. En el norte ni siquiera cuentan con estos cuerpos de agua. Habrá que reflexionar si estamos haciendo muy poco frente al cambio climático que nosotros mismos provocamos.

Así como están bajo fuego nuestras comunidades, el ambiente político subió de intensidad en las primeras horas del uno de marzo cuando arrancaron los tres meses de campaña electoral. Científica y política de izquierda, Claudia Sheinbaum aparece a la cabeza en las intenciones de voto, seguida a unos 20 puntos de la derechista Xóchitl Gálvez, diferencia que puede aumentar o disminuir al calor de una competencia que se aprecia muy ruda por parte de una oposición que no le importa ganar, sino desacreditar, ensuciar la elección, para gritar: “fue fraude”, “fue una elección de Estado”, “ el partido hegemónico estuvo apoyado por el narco”, pretendiendo hacer un símil con las protestas opositoras de antes. Se ven ridículos.

Aunque nadie puede adivinar cómo va a concluir la contienda, existe mucho interés, a pesar de las influencias externas y los poderes internos que quieren impedir que las y los mexicanos continuemos ejerciendo nuestras libertades y conquistas democráticas. Dependerá de nosotros.

@ernestoreyes14

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