Municipios: Un botín
RAÚL NATHÁN PÉREZ

“Pues el hambre siempre acompaña al holgazán”
Hesíodo, Teogonía/Trabajos y días, 300, p. 91)

1).- El móvil de la reelección
Hasta los años 80 del Siglo XX, servir en la atomizada nomenclatura municipal de Oaxaca, era un desafío. Más en los ayuntamientos que se regían o rigen por (ab)usos y costumbres. Era un servicio obligatorio. En comunidades originarias, los topiles y demás ejercían su tarea sin recibir un peso. Cuando se presentaba el relevo de presidente, síndicos y regidores, había quienes huían de su comunidad. No había paga y, todavía tenían que dedicarle las 24 horas del día. Y hasta tenían un calendario, cual si fueran mayordomías del Santo Patrón, para elegir a sus autoridades. Sin embargo, los tiempos cambiaron de manera radical y, hoy en día, el poder municipal se ha convertido en un botín. Hasta el edil más ignorante e inepto, vende todo y cobra por todo. Extorsiona, intimida, amenaza y no sólo saquea las arcas municipales sino que, cual vil delincuente, impone cuotas, derecho de piso, cobros excesivos, impuestos brutales, etc.

He ahí el quid de la lucha por los municipios. Quien ya husmeó la rica veta de oro, quiere treparse –con sus excepciones-; quien ya está montado en ella, busca perpetuarse. No hay rendición de cuentas; no existe transparencia, menos revisión del gasto. La Auditoría Superior de Fiscalización del Estado de Oaxaca (ASFEO), es una entelequia inútil y complaciente. He ahí el porqué cada munícipe asume el poder local a su manera y se hincha de lana, pasando muchas veces de la indigencia ominosa a la opulencia escandalosa. En materia de seguridad, algunos (as) ponen a disposición de bandas locales y delincuencia organizada a las corporaciones policiales, se someten a sus dictados y co-gobiernan con la maña. Una forma en la que ésta penetra, son las empresas de la construcción –obvio, hay excepciones- y giros negros, paraíso del lavado de dinero.

2).- De pena ajena
Los abusos y omisiones han trascendido. Plataformas digitales y redes sociales han sido el escaparate para la denuncia. Más reprobable es la complicidad del Congreso del Estado, cuya bancada mayoritaria de Morena es la principal tapadera de ediles corruptos y pésimos administradores. Ya se ha dicho: una cosa es ganar elecciones, otra, muy distinta, gobernar. Ahí están las multas por violaciones de tránsito por 40 mil pesos, del edil de Santa Cruz Amilpas, Christian Baruch Castellanos o las transas de su homólogo de San Pedro Mixtepec, Javier Cruz Jiménez, denunciado por corrupción, abuso de autoridad, extorsión y demás.

No podemos omitir los famosos operativos de alcoholímetro de Juan Carlos García Márquez de Santa Lucía del Camino, que son hoy en día un látigo para el ciudadano, con multas, privación de la libertad y traslado de vehículos a corralones. O la conversión de municipios en un desolladero sangriento como en Salina Cruz, Juchitán de Zaragoza u Ocotlán de Morelos, mal gobernadas por ediles de extracción morenista: Daniel Méndez Sosa; el interino, Miguel Sánchez Altamirano y Luis Martínez Aquino, respectivamente.

Ni qué decir de los abusos de la presidenta de San Lorenzo Cacaotepec, Iris López Zavaleta que cita a sus ciudadanos a tequio sin acuerdo de asamblea y por Facebook, además, amenaza con secuestrarlos si no cumplen. O el desapego del edil “fantasma” de San Pedro Tapanatepec, Humberto López Parrazales, a) Beto Babas, que cuando se aparece, de inmediato se suspende la señal de internet. Sin embargo, pese a los resultados tan lamentables de sus gestiones, algunos ya están prestos para la reelección o cuajar otro puesto de elección popular.

3).- ¿El pueblo manda?
Si como han dicho la dirigencia nacional y estatal de Morena, es el pueblo el que manda, no las decisiones cupulares, ¿cómo validar la aspiración de ediles que se han perfilado como azotes de sus ciudadanos, de empresarios, productores, comerciantes y otros, para que repitan en el cargo? Todo ello, después de que han hecho y deshecho con el erario municipal, además de ser omisos -¿o cómplices?- en la inseguridad. Las encuestas, pero no cuchareadas y con metodología transparente, deben ser un indicador, aunque no representan la voluntad popular sino sólo de un segmento de la población.

BREVES DE LA GRILLA LOCAL:

— Se despejó la incógnita: Martín Vásquez Villanueva, con muchas tablas en el oficio político y de gobierno, es candidato del PRI a la presidencia municipal de Oaxaca de Juárez. El tricolor presenta, sin duda alguna, a su mejor cuadro. Ha trabajado y, en medio de la crisis que vive su partido, buscará imponerse ante los pésimos resultados que ha dado Morena en las últimas dos gestiones.

— En el Movimiento Ciudadano (MC), en torno a candidaturas, aún no hay nada definido. Y es que entre militantes, aspirantes y liderazgos regionales sigue pendiendo la amenaza de que se apliquen las acartonadas y ominosas fórmulas del priismo más podrido: hacer del partido naranja un retrato de familia, de incondicionales, socios y lamebotas. Es decir, los mismos que estuvieron en el ajo en gobiernos priistas, sólo que hoy pintados de fosfo-fosfo. Esta fórmula la conoce a la perfección la dirigente Ivonne Ortega Pacheco y tiene que enmendar, antes de que el partido que, presume gran apertura, se le vaya a desmoronar.

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