Por Fernando Cruz López.

El pasado sábado, los oaxaqueños fuimos testigos de dos hechos de violencia que definitivamente deben frenarse y nunca más volver a repetirse, pues hemos visto que este tipo de incidentes cada vez son más comunes y sobre todo más violentos, lo que definitivamente se tiene que terminar de una buena vez.

El primer caso está relacionado con una manifestación de organizaciones y colectivos diversos que protestaban porque muchos comerciantes del centro histórico de la ciudad de Oaxaca son extranjeros, también protestaban porque se termine la violencia en el medio oriente y porque se le ponga fin a la matanza de ballenas, en fin cada quien protestaba por lo que se le venía en mente.

El problema no es que estén protestando, pues nuestra constitución nos permite hacer uso de la libre expresión y manifestación de ideas, el tema es que los manifestantes salieron literalmente a destruir todo lo que encontraron a su paso, así fue como dañaron muchos edificios y comercios, instituciones bancarias y casas particulares.

Los manifestantes en realidad lejos de salir a protestar salieron para causar vandalismo ante la mirada atónita de cientos de ciudadanos que no entendían el porqué de la rabia y el enojo de muchas mujeres que con martillo en mano destrozaban lo que encontraban a su paso, de esta manera sacaban el enojo, la frustración y el coraje que sentían.

Justo cuando estaba la destrucción en todo su apogeo, los policías brillaron por su ausencia y aquí entra mi segundo comentario, pues cuando la manifestación violenta terminó, cuando ya se habían desintegrado los diversos colectivos y organizaciones, aparecieron muy envalentonados los uniformados de la policía estatal.

Portando equipo antimotines, muy valientes y enojados, los policías arremetieron contra los que aún andaban por el zócalo y calles circunvecinas; a todo el que les parecía sospechoso lo sometieron a golpes y macanazos y de inmediato los subieron a las patrullas de la policía estatal.

El exceso de fuerza y de violencia era innecesario; sin embargo, lejos de recibir el reconocimiento de la ciudadanía, solo recibieron reclamos y chiflidos, pues la gente estaba viendo el exceso de violencia, seis policías para someter a una mujer y, aun así, no podían controlarla, pues la chica entre gritos y llanto aseguraba que no había hecho nada y que era inocente. 

Ambas demostraciones de violencia, la de los manifestantes y la de los policías, era innecesaria y, por lo tanto, se debe terminar, los oaxaqueños queremos sentirnos seguros, pero viendo cómo actuaron los uniformados da hasta miedo toparse con la policía estatal, pues si están de mal genio, seguro que muchos ciudadanos van a pasar un mal rato.

Si lo que la policía estatal quiere es acción y demostrar que están muy bien capacitados y adiestrados, pues que salgan de la comodidad de su cuartel y se vayan a la región del istmo, Costa o a la cuenca del Papaloapan, donde los que secuestran, matan y descuartizan están esperándolos, pero no, no son tontos,ellos saben que a malandros hay que darles abrazos y garrotazos a damas indefensas… Sígame en X como @visionpolitica7

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