Francisco Alejandro Leyva Aguilar
Dejémonos de encuestas. ¿Saben ustedes cuánto pesa electoralmente el peje López Obrador?, ayer en su mañanera lo reveló ¡28 millones de mexicanos!, y ¿de donde saco este dato?, sencillo del numero de beneficiarios de los programas sociales electoreros que distribuye con su ejército de “cuervos de la nación”, ellos vigilan que lleguen los apoyos pero además que haya una reciprocidad electoral presionando a los beneficiarios.
Al peje se le ocurrió avisarnos ayer que de aquí a Marzo, cuando comiencen las campañas presidenciales, repartirá -cifra descomunal- SETECIENTOS CUARENTA Y TREL MIL MILLONES DE PESOS en programas sociales a esos 28 millones de mexicanos, veintiséis por ciento más que en 2023 y con lo que suma ya 2.9 BILLONES de pesos entregados en dádivas electorales EN LO QUE VA DEL SEXENIO.
Y no hay fiscalía que lo investigue, no hay Congreso de la Unión que lo cuestione, no hay Instituto Nacional Electoral (INE) que lo sancione, no hay absolutamente nadie que le impida comprar conciencias con dinero público, por tanto y ahora si me voy a referir a las encuestas pagadas, si Mitofsky -dejémoslo en Mito- le pregunta a un universo determinado de electores que reciben una dádiva electoral, pues van a contestar que votarán por la Doctora Sheinbaum.
En un escenario de esa naturaleza, con todo el dinero de México, con todo el ejército de México y con todo el narco de México ¿cómo le puede hacer la oposición para ganarle al peje?, no solo se ve difícil, se ve imposible. Pero hay algunas cosas que el gobierno federal no está midiendo, por ejemplo el “bienestar”, ese índice medible que el peje cambió por el Producto Interno Bruto (PIB).
¿Qué tan bien estamos los mexicanos y sobre todo las clases más pobres que viven al día con el dinero que el peje les manda cada dos meses?, pues aunque haya subido el salario mínimo, esos mismos pobres hoy tienen que pagar por medicinas, por consultas médicas, ellos son los que absorben el sobre costo de los productos elevados por la inflación natural y la originada por el derecho de piso de los narcotraficantes, a ellos se les carga la mano con el alza en el precio de la tortilla, del pan, de los productos de la canasta básica, etc.
De la clase media no digo mucho porque creo en ese sector de la población, hay conciencia de que este gobierno es un fracaso y que la continuidad es lo menos que queremos, por tanto, la narrativa que debe crear la oposición es en las clases pobres donde, aunque les den dinero medido, no les alcanza por la carestía de la vida, derivada de yerros de López.
El problema es que la oposición no está haciendo mucho. Solo con revisar las candidaturas plurinominales al Senado y a la Cámara de Diputados, nos damos cuenta de que son exactamente los mismos, cuando por lógica elemental debieron abrirle paso a la sociedad civil, tal y como lo había expuesto en columnas anteriores.
Las candidaturas plurinominales del PAN, PRI y PRD son la confirmación de que las cúpulas, solo piensan en sus propios intereses y, por tanto el trillado discurso de “no es por ti, es por México”, ellos mismos se encargaron de tirarlo a la basura; sin embargo Xóchitl no está sola, hay detrás de ella, un ejército de ciudadanos que llenan sus mítines, que le demuestran cariño por convicción, que escuchan sus discursos llenos de verdad y esos seremos -me incluyo- la salvación de México, no los partidos políticos.
No es cualquier cosa ganarle a un Frankenstein como Morena pero es posible si esos 8 millones de nuevos afiliados al padrón electoral, han hecho conciencia de que después del 2 de junio tenemos solo de dos opciones: o conservamos la Patria o la perdemos para siempre.
@leyvaguilar
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