Por: Fernando Cruz López.

Mi querido México, un país de rica cultura y profunda historia, se enfrenta hoy en día a una lamentable crisis creciente de inseguridad, violencia, asaltos, secuestros y asesinatos que amenaza su tejido social, su desarrollo económico y la calidad de vida de sus ciudadanos.

No lo digo por querer molestar a nuestras autoridades federales, pues las estadísticas y reportes diarios revelan un panorama desalentador: el incremento de delitos violentos, incluyendo asesinatos, asaltos y secuestros, ha sembrado el miedo y la incertidumbre en la sociedad. Las causas de este incremento son multifactoriales, abarcando desde la corrupción y la impunidad hasta la desigualdad social y la falta de oportunidades.

Para comenzar, el crimen organizado, particularmente el narcotráfico, juega un papel crucial en la espiral de violencia. Los enfrentamientos entre cárteles y las disputas por territorios han convertido regiones enteras en zonas de guerra, afectando la vida cotidiana de la población, y esto lamentablemente está pasando en la mayor parte de nuestro país, en donde el gobierno federal no ha podido imponer la ley, por más policías y guardia nacional que desplacen a esos lugares, los delincuentes siguen actuando con impunidad.

A lo anterior hay que añadirle el tremendo problema de corrupción en las instituciones, especialmente en las fuerzas de seguridad y el sistema judicial, pues esto ha permitido que la violencia se arraigue, se habla desde palacio nacional que este gobierno es diferente, que no son como los anteriores, pero ¿cuál es la diferencia?, por lo menos los anteriores gobiernos si combatieron a los criminales y no los abrazaban, ahí están presos todos los capos y asesinos que fueron detenidos.

Hay que destacar que los anteriores gobiernos si dejaron muertos al terminar su gestión, pero no tantos como en el gobierno de la 4T que ha roto todos los récords de asesinatos, esos gobiernos pasados que tanto critican desde palacio nacional, jamás permitieron que el crimen y la violencia rebasara al estado y muchos menos le impidieron a sus fuerzas de seguridad no hacerles daño, lo que lamentablemente si ha hecho este gobierno, que desde un principio dicto la línea, abrazos no balazos y ahí están las consecuencias ahora.

Por si todo lo que he dicho fuera poco, hay que añadir que la falta de estrategias de seguridad han sido insuficientes y  en ocasiones, contraproducentes. La militarización de la seguridad pública, sin un enfoque integral que incluya prevención del delito y rehabilitación, no ha logrado frenar la ola de violencia, todo lo contrario.

Para revertir esta situación, México necesita un enfoque multidimensional. Es imperativo fortalecer las instituciones, garantizar el Estado de derecho y luchar contra la corrupción y la impunidad. Además, se tienen que implementar políticas sociales que aborden la desigualdad y puedan prevenir la delincuencia desde sus raíces. La colaboración internacional en la lucha contra el narcotráfico también es crucial.

La crisis de inseguridad y violencia en México es un desafío complejo que requiere soluciones igualmente complejas y bien coordinadas. Solo a través de un compromiso sostenido con la justicia, la equidad social y el fortalecimiento institucional, México podrá esperar superar esta tormenta y construir un futuro más seguro para sus ciudadanos, ya se vienen las elecciones y será el próximo domingo 2 de Junio cuando en las urnas, nosotros los mexicanos podemos decidir si continúa esta creciente crisis de inseguridad o con nuestros voto le damos fin a esta triste realidad… Sígame en X como Visionpolitica7

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