Por Fernando Cruz López.
La verdad es que no entiendo, no logro comprender, no acabo de asimilar, como es que los diputados y senadores de morena, sostienen a los cuatro vientos, que ellos son los representantes de los que menos tienen, de los más pobres, de los marginados, de los que no tienen voz, de los que siempre han sido olvidados por los gobiernos pasados y ahora que tenían la maravillosa oportunidad de demostrar que sus dichos son coherentes con su forma de actuar, de pleno le dieron la espalda al pueblo de guerrero.
Y es que como todo México ya sabe, ayer los legisladores de morena, le asestaron una puñalada por la espalda al pueblo de guerrero, pues no quisieron asignarle ni un solo peso a este noble estado azotado por el huracán Otis, de plano los marginaron, se olvidaron de ellos y todo porque desde palacio nacional se dijo que no habría apoyo para Acapulco y los legisladores ciegamente obedecieron las órdenes de palacio, qué triste papel el de nuestros representantes populares, resultaron peor de los del PRI a los que tanto critican.
Todos sabemos que, en los últimos años, México ha enfrentado desafíos naturales de gran magnitud, desde terremotos hasta tormentas devastadoras. En este contexto, la solidaridad y el apoyo gubernamental se vuelven fundamentales para la recuperación de las comunidades afectadas. Sin embargo, la reciente decisión del Congreso mexicano de no destinar recursos para apoyar a los damnificados de Guerrero plantea preguntas críticas sobre nuestras prioridades como sociedad.
Guerrero ha sido una de las regiones más afectadas por desastres naturales en el país, con comunidades enteras luchando por reconstruir sus vidas después de sufrir pérdidas significativas. La negativa del Congreso a asignar fondos para ayudar a estas personas, que ya han sufrido demasiado, plantea cuestionamientos profundos sobre la empatía y la responsabilidad del gobierno hacia sus ciudadanos y eso que los de la 4T son diferentes a los otros.
Es importante recordar que el papel del gobierno no solo es administrar el país, sino también proteger y cuidar a sus habitantes. Cuando se niegan los recursos necesarios para la reconstrucción y el apoyo a las víctimas de desastres, se envía un mensaje de abandono e indiferencia que socava la confianza en las instituciones.
La falta de recursos para los damnificados de Guerrero no solo es un problema económico, sino también un dilema moral y ético. Las vidas de las personas y sus comunidades están en juego. Lamentablemente, la decisión ya está tomada y aunque hay algunos legisladores de morena que no estaban de acuerdo, prefirieron agachar la cabeza, optaron por obedecer las consignas presidenciales y enlodar su dignidad.
La sociedad mexicana, en su conjunto, tiene el deber de exigir responsabilidad y transparencia a sus representantes. La solidaridad y la compasión son valores fundamentales en momentos de crisis, y es hora de recordar que, como nación, somos más fuertes cuando nos apoyamos mutuamente.
La negativa a destinar recursos para los damnificados de Guerrero es un recordatorio de que debemos mantenernos vigilantes y presionar por un gobierno que refleje los intereses y necesidades de su gente. La deuda pendiente con los damnificados de Guerrero es una llamada a la acción, un llamado a recordar que, como sociedad, debemos cuidarnos unos a otros en tiempos de adversidad… Sígame en X como @visionpolitica7