HOMILÍA DE MONS. PEDRO VÁZQUEZ VILLALOBOS, ARZOBISPO DE ANTEQUERA OAXACA
10 DE SEPTIEMBRE DEL 2023
Algunos de ustedes los conozco, no por su nombre, El que los conoce por su nombre es Dios, Él sí los conoce por su nombre, porque los llamó a ser sus hijos pronunciando su nombre. Cuando el sacerdote derramó agua en su cabecita, el día de su bautizo, primero pronunció el nombre que su papá y su mamá eligieron para usted, y ahí estaba llamándolo Dios por su nombre, por su nombre.
Enseguida hizo su confirmación y el Obispo pronunció su nombre antes de ungir su frente, antes de ungir su frente con el Santo Crisma, pronunció su nombre y, cuando ustedes celebraron su santo matrimonio, los que fueron llamados a la vida matrimonial, se pronunció su nombre, se pronunció su nombre y, a nosotros que fuimos llamados al sacerdocio, pronunciaron nuestro nombre: acérquese el que va a ser ordenado presbítero y pronunciaron nuestro nombre. Dios nos va llamando por nuestro nombre y, les digo, pues algunos de ustedes conozco su rostro, Dios conoce su nombre y me da mucha alegría verlos, domingo a domingo, en esta celebración, me da mucha alegría y me ayudan ustedes, con su presencia, a reflexionar la Palabra de Dios, a hacer nuestro el mensaje, a guardarlo en nuestro corazón y a llevarlo a la vida y tenemos que ayudarnos, tenemos que ayudarnos, ustedes y yo hay que ayudarnos y no solamente haciendo oración unos por otros, también ayudándonos a corregirnos, porque ahora, la invitación de Dios, es que nos corrijamos como hermanos y esa corrección que solemos llamar corrección fraterna, de veras tiene que ser fraterna, fraterna, de hermano a hermano, de hermano a hermano y los que nos tiene que mover para esa corrección fraterna es el amor, lo acabamos de escuchar: por amor.
Por amor voy a corregir a mi hermano, por amor me corrige mi hermano, por amor.
El día que aprendamos a corregirnos, el día que aprendamos a aceptar la corrección, encontraremos alegría y gozo y nos iremos corrigiendo, porque van a tocar las fibras de nuestro corazón y podremos descubrir y reflexionar que todo lo que nos han dicho es por nuestro bien, es por nuestro bien.
Para la corrección se necesita caridad y humildad, caridad y humildad.
Si tu hermano peca, ve y corrígelo a solas, ve y corrígelo a solas.
Eso es lo que tenemos que hacer, corregirnos a solas, no teniendo público. Para dar el siguiente paso necesitamos haber ido primero y haber hablado a solas, a solas. No tenemos ningún derecho de hablar de los errores de otros si no fuimos primero a hablar a solas.
El Papa Francisco, hoy, en la Plaza de San Pedro, dijo que los chismes acaban, los chismes acaban y es que, si no vamos a corregir a solas, empezamos a hablar de los demás, aunque sea verdad. Sería más grave que andemos levantando falsos testimonios, eso sería mucho más grave. Pero si a nosotros nos consta algo, porque lo vimos, porque lo vimos, me consta, yo tengo que cerrar la boca, porque sólo puedo abrir la boca frente a mi hermano y a solas, a solas, para decirle que le invito a esforzarse para ser mejor. No voy a ir a mi hermano para condenarlo, para acusarlo de un delito que cometió. No voy a ir a mi hermano para ser un justiciero. No voy a ir con mi hermano para amenazarlo y decirle: o te corriges o lo voy a hacer público. ¿Eso es amor? ¿eso es caridad? ¿con amenazas, con chantajes?
Queremos corregir al hermano, Nuestro Señor no dice así, Nuestro Señor quiere que, con amor y por amor corrijamos, corrijamos.
De todo mundo se habla y a todo mundo le creemos: Oye, andan diciendo del padrecito esto, imagínate nomás, y son los que dizque nos ayudan para que vivamos bien y son unos sinvergüenzas, descarados, hipócritas ¿y quién ha venido con el padrecito a corregirlo a solas? Y luego dicen: no pues es que yo le tengo miedo, así me va a ir, por eso no digo nada… ¿cómo que no dices nada si lo dices a todo mundo? A todo mundo y todavía dices: no digo nada, yo por eso no digo nada… y ya hablaste, ya le pusiste más cola a todo… y no se diga del compañero de trabajo y no se diga de esta señora o de ese señor… hablando y destruyendo matrimonios, destruyendo familias, acabando con la paz y la armonía de los hogares, a veces, acabando con la vivencia de las comunidades, porque cuando difamamos, por ejemplo, cuando difamamos a un sacerdote, cuando lo difamamos acabamos con la comunidad y eso no quiere Dios, Dios quiere que vivamos la comunión, la armonía, la paz, el amor, la fraternidad. No estoy defendiendo a mis sacerdotes, que cada uno se defienda con sus obras, con sus obras, pero a veces, Dios mío, hay mucha difamación, hay mucha difamación.
Nos cuelgan milagritos por todos lados y les cuelgan milagritos a usted y a usted y a usted por todos lados: es un orgulloso, es un soberbio, es un creído, es un bueno para nada, sabe cuántos atributos les ponen y, ustedes, desconociendo todas esas habladurías y, por allá afuera, acabando con su persona: no, ni te le arrimes a ese, no, no, no, no… a ese señor, encargado de esa oficina, ponle las cruces, búscate a una persona que vaya contigo, no para corregirlo, no, sino para que no te vaya a decir tontería y media porque es un majadero, es un esto, es un aquello. A todos les ponen una colita y todo eso sale de los chismes, de los chismes y somos capaces de difamar y destruir y acabar: esta mujer anda con aquel hombre, ese hombre anda con aquella otra, ese padrecito trae a esa muchacha, trae a ese muchacho… Dios mío, Dios mío.
Hoy, la Palabra de Dios está muy clara: ve y corrígelo a solas y el siguiente paso que nos presenta el Evangelio es que, cuando nos han corregido, tal vez también nos digan, mira, te recomiendo que vayas y te reconcilies con Dios, le pidas el perdón y lo hagas a través del sacramento de la Reconciliación, porque también la Palabra de Dios nos acaba de decir hoy: lo que aten en la tierra quedará atado en el cielo y lo que desaten en la tierra quedará desatado en el cielo. Ahí, el sacerdote Alejandro está desatando, está desatando, porque a nombre de Dios está perdonando, perdonando, perdonando, porque se han reconocido con la humildad de corazón las deficiencias, las miserias y los pecados y los he ido a decir al sacerdote que está actuando en persona de Cristo, para extender su mano y decirme: yo te absuelvo de tus pecados en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Vente en paz, Dios ha tenido misericordia de ti y te ha perdonado, ve a ser una nueva persona, un nuevo hombre, una nueva mujer y, también, hoy el Señor nos invita a unirnos en oración, unirnos en oración, queremos corregir a nuestro hermano, oremos unos por otros y, si hemos ido a corregir al hermano y estamos ahí, solos, él y yo y lo he invitado a ir a reconciliarse, pues ahora debemos de tener un momento de oración, un momento de oración. Donde dos o más se reúnen en mi nombre, ahí estoy yo, en medio de ellos. Todo lo que pidan, sea lo que sea, se les va a conceder, dos o más se han reunido, hay que terminar la corrección en oración, en oración, diciéndole a Dios que nos ayude a tener misericordia, unos y otros, que nos ayude a reconocer que solemos equivocarnos, que no nos domine la soberbia y que no nos creamos perfectos diciendo: yo nunca me equivoco, yo nunca cometo errores, yo nunca quebranto los mandatos divinos, no seas soberbio, no seas soberbio.
Seamos humildes, humildes para aceptar ser corregidos, amorosos, caritativos y misericordiosos unos y otros y unidos en oración.
Yo le diría hoy: pida por nuestros sacerdotes, pida. Usted nos quiere santos, pida, pida. Yo también los quiero santos, a usted señor esposo, padre de familia; a usted, señora esposa, madre de familia, yo la quiero santa, yo lo quiero santo, porque ese es el querer de Dios, el querer de Dios.
Que Dios tenga misericordia de todos nosotros y aprendamos a corregirnos y aprendamos a cerrar la boca cuando la tenemos que cerrar, no acabemos, no acabemos con las personas, ayudémonos para mantenernos en pie y para salir adelante y superar las pruebas y dificultades y las tentaciones que a veces se van presentando. Que seamos lo mejor en la vida.
Que Dios nos guarde a todos y nos haga tener misericordia y mucha fraternidad para ayudarnos unos y otros y ser lo mejor en la vida.
Que así sea.