ERNESTO REYES

Lagrimita. En una actuación lamentable, llorando, el aspirante panista a la presidencia, Santiago Creel descargó todo su odio contra el jefe del Ejecutivo Federal al insultarlo durante el acto de registro de su precandidatura. “Desgraciado presidente”, le dijo. 

El lloriqueo de Creel y su tono agresivo en las entrevistas de prensa, revela frustración al constatar, con profunda amargura, que una mujer, del mismo talante conservador que él, convertida en una transformer por obra y gracia de sus patrocinadores, le está arrebatando la posibilidad de encabezar la coalición opositora.

El “destape” de Xóchitl Gálvez, mediante costosa campaña mediática donde se utiliza la llamada inteligencia artificial para ponerla como artista de telenovela, se produjo en el programa Latinus, que patrocina el mismísimo Roberto Madrazo. A partir de ese momento, sus jefes, liderados por Claudio X. González, han pretendido imponer la narrativa de que es la única que puede arrebatarle el discurso a Morena a favor de los pueblos originarios. Les da terror que los tilden de “fifís” y representar a los poderosos. 

Inventan un personaje, en los zapatos de esta mujer, que no resiste un cuestionamiento sobre su actuar ético y moral en la política, quien usurpando la identidad indígena entusiastamente ha colaborado con quienes hasta el 2018 se habían robado la esperanza de las y los mexicanos. Mitómana y negadora de la ideología derechista, frecuentemente se dice víctima de agresión política de género, presentando demandas y amparos, con el fin de enfrentarse al liderazgo de López Obrador. 

Aunque asegure que perteneció al Partido Revolucionario de los Trabajadores, el troskista PRT, en la izquierda mexicana nadie avala dicha relación. Ni la conocen. Es de risa loca y una total impostura. Por el contrario, quien se acerque a su pueblo en el estado de Hidalgo, podrá ubicar su origen entre las familias más acomodadas de la zona, según revela el periodista Fabrizio Mejía Madrid. 

Su temeridad para inventar que alguna vez fue pobre, entretiene a sus fans derechosos, pero no a los más de 30 millones que hace cinco años nos quitamos el yugo de quienes en animada alianza gobernaban, haciéndonos creer que PAN, PRI y PRD representaban a clases diferentes. Hasta en Oaxaca nos equivocamos.

La elección de José Ángel Gurría, “El ángel de la dependencia”, para elaborar el Plan de Gobierno, confirma que miran al pasado, cuando les fue mejor para hacer negocios y enriquecerse a costa del presupuesto público. Son lo mismo, solo que más desprestigiados. El huipil y la altanería, sin nada de propuesta sobre cómo resolver los grandes problemas nacionales, los llevará a que la gente cada vez les crea menos. Y que no los respalde, sino por el contrario, que reafirme su vocación transformadora. Repitiendo sus propias mentiras, la derecha y sus voceros en los medios de comunicación, y en quienes se asumen como “sociedad civil”, no se han dado cuenta de la nueva realidad. 

Es tan burdo el procedimiento para imponer mediáticamente a Xóchitl, que un grupo de encumbrados priistas, encabezados por Miguel Ángel Osorio Chong, renunciaron a este partido. No son tan honorables ni tan limpios que digamos. Pero contribuyen a la inminente desaparición del tricolor. Por Oaxaca, desertaron Eviel Pérez Magaña y Héctor Pablo Ramírez Leyva. Antes ya lo había anunciado Mariana Benítez. 

Sobre el puerto de anclaje de este desprendimiento, se tejen especulaciones, pero a donde arriben llevarán las mismas prácticas de corrupción que los ha identificado. El marrano, aunque se cambie de chiquero, marrano sigue siendo. Ya Gabriela Pérez, hija del tuxtepecano, fue enviada al Verde para apoyar a Claudia Sheinbaum, como la otra diputada, Benítez. Esto mantiene inquietas y descorazonadas a mujeres de Morena que ven cómo el oportunismo desplaza a quienes se ensucian los zapatos para promover, desde hace tiempo, la Cuarta Transformación. Allá ellas si permiten imposiciones en los cargos de elección popular, cuya definición está a la vuelta de la esquina. 

Todo esto que les cuento no disminuye el apoyo masivo que, en plazas públicas y en todos lados, sigue acompañando a su líder para decirle con orgullo: “Es un honor estar con Obrador”. 

@ernestoreyes14

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