HOMILÍA DE MONSEÑOR PEDRO VÁZQUEZ VILLALOBOS, ARZOBISPO DE ANTEQUERA OAXACA
2 DE JULIO DEL 2023
Dios nos permite, en este día domingo, día del Señor, reunirnos en torno al altar, donde Cristo se va a ofrecer al Padre por todos nosotros, venimos a vivir nuestra fe católica, a encontrarnos con Dios en Su Palabra y alimentarnos de Su Cuerpo y de Su Sangre
Estamos viviendo con profunda fe y piedad este encuentro con el Señor. Ya hemos escuchado Su Palabra, está muy clara, pero es exigente, muy exigente.
Nuestro Señor nos recuerda que, por encima de todo y de todos, está Él. Dice que lo prefiramos a Él, antes que a nuestro padre y madre y, ustedes, que son padres y madres, prefieran al Señor Jesús, más que sus hijos.
Nuestro Señor no nos dice que dejemos de amarlos, no, eso no dice, para que no se vaya a confundir, nos dice que lo amemos primero a Él y más a Él. Nuestro amor tiene que ser más grande para Dios. Aquí, recuerde qué dice el primer mandamiento de la Ley Divina: amarás a Dios con todo tu corazón, amar a Dios sobre todas las personas.
Por tanto, si usted ama a Dios y va creciendo en el amor a Él, eso lo va a llevar a que crezca en el amor a sus padres, en el amor a sus hijos, en el amor a sus semejantes, en el amor a sí mismo. El que crece en el amor a Dios, crece en el amor a lo demás, pero primero Dios, por encima de todo y, para que de ahí se derrame el amor, por eso se dice que hagamos todas las cosas siempre movidos por el amor a Dios, por el amor a Dios.
Tengo que amar a mi padre y a mi madre, por amor a Dios; a los hijos, por amor a Dios; a mis hermanos, por amor a Dios; a mis compañeros de trabajo por amor a Dios; a los que viven en mi pueblo, por amor a Dios. Todo tiene que ser movido por amor a Dios. Así es que, preguntémonos, ¿va creciendo nuestro amor a Dios? ¿cada día sentimos que lo amamos más?
Las personas no nos deben de estorbar para crecer en el amor divino, las cosas no nos deben de impedir crecer en el amor a Dios, ni las personas ni las cosas. Por encima de las personas y las cosas tiene que estar mi amor a Dios.
Eso significa preferir, preferir y si yo prefiero a Dios, lo que haga en favor de los demás siempre será agradable a los ojos de Dios y esto me va a traer mucha paz, mucho gozo interior y eso va a llevar a que las personas que se relacionan conmigo van a ser felices, porque sentirán mi amor, mi amor.
Mi padre y mi madre deben de sentir mi amor; mi hermano debe de sentir mi amor; el hijo, la hija deben de sentir mi amor; y todos creciendo como familia en el amor y la comunidad creciendo en el amor a Dios y, por supuesto, en el amor entre nosotros.
A la vez, el Señor nos dice que esta vida está cargada de sufrimientos, de dolores, de penas. Hay una cruz que tenemos que cargar. No debemos nosotros de renunciar a la cruz. Nuestro Señor Jesucristo tomó la Cruz movido por el amor a nosotros. Lo que movió a Nuestro Señor para cargar la Cruz fue el amor, el amor a nosotros, porque por amor dio Su Vida. Si algún día dijo: nadie tiene amor más grande por el amigo que el que da la vida por Él, esa frase tenía que ser verdad y el Señor la hizo verdad en la Cruz. Dio Su Vida por nosotros y lo que lo movió fue el AMOR, el AMOR.
En el sufrimiento y en el amor, cuando tú cargas una cruz, tómala con amor, no reniegues de ella, no renuncies a ella, tómala con amor y aprovéchala, porque ese cargar la cruz de cada día, que siempre lleva sufrimiento, siempre lleva sacrificio, siempre lleva renuncia, alcanza gracia, alcanza gracia, alcanza bendición.
Ojalá y encuentres siempre un motivo para cargar la cruz, como discípulo de Nuestro Señor. El verdadero discípulo carga la cruz y sigue al Señor. Encuéntrale un motivo, encuéntrale el motivo para purificarte, para alcanzar el perdón, para alcanzar la misericordia y mira más allá de tu persona, para alcanzar la paz en nuestro pueblo, para alcanzar la armonía en la familia, para alcanzar la conversión de un ser querido, para alcanzar la conversión.
Hay tantos y tantos motivos por los cuales tomar la cruz con amor y ofrecérsela a Nuestro Señor, diciéndole: si de algo sirve este sufrimiento, este cargar la cruz, yo te lo ofrezco, yo te lo ofrezco y quiero alcanzar estas gracias, estas gracias en favor de mis hermanos y en favor de mi persona y siempre tiene que haber motivos, motivos, pero lo primero que yo quiero es que usted encuentre el motivo del amor, el motivo del amor. No se le olvide por qué Nuestro Señor tomó la Cruz, por amor y no se le olvide por qué usted tiene que tomar la Cruz como discípulo, por amor, por amor. Nada de que: pues ya me tocó así, ya me tocó estar enfermo, ya me tocó sufrir, ya me tocó tener problemas, ya me tocó esto, aquello… no, no, no. No se mueva por tocadas, muévase por amor, porque cuando decimos eso o pensamos así: pues ya, ya me tocó sufrir, pues es como cruzarme de brazos y a ver qué pasa y cuándo puedo alcanzar gracias, bendiciones, cuando puedo aprovechar esto que me está pasando, ofrecérselo a Dios y alcanzar, alcanzar Gracia, no la desaproveche, no la desaproveche.
Y no se mida para ser generoso, no se mida para ser generoso. Nuestro Señor nos acaba de decir: si un vaso de agua das en mi nombre, no vas a quedar sin recompensa. No se mida en su generosidad. ¿Sabe de alguien que necesita que usted le tienda la mano? hágalo, hágalo. Dios se encargará de bendecirlo a usted, porque usted ha sido una bendición para su hermano, una bendición para él. Ha compartido del fruto de su trabajo y de su esfuerzo, ha compartido con su hermano, sea generoso para que Dios siga bendiciéndolo abundantemente, bendiciéndolo.
Sepamos aceptarnos así, como somos, con amor, con mucha bondad, con mucha ternura, como nos acepta y mira Dios, con ternura, con amor.
Eso es lo que comparto yo hoy de la Palabra Divina.
Y les quiero decir porque también pues me han preguntado, cómo le fue, cómo estuvo, qué fue a hacer, qué hizo, se andaba paseando, ya lo vimos.
Como Obispos, tenemos la obligación de ir al encuentro con el Papa y con todas aquellas oficinas que se llaman dicasterios a informar de cómo se vive en nuestras diócesis. La visita Ad Limina Apostolorum, que debemos de celebrarla cada cinco años. Esta es la segunda vez que yo voy a la visita Ad Limina, la primera estaba en Puerto Escondido, ahora en la Arquidiócesis.
Del 19 al 23 del mes pasado, toda la semana, de lunes a viernes, estuvimos visitando los dicasterios, los diferentes dicasterios, ahí donde el Papa de ordinario tiene un Cardenal como responsable y un grupo de Monseñores y de sacerdotes al frente de esas oficinas, donde se tiene que revisar todo el caminar de la Iglesia y, ahí, informarnos a ellos y esa información se la estamos dando al Papa en la persona de los responsables que están ahí y el Santo Padre nos recibió el viernes, a las diez de la mañana, nos recibió a los Obispos que andábamos en la visita Ad Limina. Nos recibió con gran alegría, con mucha sencillez pudimos acercarnos a él, saludarlo. Yo le dije que ustedes lo querían mucho, espero no haberme equivocado.
Santidad, los oaxaqueños le aman, le quieren mucho, le respetan, le obedecen y oran por usted y me dijo: gracias, y dígales que sigan rezando por mí, que sigan rezando por mí.
Es un momento indescriptible, no sé cómo explicarlo, porque es el sucesor de Pedro, algo tiene el Papa, algo tiene. La asistencia directa de Espíritu Santo y ahí estuvo, con nosotros, más de una hora y estuvimos ahí, platicando con él, de cosas que se viven, por supuesto y él escuchándonos con un rostro alegre, a pesar de su sufrimiento, a pesar de su operación, que estaba reciente. Les voy a decir la expresión del Papa cuando inició a platicarnos, nos dijo, así en una sencillez dice: traigo la panza abierta, pero fajada, pero no me duele. Así dijo, traigo la panza abierta y muy sonriente, muy en paz, muy feliz y, nosotros, pues más felices todavía, por estarlo viéndolo, contemplándolo, escuchándolo, mirando sus gestos. Es un hombre de 86 años, se le dificulta caminar, pero ahí está, guiando a la Iglesia, con una fortaleza, con una fortaleza y nos pidió a los obispos, nos dijo: quiero que ustedes sean realmente pastores, les pido que estén cerca de su pueblo, siempre cerca de su pueblo y les pido que estén siempre cerca de sus sacerdotes, siempre cerca de sus sacerdotes y cerca de su pueblo y vayan con el pueblo, caminen con el pueblo y bendigan a su pueblo y oren por su pueblo y háblenles de Dios, háblenles de Dios.
Y eso tratamos de hacer. Cercanos, nos dijo el Papa, los quiero cercarnos a ellos, que ellos los sientan cercanos, acérquense a ellos, porque a veces a ellos les cuesta más trabajo acercarse, porque les tienen mucho respeto, porque a veces tienen miedo, por tantas cosas. Ustedes acérquense, estén con ellos. Le pido a Dios que me ayude a estar cerca de ustedes, el tiempo que Dios quiera que yo esté con ustedes.
Que Dios bendiga al Papa, que Dios lo fortalezca. Acabamos de celebrar el 29 el día del Papa, porque celebramos la festividad de los apóstoles Pedro y Pablo. Estuvimos también visitando las cuatro grandes basílicas de la ciudad de Roma: la Basílica de San Pedro, la Basílica de San Pablo Extramuros, la Basílica de Santa María La Mayor y la Basílica de San Juan de Letrán, esas cuatro Basílicas y le doy gracias a Dios porque en la Basílica de San Pedro me pidieron que hiciera la reflexión a mis hermanos Obispos ahí, en la Tumba del Apóstol Pedro, cuando celebramos la misa, me pidieron que hiciera la reflexión y compartí con ellos un momento de reflexión. Le doy gracias a Dios por ello.
Pues que Dios los bendiga y que disfrutemos este mes, este mes de julio tan famoso porque andamos por todas las redes. Entra uno por ahí y por allá y puro Guelaguetza, Guelaguetza, Oaxaca, Oaxaca. Somos famosos en este mes. Pues hay que disfrutarlo donde no cobran, hay que disfrutarlo donde no cobran porque, donde cobran pues se la piensa uno porque está medio recortadito, entonces donde podamos gratis pues hay que disfrutar. En la calle, pues en la calle disfrutemos, disfrutemos de esta alegría oaxaqueña y recibamos a la gente con un buen espíritu, con mucha alegría, con mucho gozo, con mucho respeto.
Que Dios nos ayude a vivir esta alegría gozosa.
Que así sea.