Francisco Alejandro Lena Aguilar
Un bloqueo carretero total en el Istmo de Tehuantepec encendió las alarmas, no solo a nivel local, sino nacional por el desarrollo del corredor transístmico y porque no hay una solución visible por parte de insufrible gobierno de Salomón Jara Cruz para atenderlo y al contrario él es el que ha “entregado” territorio oaxaqueño al estado de Chiapas para quedar bien con el gobernador de aquél estado, lo que constituye un delito.
Abogados consultados por este columnista, señalan que es procedente un juicio político contra el Gobernador Salomón Jara porque en su “acuerdo amistoso”, para resolver el problema, el mandatario oaxaqueño, está cediendo terreno que original y oficialmente le corresponde al estado de Oaxaca y él por quedar bien con el hermano incómodo del peje, el de los sobres amarillos Pío López Obrador que es cercano a Rutilo Escandón Cadenas, le concede este “acuerdo”.
Quienes se manifestaron por más de tres días e impidieron el paso total en la carretera federal a la altura del Mezquite Asunción Ixtaltepec, consideran que Salomón Jara Cruz traicionó a los oaxaqueños en un acuerdo con el Gobierno de Chiapas, ante un error de coordenadas por parte de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), en su definición de límites territoriales.
El Gobierno de Salomón Jara reconoció que trató de llegar a un “acuerdo amistoso” con Chiapas para que parte del territorio de aquel estado y que son pesquerías no reconocidas por error de la SCJN, sean reconocidas por Oaxaca a cambio de las comunidades chiapanecas ya instaladas en territorio zoque, lo cuál es un sinsentido político.
Hay que recordarle al estulto gobernador de Oaxaca que CHIMALAPA SIGNIFICA JÍCARA DE ORO, justamente porque los pueblos zoques le pagaron a la Corona Española específicamente a Felipe IV -como consta en sus títulos primordiales- esas tierras con jícaras de oro. Los Zoques son dueños legítimos de esas tierras porque ellos las adquirieron y ahora resulta que por un “acuerdo amistoso”, sus tierras son cedidas de facto al estado de Chiapas.
Esto es un atentado contra la territorialidad de Oaxaca porque incluso en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, están bien delimitadas las colindancias de los estados, por lo que el asunto de Chimalapa no es un tema de inconsistencia o de límites territoriales, sino de invasiones.
El antecedente de la ruptura de la armonía que hubo entre las comunidades zoques y los asentamientos chiapanecos, tiene su origen en 1995 cuando el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) en su conteo de población intercensal, introdujo los GPS para la geo referenciación de las comunidades que, para ese entonces ya existían varios ejidos y comunidades chiapanecas asentadas en territorio oaxaqueño, que convivían sin mayores problemas.
Convivían tan bien, que los zoques les propusieron a esas comunidades que se adscribieran a las comunidades agrarias de los Chimalapas, muchas de ellas aceptaron y hay antecedentes de los resultados obtenidos, otros, en su mayoría talamontes, decidieron seguir reportando administrativamente a Chiapas.
En el sexenio de José Murat, fueron publicados los resultados del conteo intercensal donde aparecen ya oficialmente las comunidades asentadas en territorio Chima como comunidades chiapanecas por lo que el gobernador José Murat emplazó al gobierno panista de Vicente Fox, a enmendar el error, sin embargo el problema ya había sido causado con las consecuencias que hasta el momento prevalecen.
Claro que los chiapanecos al verse favorecidos arrecieron la colonización de territorio Zoque, principalmente para el saqueo e maderas finas de ese lugar y repartieron tierras incluso a sus peones para comenzar con los asentamientos humanos que los zoques consideran invasión. Fue tan grave la invasión que los Chiapanecos fundaron municipios en el territorio invadido.
José Murat consigue que la controversia constitucional, salga a favor de Oaxaca reconociéndole sus terrenos en la parte norte y otras partes de la zona sur-costa (donde no hay reclamo de terrenos), sin embargo los Chimalapas siguen siendo invadidos por parte de comunidades chiapanecas que se dedican a la tala de maderas preciosas en ese pulmón de Oaxaca.
Los zoques, no quieren ningún tipo de interlocución con el gobierno de Salomón Jara porque consideran que los ha traicionado al llegar a ese “acuerdo amistoso” que no resuelve ningún problema, al contrario lo agrava porque sigue permitiendo el saqueo de los recursos naturales y no existe absolutamente nada legal en un “acuerdo amistoso”.
Ni el Gobernador Salomón Jara, ni mucho menos sus achichincles Jesús Romero de la Secretaría de Gobernación, ni el Consejero Juridico acusado de vender inmunidad, Geovany (así se llama) Vásquez Sagrero tienen el contexto, los tamaños, el talante y la inteligencia política para resolver este problema y eso va a escalar a nivel nacional para reventarle en las narices al propio peje Andrés Manuel López Obrador.
Salomón es bueno en algo: en causarle problemas al peje… el que sigue, es el magisterio
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