Fracisco Alejandro Leyva Aguilar
Aristóteles escribió sobre los diferentes tipos de ejercicio del poder que existían en su época. Decía más o menos esto: “cuando el poder recae en una sola persona y esa persona ocupa el poder en beneficio de todos, estamos hablando de la forma pura de la monarquía; cuando esa persona ocupa el poder en beneficio propio, estamos hablando de la forma impura de la TIRANÍA. Cuando el poder recae en una minoría y esa minoría utiliza el poder en beneficio de todos, estamos hablando de la forma pura de la aristocracia; cuando esa minoría ocupa el poder en beneficio propio, hablamos de la forma impura de la OLIGARQUÍA. Cuando el poder recae en una mayoría y esa mayoría ocupa el poder en beneficio de todos, estamos hablando de la forma pura de la democracia, cuando esa mayoría ocupa el poder en beneficio propio, estamos hablando de la forma impura de la DEMAGOGIA”.
Las palabras que usa López para referirse a “la mafia del poder” que identifica como OLIGARCAS, entiendo que habla de la forma impura en la que una minoría ejerce el poder en beneficio propio y creo que en algunos momentos de la historia de México, el peje tiene razón, pero poco a poco, con la ayuda invaluable de la izquierda mexicana, esa OLIGARQUÍA hegemónica priísta de las décadas anteriores a los años 80, le dieron paso a una DEMOCRACIA, incipiente y perfectible pero al fin y al cabo, un gobierno emanado de una mayoría que ocupaba el poder para beneficio de todos.
Una gran mayoría en 2018, votó por alguien que juró acabar con los privilegios de las minorías en el poder, es decir por alguien que combatiría de una buena vez y para siempre con la OLIGARQUÍA mexicana, derivada de la Revolución y personificada en lo que a la posteridad se convirtió en el Partido Revolucionario Institucional, en cuyas filas militó justamente López Obrador y, supongo, ahí se dio cuenta de que en México gobernaba una OLIGARQUÍA en la que algunos potentados se repartían candidaturas a sus cuotas y a sus cuates al grado que, a pesar de que las buscó, nunca le dieron una oportunidad al peje.
Por eso se cambió de partido, a uno que también era producto de la revolución y sus izquierdas, un partido que creía en el socialismo y en la dictadura del proletariado como lo marca el manifiesto comunista de Carl Marx y así se incrustó en el Partido de la Revolución Democrática que, de partido tiene mucho pero de demócrata muy poco. Un populista como lo es el peje, quedó bien plantado en la izquierda ortodoxa y recalcitrante., al grado de inventarse después un movimiento que convirtió en un partido político.
En el gobierno del “oligarca” Ernesto Zedillo que fue ungido candidato del PRI después del asesinato de Luis Donaldo Colosio el 23 de marzo de 1994, se reformó la ley electoral y se creó el Instituto Federal Electoral, antecedente del Instituto Nacional Electoral (INE) y le quitó la organización y el control del padrón electoral al gobierno en turno que ejercía esas funciones al través de la Secretaría de Gobernación, entonces se ciudadanizó el órgano electoral y se creó un Consejo General, que hasta la fecha es el máximo órgano de decisiones en nuestro árbitro electoral.
Por vez primera se organizaron elecciones limpias y sin la injerencia del Gobierno Federal que de alguna manera controlaba las elecciones antes de esa reforma, lo cual dio paso a la democratización de las elecciones y por supuesto a la alternancia en el poder. Así México ha sido gobernado por e PRI, por el PAN y ahora por Morena, cosa que no hubiese sido posible, sin estas reformas electorales.
Por eso me llama poderosamente la atención que López utilice términos como “OLIGARQUÍA”, porque se mete un balazo en el pie el sólo. Por supuesto que a México hoy lo gobierna una élite que recibe privilegios del poder que son CORRUPCIÓN y que por ANTONOMASIA, DEFINEN A LA FAMILIA PRESIDENCIAL. Por eso le estorba el INE.
Si López alguna vez tiene en sus manos el pensamiento político de Aristóteles, debería fijarse muy bien que él, ni siquiera es un OLIGARCA, él es más bien UN TIRANO que está buscando terminar con las instituciones, esas si democráticas, que le dan identidad a México. López, quiere desaparecer lo que constitucionalmente y con la pérdida incluso de vidas humanas, nos ha constado muchas décadas construir.
Prometió acabar con la corrupción y la percepción de esta ha crecido en 4 años y medio, prometió crecer al 6 por ciento y no ha llegado al uno porcentual, prometio bajar el precio de la gasolina y es el que más gasolinazos nos ha dado, dijo que primero los pobres y hay cuatro millones más, prometió la autosuficiencia alimentaria y somos deficitarios hasta de maíz y si prometió y prometió y prometió y no ha cumplido absolutamente nada, entonces es un pobre DEMAGOGO, DISFRAZADO DE DICTADORZUELO y esos, no tienen cabida en un país democrático como México.
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