Francisco Alejandro Leyva Aguilar
¡HAGAN COLA!, porque ya somos millones los que le estamos mentando su madre al estulto, esquizofrénico paranoide, tarado, loco, ratero, corrupto, retrasado, anacrónico y muy hijo de su rete chingadamadre de Andrés Manuel López Obrador.
Apenas se dieron a conocer modificaciones por las que se actualizan las sanciones por “ataques a la moral e injurias a funcionarios públicos”, la Comisión de Gobernación de la Cámara de Diputados aprobó una reforma a la ley sobre delitos de imprenta. Con esta propuesta, por ejemplo, la multa a quien insulte al Presidente de la República, que actualmente es de 100 a mil pesos, pasará de entre 518.70 a 4 mil 146.60 pesos o lo que es lo mismo el equivalente de 5 a 40 Unidades de Medida y Actualización (UMA).
La misma sanción se impondrá a quienes insulten a los ministros de la Corte, magistrados de circuito, jueces, integrantes del Congreso de la Unión y legisladores locales, así como a generales y coroneles en el desempeño de sus funciones, al modificar la actual infracción que vale entre 50 y 300 pesos.
En tanto la multa para quienes agravien a secretarios del gabinete, al fiscal general, gobernadores y titular de la jefatura de gobierno de la Ciudad de México, aumentará de entre 50 y 500 pesos a 518.70 y hasta 1,037.40 pesos.
La iniciativa fue de una diputada obvio de los suavecitos de morena, de nombre Benelly Jocabeth Hernández, una que por cierto detuvieron hace tiempo con una muy buena lana en efectivo, procedente presuntamente del gobierno chiapaneco de Manuel Velasco y con destino a Ricardo Monreal, prevé la necesidad de reformar la Ley sobre Delitos de Imprenta, que data de 1917, para hacer eficiente su aplicación.
Actualmente, señala la iniciativa, “son demasiado laxas”, en algunos casos “irrisorias”, por ejemplo el incumplimiento de requisitos no se sanciona “ni con una UMA actual de 103.74 pesos”, no desincentivan la comisión de los delitos y se contraponen con las sanciones del Código Penal.
O sea, hasta las mentadas de madre han subido de precio en México, jajajaja.
Yo me pregunto ¿no hay cosas más importantes qué legislar en nuestro país que una ley de imprenta para evitar que le mienten la madre al peor presidente que ha tenido México?, ¿No hay iniciativas pendientes, reformas importantes que tengan que ser tratadas con atención y cuidado como para estar pensando en estas nimiedades?
Por ejemplo los derechos y la cultura indígena, los fideicomisos funcionales, el código penal federal, los presupuestos para los estados hechos a modo del “presidente”, así en minúsculas y entre comillas, la suficiencia presupuestal para medicinas y oncológicos para niños con cáncer, leyes más fuertes en contra de la deforestación, sanciones más graves para el crimen organizado y el narcotráfico, sanciones y penas ejemplares para funcionarios corruptos como la propia Benelly Hernández que transportaba dinero de dudosa procedencia.
En fin los asuntos legislativos en México son muchísimos y tienen que ver si, con el endurecimiento de las sanciones para que tanto los ciudadanos de a pie, como los funcionarios públicos, no se pasen de listos, pero ¿encarecer las mentadas de madre para tratar de proteger la ineficiencia?, eso es un retroceso, además que vulnera la libertad de expresión.
Aún y con la iniciativa, las redes sociales se volcaron en insultos al peje y a su equipo, total a la inútil diputada por morena, no se le ocurrió que las redes sociales no están sujetas a la ley de imprenta y aquí en la web ¡BENDITAS REDES SOCIALES!, si le podemos mentar su madre, con todas las letras al peje y a quienes sepamos que son un mal para nuestro país.
Al cierre de mi columna, me enteré que ayer en la mañanera, el peje, exhausto por millones de mentadas de madre de los cibernautas, decidió vetar la ley de la diputada -que por cierto fue detenida con millones de pesos en cash, en el aeropuerto de Tuxtla en la campaña del peje, mientras iba a abordar un vuelo privado a Toluca-.
Yo me pregunto ¿qué sentirá en su ego la diputada Benelly que, queriendo quedar bien con el peje para detener los insultos y agravios, le ordenan que se desista de su iniciativa?, ¿y su dignidad?, ¿y su autonomía?. ¡Qué feo se ha de sentir ser un siervo!.
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