Francisco Alejandro Leyva Aguilar

¿Creían que lo habían visto todo?
La posibilidades de los software hoy en día pueden parecernos ciencia ficción y sin embargo son reales. Recuerdo lo que me pasó en 2018 mientras fui director general de la Corporación Oaxaqueña de Radio y Televisión (CORTV) justo en la campaña presidencial.

Entonces fui acusado de utilizar las frecuencias de la CORTV, concesionadas al gobierno de Oaxaca para transmitir un acto político del candidato del PRI José Antonio Meade Kuribreña, que visitó la capital de Oaxaca

El muy limitado Zoe Robledo, Presidente de la Comisión de Radio Televisión y Cinematografía del Senado de la República, por el PRD que luego se cambió a Morena, pidió la cancelación de las 33 concesiones de radio y las 16 de televisión que tenía la Corporación porque supuso que la nota publicada por el Reforma, era cierta.

Se fue con la finta porque la publicación la hizo un periódico con una reputación importante en el país, pero nunca se dio cuenta que era una noticia falsa, una fake news. En efecto hubo una transmisión de la visita a Oaxaca de Meade, pero no por las frecuencias concesionadas al Gobierno de Oaxaca, sino en una plataforma web, en una red social que no está concesionada a nadie, ni depende del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT)

Pero además no había sido la única transmisión de ese tipo, también habíamos realizado otra más de la visita del que después se convirtió en el jefe de Zoé Robledo: Andrés Manuel López Obrador que había ocurrido unas semanas antes de la visita de José Antonio Meade.

La cobertura de la contienda electoral del 2018, que marco un punto de inflexión en México, pudimos cubrirla de manera imparcial, justo por la democratización de los medios de comunicación provocada por la penetración, sin reglas entonces, de plataformas como Facebook, Twitter o YouTube.

Las fake news habían penetrado la vida pública y política mucho antes de ese suceso en CORTV y para mal, lo que nosotros hicimos simplemente fue poner en evidencia la fragilidad de una contienda electoral que estaba plagada de noticias falsas, estaba plagada de percepción que, por supuesto, no correspondía a la realidad.

Las redes sociales estaban llenas de noticias falsas donde acusaban por ejemplo al gobierno de Peña Nieto, de querer demoler un edificio derrumbado por el sismo de 2017 y lo acusaban de asesinato porque debajo de los escombros “había personas sepultadas y vivas”… fake news.

Pero ya nos quedamos atrás, las fake ya son historia. Los algoritmos, la big data y la narrativa transmedia han evolucionado y revolucionado las redes sociales y ya no sabemos bien a bien qué es verdad y qué es mentira. Hemos llegado a la era de la deepfake, la bitcoin y el metaverso.

Hoy, los algoritmos pueden poner en tu boca, algo que nunca dijiste. Pueden crear una imagen en donde harán que tú o cualquier persona, cualquier político diga algo, gesticule algo, grabe algo que jamás existió porque ocuparán los miles de datos que has dejado en la nube, en la red de redes para crear esa ilusión.

Deepfake o ultra falso, es una técnica de inteligencia artificial que permite editar videos falsos de personas que aparentemente son reales, utilizando algoritmo de aprendizaje no supervisados conocidos como Red Generativa Antagónica (RGA) y videos o imágenes ya existentes. El resultado es un video muy realista pero falso.

Las primeras manifestaciones de lo ultra falso, comenzaron editando videos de personajes públicos en escenas pornográficas, luego en escenas de películas actuadas por unos, pero montadas en rostros diferentes.

Nada les impide a los creadores de lo ultra falso que esas técnicas las utilicen para hacer campañas negras en contra de candidatos, campañas dirigidas -como en su tiempo lo hicieron los estrategas del peje- a crear falsas percepciones de políticos específicos-.

La creación de bulos malintencionados, será lo que marque la pauta en las próximas elecciones de 2024 en México. Si López ganó por “las benditas redes sociales”, que utilizó para crear la percepción de que el Gobierno de Enrique Peña Nieto era un desastre, esas mismas “benditas redes sociales”, mas técnicas de edición malintencionadas, podrán ser su propia tumba.

Ayudados en mucho por la pésima administración y los nulos resultados de la cuatroté, los algoritmos para crear las deepfake, penetrarán en el inconsciente colectivo, por cierto muy ignorante en estos temas del mexicano común, que va a creer cualquier cosa que le manden.

Y no hay medicina para eso. Peña Nieto cuando se dio cuenta que la percepción estaba en su contra, ya era demasiado tarde, un tren mucho más grande que el bala de Japón, lo había arrollado con miles de mensajes y noticias falsas que sembraron en la mente del mexicano que Enrique era exactamente un pendejo, cuando no era así. Desdeñar las redes sociales y su inimaginable poder, fue el fracaso del mexiquense.

Pero el peje no está exento y la guerra ya ha comenzado… hasta entre sus mismas corcholatas, al tiempo.

@leyvaguilar
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Instagram: leyvaguilar.

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