Francisco Alejandro Leyva Aguilar
He estado leyendo documentos episcopales de mi tocayo el Papa Francisco y me he puesto a reflexionar sobre la retórica de muchos políticos respecto de la pobreza y de los pobres, sobre todo de los líderes populistas de todo el mundo y de los cuáles, por supuesto no podemos excluir a López en México.
La narrativa del populismo latinoamericano, es como la tesis de Yasmín Esquivel Mossa, copiada en todos los rincones de la América “bolivariana”; el discurso es: “por el bien de todos, primero los pobres”, pero ¿en verdad esos políticos populistas como Nicolás Maduro, Andrés López, Hugo Chávez, Fidel Castro – el padre de todos- se preocupan por diseñar políticas públicas tendientes a estrechar las diferencias sociales?, o como bien lo dice el peje “son una estrategia electoral”.
Los pobres, siempre van a ser mayoría porque en las economías de mercado donde el dios es el dinero contante y sonante, las diferencias sociales siempre estarán marcadas no solo en cuando a la cantidad de dinero que se posee, sino a la accesibilidad de los diversos grupos sociales a los sistemas de salud, al agua potable, a los recursos naturales, a la educación, etcétera.
Dice mi tocayo el Papa Francisco “pido a Dios que crezca el número de políticos capaces de entrar en un auténtico diálogo que se oriente eficazmente A SANAR LAS RAÍCES PROFUNDAS Y NO LA APARIENCIA DE LOS MALES DE NUESTRO MUNDO. La política, tan denigrada, ES UNA ALTÍSIMA VOCACIÓN, ES UNA DE LAS FORMAS MÁS PRECIOSAS DE LA CARIDAD, PORQUE BUSCA EL BIEN COMÚN…”
“…Tenemos que convencernos de que la caridad, no es solo el principio de las micro relaciones, como en las amistades, la familia, el pequeño grupo, sino también de las macro relaciones como las relaciones sociales, económicas y políticas. Ruego al Señor que nos regale más políticos a quienes les duela de verdad la sociedad, el pueblo, la vida de los pobres…”
“… Es imperioso que los gobernantes y los poderes financieros, levanten la mirada y amplíen sus perspectivas, QUE PROCUREN QUE HAYA TRABAJO DIGNO, EDUCACIÓN Y CUIDADO DE LA SALUD PARA TODOS LOS CIUDADANOS”.
De verdad ojalá Dios escuche al Papa y le quite lo soberbios, lo interesados y los sinvergüenza a los políticos populistas de todo el mundo, porque como bien lo dijo Benito Juárez García, ellos son malditos, toda vez que con sus discursos defienden al pueblo y con sus hechos lo traicionan.
En México -y no se diga en la América bolivariana- los líderes populistas usan a los pobres, los ocupan como carne de cañón y no les importa si tienen acceso a la salud, a la educación, al agua limpia, a un trabajo digno. Ellos -los populistas como López- gastan el dinero en dádivas y las presumen en los medios de comunicación para decir que son “buenos”, “benefactores del pueblo”, “dadivosos”.
“Yo ya no me pertenezco, yo soy del pueblo”, pinche frase falsa y demagógica, mentirosa y populista.
Pero como bien lo dice Francisco, regalar dinero no resuelve el problema y al contrario, lo agrava porque acostumbran a las masas a depender de esa dádiva que después será el motivo para que sigan votando por quienes les regalan el dinero en un círculo vicioso que, en todas las maneras favorece al líder populista.
Claro que los pobres, que sumarán uno 30 millones de personas en México y aumentando por la necesidad electoral del peje, son importantes para los gobiernos populistas, pero no para acabar con su pobreza diseñando políticas públicas destinadas al reparto equitativo de la riqueza de un país, sino para conservar el poder al través del voto masivo de los pobres.
Por eso son tan peligrosos los populistas, por eso han conservado el poder en lugares como la Cuba de Castro o la Venezuela de Chávez, la Bolivia de Evo o la Nicaragua de Daniel Ortega.
Sin embargo México es otra cosa, aquí habemos pobres, pero no pendejos y sabemos que con esta administración de cuarta, aunque hayan aumentado el salario mínimo, no hay medicinas, el gas está más caro, la gasolina no baja, la inflación sube como espuma, la canasta básica es impagable; los servicios de salud, han colapsado; los asesinatos son cosa de todos los días, la inseguridad atenta contra la integridad hasta de niños y todo eso es RESPONSABILIDAD DE UN SOLO HOMBRE QUE ES UN POPULISTA: López.
Así que ya lo sabemos. A Andrés le importan los pobres pero por “apuesta política”, por “estrategia”, no porque quiera sacarlos de su condición y por lo mismo, su discurso es concupiscente, bajo, miserable.
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