Alejandro Leyva Aguilar

Me quedé callado lunes y martes porque, en verdad y lo digo con toda responsabilidad, disfruté no solo la macha multitudinaria, simultánea en 33 ciudades del país y la megamarcha de la Ciudad de México, también disfruté mucho la reacción del “presidente”, así en minúsculas y entre comillas que no se pareció en nada a la de un estadista, sino a la de un demente.

No supieron cómo hacer para descalificarla -al menos la de CDMX- y, claro ante la contundencia vomitaron cifras que no se las creen ni los chairos: Martí Batres Secretario de Seguridad Pública dijo que habían marchado entre 10 mil y 12 mil, el peje dijo que “unos 50 mil”… y yo me pregunto si no saben contar personas en una marcha ¿podrán contra los votos con su pinche reforma guanga esa?

Justo ese es el problema de este gobierno, la simulación de los “otros datos” y está bien que el peje crea que los que asistimos a la marcha el domingo 13, no llenamos ni la mitad de la plancha del zócalo que es su referencia. Esta bien que lo crea porque entonces no está midiendo la magnitud de la protesta, una que no fue contra su gobierno sino en contra de una iniciativa retardaria.

Sabemos que el peje es un esquizofrénico paranoide en último grado. Me tocó ver en la marcha a personas que comenzaron a gritar consigas en contra del peje e inmediatamente los demás marchantes los convinieron a que no insultaran al “presidente”, que la marcha era por la defensa de la democracia, no en contra de su gobierno, por eso la marcha inició y concluyó en paz, pero el peje asume que fue en contra de su gobierno.

Él piensa que hay un complot orquestado por los ricos, los dueños de las empresas, los políticos que son sus enemigos, etcétera pero se equivoca, yo soy uno de esos que marchó y que además estuve motivando al través de esta columna la marcha y nadie me obligó a ir, nadie me puso una condicionante, nadie me ofreció dinero.

Esa es la diferencia de llenar el zócalo capitalino con acarreados y dinero público para el pago de transporte, bebidas y alimentos para miles de personas y los que fuimos por nuestra propia convicción a manifestarnos en contra de un absurdo.

Se equivoca Andrés y que bueno que se equivoca en hacer un mal calculo de los asistentes a la marcha, pero más que a los que fuimos, a los que estamos dispuestos a defender nuestra democracia. No va a poder cambiar a constitución para volverse un partido hegemónico y eso tiene iracundo al presidente -iracundo, chairo, quiere decir enojado-.

Solo para dar un dato cercano a la realidad al Gobierno y no porque sea realmente importante o trascendental, la marcha tenía un largo lineal de 4 kilómetros y unos 40 de ancho. Si por cada metro cuadrado había digamos mínimo 4 personas, eso nos da una suma de 600 mil, más de lo que le cabe a la plancha del zócalo, otros investigadores dijeron que habían unas 800 mil personas más los de provincia, el domingo pasado se manifestaron más de un millón de personas aunque el peje haya visto 50 mil.

Y digo que no es trascendente el número porque se trata de la defensa de la democracia, se trata de presionar a las y los legisladores para que no se dejen amedrentar, a que usen el cerebro que para eso les pagamos y no permitan que se atente contra nuestras libertades, ya lo hicieron con la reforma a la Guardia Nacional, a esta, no se los vamos a permitir.

Otra cosa que me llamó mucho la atención, al menos aquí en Oaxaca, es que los bastiones de votos de morena, son en su mayoría personas de la tercera edad a las que les da dádivas electorales y aquí al menos, marcharon muchos, me atrevo a decir que la mayoría de los que asistimos.

¿Qué pasó con los jóvenes?, esa reflexión bien puede ponernos a estudiar qué es lo que los jóvenes están esperando de nuestra democracia, quizá ellos no vieron la transformación del IFE al INE; tal vez no se dieron cuenta de la elección de 1988 cuando Manuel Bartlett era el Secretario de Gobernación y le quitó el triunfo al candidato de las izquierdas progresistas Cuauhtémoc Cárdenas, tal vez no vieron en sus comunidades, como se gestaron los fraudes electorales.

En fin, los partidos políticos tiene que hacer un análisis muy profundo de lo que los jóvenes están pensando, no por algo y no es un cliché decir que son el futuro de México y por eso debemos de estar atentos a que su participación, como la de las personas de la tercera edad, sea contundente y valiosa.

En resumen, la marcha fue un éxito, sin embargo debemos estar pendientes y atentos del actuar de nuestros legisladores, tenemos que exigirles que EL INE NO SE TOCA, y no porque no sea perfectible, sino porque no hay tiempo, ni condiciones para hacerlo, tenemos dos elecciones en puerta (2023 y 2024) y el INE debe estar más atento en la convocatoria, organización, ejecución y conteo de votos, que a los embates de un viejo guango berrinchudo que hoy tiene poder pero que pronto ya será un ciudadano más

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