ERNESTO REYES
La crisis de la basura tocó fondo cuando el alcalde morenista, Francisco Martínez Neri, abandonado a su suerte por los gobiernos saliente y entrante de Oaxaca, aceptó que esta problemática rebasa su capacidad de gestión, pese a que ha intentado soluciones que lamentablemente “se han encontrado con fracasos y temas como lo social que sobrepasa al ayuntamiento: “Cosas que rebasan (nuestras) capacidades económicas, políticas y sociales”, asentó.
Declarada ciudad patrimonio y capital turística del sureste, Oaxaca de Juárez y su zona conurbada se enfrentan al riesgo de que su población contraiga enfermedades gastrointestinales y otras, debido a la basura alojada en hogares, comercios, lotes baldíos y las propias calles de colonias, agencias y el centro histórico.
El problema generado por las 800 toneladas diarias de la capital y zona conurbada necesitaría que la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), emita una declaratoria de emergencia sanitaria, cuyo trámite compete a Alejandro Murat, previa solicitud del cabildo como se acordó el jueves. Y que, con la suma de los recursos materiales y humanos disponibles (gobiernos federal, estatal y municipal) se garanticen “mecanismos de respuesta que permitan minimizar los daños a la población expuesta”, y se frenen riesgos a la salud de la población.
Como se anunció la conformación de comités locales de salud con fines informativos, ello indica que la situación tiende a agravarse. En suma: impedir que la verde Antequera se convierta en un foco de infección sanitaria sería uno de los propósitos fundamentales.
No debe olvidarse que el año pasado se suspendió la Noche de rábanos, como consecuencia del enfrentamiento que protagonizaron recolectores de basura contra la administración de Oswaldo García Jarquín, donde se ensayó el comportamiento actual en que ha caído el sindicato “Tres de marzo”, aliado coyuntural del gobernador Murat y su operador Vera Salinas, con todo lo que ello implica en cuanto a desacato al patrón, actitud que ya ha traído consecuencias como la multa y retención de camiones en San Sebastián Etla, y la fallida intentona de depositar los residuos en la ex fábrica de Triplay.
Si esto no fuera cierto, debe señalarse al o los responsables dentro de la propia administración y que asuman las consecuencias. Asimismo, debe clarificarse la fuente del envío de residuos a lugares que comprometen y lesionan la relación de la autoridad citadina con otros municipios.
Con ir a llenar de suciedad a la sillería de un evento político de seguidores de Claudia Sheinbaum en el paseo Juárez, El Llano, el sindicato más poderoso del ayuntamiento exhibió su petulancia, pero también su partidarismo lamentable.
Las Naciones Unidas han considerado que los municipios, independientemente de su tamaño y capacidad financiera, pueden mejorar su situación actual de gestión de residuos sólidos, creando soluciones que promuevan su uso responsable, basándose en el reciclado y reutilización eficiente de los mismos.
Dicha estrategia urbana debe identificar el espacio adecuado para los futuros sitios de relleno sanitario, cosa que Oaxaca de Juárez no ha logrado ante la falta de empatía y solidaridad de los municipios conurbados que se han beneficiado por cuatro décadas del ex basurero de Zaachila.
Si los gobiernos locales redoblan esfuerzos y realizan actividades que los lleven a gestionar debidamente sus residuos sólidos, “darán un paso importante para encaminarse a convertirse en municipios resilientes y sostenibles”, recomienda el organismo multilateral. Sin embargo, el ayuntamiento se ha visto obligado a llevar parte de estos residuos a Puebla, en espaciosas y costosas góndolas. Pero esta solución es temporal debido a las dificultades presupuestales para contratar dichos transportes.
En esta crisis, se suscitan espectáculos vergonzantes como bolsas de residuos en pleno zócalo o la plaza de la danza, llevados por los propios sindicalizados o recolectores no autorizados de Catem, que se suman a vecinos irresponsables e inconscientes que no escogen su basura o salen a tirarla a la calle. Por encima de todo, observamos el juego de vencidas en que están trenzados gobernantes estatales contra municipales, incluso incipientes políticos de la nueva hornada para ver si quitan de la silla municipal a Martínez Neri, o por lo menos le restan posibilidades futuras.
Hay que decirlo con claridad: hay actores y factores (políticos priistas, empresarios, sindicalistas, funcionarios, etcétera) que están desestabilizando a una administración que buscaba convertir a ésta en una ciudad educadora, mediante acciones afirmativas y de participación colectiva que habría de llevar a la formación de ciudadanía. En lugar de crear buenos ciudadanos, limpios y colaborativos con su propia comuna, hemos visto lo contrario; y en lo político, a los especímenes de siempre: sucios, puercos, marranos, cerdos…
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