Alejandro Leyva Aguilar
He leído ya el “Rey del Cash” y, como lo prometí ayer, ésta es una conclusión suscinta del libro de Elena Chávez.
Por supuesto que no es una obra literaria de relevancia, tampoco es digna de ganarse un premio o de pasar a la historia por su narrativa; si es un Best Seller por la cantidad de ventas que tuvo a las horas de haber salido a la luz y porque a unas horas de haberse viralizado en redes sociales en PDF al través de WhatsApp, no ha tenido una sola denuncia por parte de su autora y de su editorial.
¿Qué información de relevancia nos ofrece el Rey del Cash?, me parece que lo más relevante de todo es la personalidad de López Obrador, su bipolaridad, su esencia de traidor a sus principios, su hybris, su desmesurada soberbia.
Wilhelim Reich, este psicólogo alemán propuso la teoría de la “coraza caracterológica”, que no es otra cosa que la construcción que el sujeto realiza a partir del material adquirido en la infancia y supone un continuo regreso -cuando no un anclaje-a los puntos de fijación., aquellos donde la líbido se desplegó para gran satisfacción de la pulsión (impulso o tendencia instintivos) del niño.
Andrés maneja bien su coraza caracterológica. Muestra una personalidad al pueblo, como un salvador, un mesías, un iluminado, paternalista que va a sanar a México de todos sus males, principalmente la corrupción; es el prototipo del querer ser del mexicano, un hombre de muy buenos principios, incorruptible, amante y defensor de los pobres, defensor de las causas justas, casi un Robín Hood.
Ese halo glorioso que López se coloca en la cabeza para presentase ante la masa, es creído por sus seguidores como si se tratara de un mandamiento divino, por eso le aceptan absolutamente todo lo que dice como una verdad incontrovertible.
Pero detrás de esa coraza existe un monstruo y justamente ese es le valor del libro de Elena Chávez porque se mete detrás del telón de hierro del peje para descubrir la entraña que si lo caracteriza y muy bien.
Elena Chávez descubrió a lo largo de 18 años -6 de ellos estaba convencida- la verdadera personalidad de Andrés López Obrador y visualizó a una persona sin escrúpulos, altamente traicionera, excesivamente soberbia, sin honor, sin honra, sin valores, sin amigos (solo tiene intereses), sin educación, sin pudor; sin preparación, ni académica, ni política; maniática, esquizofrénica y con paranoia, ambivalente y bipolar.
El libro, que es un relato del tiempo que Elena Chávez pasó con César Yáñez uno de los hombres más cercanos a López, tiene ese valor justamente, el de desenmascarar a un tirano potencial que usa la coraza caracterológica muy bien para ocultar su verdadera personalidad.
Y el uso de esa chupa de cota de mallas, no la construyó de la noche a la mañana, ni desde que fue jefe del Gobierno del entonces Distrito Federal. Como bien describe Wilheim Reich, es adquirida desde la infancia y a López le pasó cuando mató a su hermano Ramón de un balazo en el pecho.
Tuvo que huir de si mismo, tuvo que ocultar su rencor, su resentimiento, su culpa; tuvo que enterrar al Manuel Andrés López Obrador (MALO), para convertirse en Andrés Manuel (el bueno) y salir al mundo no a suplicar perdón por los asesinatos que cometió cuando niño, sino a exigir su lugar en una sociedad que lo juzgó.
Elena Chávez desvela al monstruo que está detrás del amlo bueno y paternalista y ese justamente es el valor de la periodista al desenmascarar, tanto la personalidad de López, como sus reales intenciones de seguir en el poder a cualquier precio.
¡PRUEBAS, PRUEBAS!, dicen los chairos… Las pruebas las hemos tenido a lo largo de la historia de la vida política del peje.
Los videos de Bejarano recibiendo maletas de dinero, Carlos Imaz ex esposo de Claudia Shiembaum también recibiendo cash, Martín y Pío López Obrador por el mismo motivo; Delfina Gómez, el carrusel del cash encabezado por Alejandro Esquer y un sin fin de funcionarios, menores y mayores recaudando dinero ilícito para “el Rey del Cash”.
Valiente trabajo de Elena Chávez si consideramos que el monstruo quedó expuesto y al descubierto, su reacción puede ser muy peligrosa para la periodista y para la sociedad, acordémonos que si antes no tenía escrúpulos, ahora ha acumulado poder y un pendejo con poder es muy peligroso.
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