Alejandro Leyva Aguilar

Yo no sabía que los pájaros en el alambre, eran tan grandes y coloridos, resulta que son guacamayas y que hackearon millones de datos sensibles nada más y nada menos que de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA), esa que el peje quiere sacar a la calle para garantizar la seguridad de los ciudadanos… no puede garantizar ni su propia seguridad.

Lo que nos mostró el fin de semana Carlos Loret de Mola, apenas es la punta del iceberg de escándalos que se le vienen encima a la cuatroté y específicamente a su líder el peje que, dicho sea de paso, no se cómo ha aguantado tanto sin que le de un paro cardiaco, que no se lo deseo, pero sería la mejor salida de su desastroso gobierno.

Justamente uno de los temas que trató el periodista de Latinus fue la salud del “presidente”, así en minúsculas y entre comillas y nos enteró de que el peje tiene un padecimiento cardiaco que no es nada menor y que incluso podría tratarse de una afección que pone en riesgo su vida.

La salud de un presidente, es un tema que debe ser informado a la sociedad, porque no sabemos que efectos pueda tener en su persona, la cantidad y la calidad de medicamentos que le suministran para atender su mal, no sabemos si esos medicamentos pudiesen afectar su toma de decisiones o las cosas que dice.

Sin embargo y como se lo dijeron las Guacamayas al peje, la salud del presidente es lo menos importante de los millones de documentos que estos hackers le hicieron a la SEDENA que, insisto, es nuestro máximo cuerpo de seguridad.

Haber hackeado al ejército y con la facilidad con la que lo hicieron, supone que nuestras fuerzas armadas son muy vulnerables y por eso, la militarización de la Guardia Nacional, debe pararse justamente en estas fechas en que conmemoramos con dolor a los miles de muertos del 68 en la plaza de las tres culturas en Tlatelolco.

Fue ese mismo ejército el que acribilló a los estudiantes en 1968 y posteriormente en 1971 en un jueves de corpus Cristi, pero también es el mismo ejército de Tlataya y el mismo que se encargó, según las pesquisas de Alejandro Encinas, de desaparecer a los 43 estudiantes de Ayotzinapa.

Ese mismo ejército que combatió en la guerra de intervención, contra los cristeros, y que en este sexenio ha acumulado miles de recomendaciones de Derechos Humanos, es el que fue vulnerado en su intimidad cibernética y ha puesto a México a la espera de la revelación de los secretos que ahí se encontraron y que, de otra manera, jamás lo hubiésemos sabido.

Si como lo dijeron las Guacamayas “la salud del presidente es lo menos importante” ¿entonces de qué estamos hablando?, ¿cuántas violaciones a los derechos humanos vamos a desvelar?, ¿cuántos contratos fraudulentos, asesinatos, excesos, desapariciones y un largo etcétera vamos a conocer pronto?

Por si fuera poco, una esposa de un amigo del peje, publica un libro que desde gobierno tratan de parar, se llama “el rey del cash”, prologado por la periodista Anabel Hernández que, apenas salió a la luz en Amazon y ya había vendido miles de ejemplares en pocas horas.

Elena Chávez es el nombre de la autora, ex esposa de César Yáñez que en el libro describe a modo de crónica 18 años que vivió cerca del peje donde vivió traiciones políticas, ambiciones personales, infidelidades, abusos laborales, corrupción y autoritarismo, pero además desvela la manera en que el peje se hizo de miles de millones de pesos para financiar sus campañas políticas.

Seguramente debe ser muy revelador el libro porque esa pregunta nos la hemos hecho los mexicanos millones de veces ¿de qué vivió el peje 18 años si no le conocimos un trabajo estable o decente?, ¿cómo mantuvo a sus vástagos y a la señora Müller o a poco ella lo mantuvo?, ¿de dónde sacó dinero para recorrer los más de 2 mil municipios que tiene el país?

Entre el libro de las revelaciones y el hackeo a SEDENA con todo lo que eso implica, el peje debe estar muy preocupado por el destino de su cuatroté, porque no va a pasar a la historia como el quisiera, sino como lo peor que le ha pasado a México en todas su historia.

@leyvaguilar
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Facebook: Francisco Alejandro Leyva Aguilar

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