Alejandro Leyva Aguilar
Sembrando vida o ¿sembrando corrupción?, este programa que el peje quiere que se aplique en otros países incluido Estados Unidos donde tienen una amplia tradición de conservación y manejo forestal, no ha dado más que dolores de cabeza a la economía mexicana por la corrupción galopante que prevalece en el sistema.
El Consejo Nacional para la Evaluación de los Programas Sociales del Gobierno Federal (CONEVAL), detectó una serie de problemas en el programa sembrando vida, que van desde la entrega de plantas que no son aptas para las condiciones climáticas de las diversas regiones y proyectos en regiones que no disponen de agua, hasta errores en la capacitación a los beneficiarios, por lo que las metas están en riesgo.
Tres años lleva ya “sembrando vida” y, cosecha, pero fallas y errores. CONEVAL redactó un documento denominado “Evaluación de Procesos del Programa Sembrando Vida”, donde se puede leer un recuento de lo que encontraron los evaluados al realizar un trabajo de campo en las llamadas comunidades de aprendizaje campesino (CAC), que son los grupos de beneficiarios que se reúnen para la generación de conocimiento al través de intercambios de experiencias.
Dice el documento: “Las CAC visitadas comentaron lo siguiente sobre la selección de especies maderables y frutales para la distribución local: 1) Las especies entregadas, no corresponden con las especies solicitadas -inicialmente se les pidió una sugerencia a los sembradores- 2) Las especies proporcionadas no eran aptas para las condiciones ambientales de la región”
No solo los frutales maderables presentaron problemas, también los vegetales: “la planta proveída no poseía las condiciones para el trasplante inmediato, pues eran de tamaño muy pequeño, sin embargo, tuvo que llevarse a parcela por la presión que se tenía por parte de los operadores y directivos del programa para alcanzar sus metas”.
Los “sembradores de vida”, que a la vista no tienen el más mínimo conocimiento de cómo debe cosecharse una parcela, obligaron a los beneficiarios del programa a sembrar lo que ellos quisieron, en el momento en que ellos lo indicaron, simplemente para “cumplir una meta”. Habría que hacer una revisión exhaustiva de los indicadores estratégicos -si es que los tienen- de este programa.
CONEVAL en su evaluación, pone en entredicho los objetivos del programa “sembrando vida”, que es la obtención de árboles frutales y maderables porque los estándares de manejo de las plantas, no fueron los óptimos, por ejemplo, dice el documento: “los insumos no venían en bolsas, sino pilones enrollados en paquetes de plantas y, debido al traslado llegaban en malas condiciones o maltratadas y hubo ocasiones en que las plantas llegaban a destiempo, es decir, después de la temporada de lluvia”.
Hay que destacar que el “programa sembrando vida” que nació al inicio del sexenio en 2019 es operado por la Secretaría del Bienestar que busca que las personas en municipios con rezago social, tengan hasta 2.5 hectáreas con sistemas agrofortestales y milpa intercalada entre árboles frutales para lo que les pagan un apoyo de 5 mil pesos y acompañamiento social al igual que técnico.
Para este chiste, el gobierno federal ha destinado 28 mil 152 millones de pesos , de los cuáles no ha habido un solo centavo de retorno de inversión, simplemente porque no es una inversión sino un gasto, un regalo a los beneficiarios, disfrazados de programa social, pero que ocupa los terrenos parcelarios de los beneficiarios que no pueden sembrar otra cosa que lo que les manda el gobierno y, tampoco pueden disponer de su parcela para otros cultivos.
CONEVAL encontró también que además de contar con insumos poco aptos para la siembra, que el programa no contempló la sobre demanda de agua, así como la poca disponibilidad de esta en algunas regiones del país donde tiene presencia sembrando vida.
O sea, se les pasó el pequeño detalle del agua, como si los campesinos no supieran que el líquido es indispensable para cualquier cultivo en cualquier tipo de terreno y lo que desenmascara, claro, el talante de la ocurrencia de Obrador en este programa y en casi todos los que tiene SEBIEN, que en vez de producir, son programas electoreros.
En resumen, “sembrando vida” lo que siembra son problemas y lo que cosecha son fracasos. No ha habido una elevación de la calidad de vida de los beneficiarios, tampoco se ha logrado la meta de reforestar México porque se han talado millones de árboles en las construcciones del tren maya y el aeropuerto de Tulum, que los árboles que ha colocado “sembrando vida” en todo el país.
Sembrando vida pues, es un fracaso más de López Obrador.
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