Alejandro Leyva Aguilar
Los datos no mienten, el que sí lo hace y a diario, excepto sábados y domingos que no hay mañaneras, es el peje.
Hay algunos periodistas, llamémosle atrevidos, que cuestionan a López sobre la información que proporciona en las mañaneras y el peje, evade las respuestas. Es decir, le preguntan las fuentes, los documentos oficiales, el sustento de lo que dice y él se sale siempre por la tangente.
Y lo hace de esa manera, justamente porque los datos que ofrece en sus mañaneras, no se pueden comprobar, lo que quiere decir que ese “ejercicio informativo”, no es más que una artificio para marcar la agenda periodística y la sociedad en general hable de lo que él quiere, no de lo que realmente importa.
Pero además sucede otro fenómeno. El peje cuando se da cuenta que no puede ocultar los datos verdaderos del crimen organizado, de los feminicidios, de el colapso de la economía y de todo lo que anda mal en el país, entonces ocupa un distractor.
No hace mucho metió a la cárcel a Jesús Murillo Karam, Fiscal General en tiempos de Enrique Peña y los desaparecidos de la Normal Rural Isidro Burgos de Ayotzinapa Guerrero, justo antes de un aniversario más de la desaparición de los 43 normalistas y lo hizo porque Alejandro Encinas, no ha podido desmentir la “verdad histórica” de Murillo.
Es decir, lo que prometió el peje en campaña y en su discurso de toma de protesta de “regresar con vida a los 43 desaparecidos”, ni ha sido posible, ni lo será porque el propio Alejandro Encinas, les ha escupido en su cara a los familiares de los 43 desaparecidos, que están muertos y, claro, seguirán desaparecidos, porque este gobierno no ha sido capaz siquiera de recuperar los cuerpos.
Porque no puede comprobar lo que dice, las mañaneras son un montón de mentiras, promesas, compromisos o falsedades ha dicho Luis Estrada, un analista político y experto en comunicación política director de Spin, que acaba de sacar a la luz, un libro llamado “el imperio de los otros datos”.
Luis Estrada le dijo al Financiero “si sumamos estas cuatro categorías, que es un conteo de cómo el presidente evade las preguntas, suman 86 mil 917, hasta el 31 de agosto pasado, un promedio de 94 evasiones por mañanera”.
De acuerdo a lo que dice Luis Estrada, “la trampa durante los mensajes diarios de López está en que no sustenta lo que dice, además de que lo está repitiendo constantemente”, “cuando los medios y los reporteros que van a la conferencia, han pedido fuentes, documentos que sustenten lo que el presidente dice, declara inexistencia y esta cohesión de que la versión oficial no tenga un respaldo, genera suspicacia”.
Me parece que todos nos hemos dado cuenta de cómo el “presidente”, así en minúsculas y entre comillas, insiste -desde hace años- en que existe una “mafia del poder”, “delincuentes de cuello blanco”, “corrupción” y una serie de “fantasmas políticos” y eso obedece a la máxima de Goebbels, que reza: “una mentira repetida muchas veces, se convierte en realidad”.
El peje y sus propagandistas como Epigmenio Ibarra -el chairo de los 150 millones de pesos- estudiaron bien al genio de la propaganda Nazi Joseph Goebbels y repiten a diario, incansablemente sus mentiras para distraer a la sociedad de los serios problemas en que está metido el país.
No solo tratan de distraer al lumpenproletariado de las promesas incumplidas, sino del desastre en que se ha convertido esta transformación de cuarta y del grave peligro que corremos los mexicanos del colapso económico y la crisis de seguridad en que estamos metidos.
Además de las demandas internacionales que nos esperan por no respetar los acuerdos firmados por el propio peje del T-MEC, las empresas fabricantes de armas o la propia ONU y el COVAX a quien amenazó hace unos días en la mañanera por un supuesto incumplimiento para la entrega de vacunas.
Dice Estrada: “hay una intención por minimizar el problema. El asunto es que el presidente busca minimizar las crisis. Finalmente las conferencias son para dos temas: poner la agenda y minimizar el daño o mitigar las crisis”… así nuestro pobre México en manos de un farsante y tramposo.
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