ERNESTO REYES

San Bartolo Coyotepec es un pueblo de la zona conurbada de Oaxaca de Juárez que mantiene una conciencia ecológica y de cuidado del medio ambiente, mediante un manejo sustentable de los desechos orgánicos y residuos sólidos para que no terminen afectando la vida de sus habitantes. No se diga de la atención que presta a sus recursos de agua como represas, manantiales y escurrimientos naturales, porque saben muy bien que las sequías cada vez son más prolongadas.

En este contexto, la asamblea del pueblo acordó hace ocho días impedir, por la vía de los hechos, que la empresa refresquera y comercializadora de agua embotellada, Gugar, siga extrayendo del subsuelo el recurso vital que tanta falta hace a las familias y a los campesinos. 

Autoridades comunales y municipales han puesto como plazo este lunes 5 de septiembre para recuperar pacíficamente más de 13 hectáreas de terreno que tienen ganadas jurídicamente. La clausura simbólica de la factoría es para exigir su retiro, además de demandar a diversas autoridades (el Tribunal Agrario, la Comisión Nacional del Agua, la Fiscalía General de la República, y otras) que no los obliguen a pagar indemnización alguna y que, por el contrario, agilicen la documentación que han presentado en torno a este asunto.

Dedicado a la agricultura y a la elaboración de artesanías con barro negro, Coyotepec ha estado sometido a una sobreexplotación de sus recursos hídricos por parte de la empresa que hace 20 años aprovechó un permiso de asamblea para instalarse, con el argumento de producir tapones de plástico (taparoscas) para sus diversos refrescos sin gas y gasificados, pero que derivó poco tiempo después embotellando el agua extraída de uno o varios pozos que han ido perforando. 

Gugar es un emporio comercial que desde 1982, cuando se creó en otras sedes como Tlalixtac de Cabrera, ha aportado tantos dividendos económicos a sus dueños que, frente a la demanda de Coyotepec, está reclamando una indemnización por mil 103 millones de pesos, cantidad que supuestamente representa al valor de dicha planta, según su propia valuación. Se amparan en una sentencia dividida otorgada por el Tribunal Unitario Agrario, en agosto de 2018, que condicionó la restitución a cambio de dinero. 

El presidente de la empresa, Carlos Guzmán Gardeazábal, ha explicado a Noticias que en 1992 ingresó al mercado del agua purificada y a lo largo de los años fue sacando más productos. También argumentó que “los límites para la explotación del pozo han sido los que me autorizaron los de la Comisión Nacional del Agua; ahora tenemos un pleito legal en el cual no hay una sentencia absoluta, la sentencia es parcial”. (Y) “estamos en el entendido de que no hemos violentado, ni hecho algo fuera de la legalidad”, responde Guzmán a los representantes del pueblo, mismos que le recuerdan que además ha sido omisa en el pago de impuestos y otras contribuciones al ayuntamiento.

Las demandas del pueblo han sido explicadas por las autoridades del Comisariado de Bienes Comunales, del Ayuntamiento Constitucional, así como diversos liderazgos locales que han sido validados en asamblea general. 

Hasta aquí los datos sintetizados de un problema que le estalla en las manos al gobierno de Alejandro Murat y que, además, requiere atención del gobierno federal en el caso de la supuesta complicidad u omisión de la Conagua que, denuncian los vecinos, niega a través de sus funcionarios que Gugar esté perforando más pozos.  

Como sucede ahora mismo en Nuevo León, las industrias refresqueras, cerveceras y grandes inmobiliarias suelen acaparar el líquido vital generando una crisis de abasto para la población. Por eso hay voces, emanadas de la sociedad civil, que exigen una ley federal de aguas que someta a la aprobación o negación de este tipo de proyectos a una ciudadanía plenamente informada, con el concurso de comunidades, ejidos y pueblos. No hay que esperar a que la sequía, el manejo de manantiales y la contaminación de pozos, que también es un riesgo latente en Coyotepec, cause mayores discordias. 

El grave problema de la falta de agua, sobre todo para consumo doméstico – ha dicho el presidente López Obrador- es porque los neoliberales entregaron el agua a las empresas. Y para su abasto, la gente se obliga a comprar a las embotelladoras el mismo líquido que les pertenece. Los taparoscas se han pasado de roscas en Coyotepec.

@ernestoreyes14

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