Alejandro Leyva Aguilar
Un día como hoy de 1945, los norteamericanos hicieron caer sobre Nagasaki Japón el “Fat Man”, segunda bomba nuclear, esta vez enriquecida con Plutonio-239 que borró la ciudad y mató a cientos de miles de personas en solo segundos y a miles más con el tiempo.
Previo, el 6 de agosto, el tristemente célebre Enola Gay una avión militar gringo que transportaba a “the little boy”, una bomba de uranio-235 la dejó caer sobre una ciudad de 300 mil habitantes que fueron desaparecidos de mapa. Hiroshima, en solo segundos, ardía.
Las secuelas de la lluvia ácida sobre estas dos ciudades de Japón, aun las padecen algunos ciudadanos y a la vuelta de 77 años habría que preguntarse ¿qué orillo al Presidente Harry Truman a llevar al cabo este acto que a la vuelta de los años nos sigue espantando?
Las detonaciones del Little Boy y de Fat Man en Hiroshima y Nagazaki pusieron fin a la Segunda Guerra Mundial y en especial a la Guerra del Pacífico protagonizada por los Estados Unidos y los Nipones, pero comenzó otra que nos tuvo al borde de la extinción que fue -y de alguna manera persiste- la Guerra Fría.
Quienes fueron los iniciadores de la investigación para la creación de armas de destrucción masiva, fueron los Alemanes del Tercer Reich con Adolfo Hitler a la cabeza, pero su racismo y antisemitismo, hizo que muchas mentes brillantes salieran de Alemania para refugiarse en los Estados Unidos, una de esas mentes fue Albert Einstein.
Como Judío Alemán, Albert sabía perfectamente de los intentos de Adolfo Hitler para conseguir la bomba atómica y el programa de cubos de uranio que los nazis estaban desarrollando ya desde 1935 para alimentar su reactor de fisión nuclear que fue inventado justamente en Berlín, antes que en cualquier otro país.
Einstein sabía también que los nazis estaban muy cerca de lograr su objetivo, así que le envió una carta al Presiente Franklin Delano Roosevelt para advertirle de los trabajos que los nazis estaban desarrollando con los cubos de uranio y de la posibilidad casi inminente de que Alemania consiguiera la bomba atómica y la usara en contra de todos los países aliados.
Así que, encendidas las alarmas, Roosevelt inició el proyecto Manhattan al que invitó a Einstein a participar, pero el científico era un pacifista, así que la gloria de haber desarrollado la primera bomba nuclear, se la llevó otro alemán: Robert Oppenheimer quien es conocido como el padre de la bomba atómica pero contó en el proyecto con 130 mil científicos de todo el mundo.
Como sabemos, el principal protagonista de la Segunda Guerra Mundial fue Alemania y Adolfo Hitler en particular. Éste se suicidó en su Búnker de Berlin el 30 de abril de 1945 y el 7 de mayo Alemania se rindió ante los aliados sin que hubiese la necesidad de soltar una bomba de uranio o de plutonio.
Albert Einstein años más tarde, estaba arrepentido de haberle escrito esa carta a Franklin Delano porque al rendimiento de Alemania, se dio cuenta que estaban muy lejos de conseguir el arma y que Hiroshima y Nagasaki, bien pudieron haberse salvado.
En la mañana del 7 de diciembre de 1941, la Armada Imperial Japonesa le dio un estoque a la línea de flotación de la Marina Estadounidense.
Fue un ataque sorpresa a la Base Militar de Pearl Harbor en Hawai que tambaleó el poderío militar de los Estados Unidos, pero ni siquiera el propio general Isoruku Yamamoto supuso que serviría de algo y por eso le dijo a su Estado Mayor “me temo que hemos despertado a un gigante dormido”.
Pearl Harbor fue el antecedente que motivó a Harry Truman a usar las bombas atómicas en Hiroshima y Nagazaki, después de eso, el orden mundial cambió y las potencias se dividieron en quienes poseían armas nucleares y las que no, pero además la Unión Soviética como un poderoso bloque socialista y los Estados Unidos como la contraparte capitalista.
Para el 15 de agosto de 1945 es decir seis días después de la bomba de Nagazaki Japón se había rendido y el 2 de septiembre estaba firmando su rendición ante las potencias aliadas aceptando todas las condiciones impuestas por el Consejo Supremo de Guerra.
Little Boy y Fat Man fueron transportados por aviones, hoy la potencia y alcance de las armas nucleares, ha superado nuestra imaginación y la capacidad de destrucción que tenemos, es suficiente como para borrarnos a los más de 7 mil millones de personas que habitamos este planeta pero ¿qué loco querría hacer eso?… no estamos lejos.
Hoy las potencias nucleares cuentan con misiles balísticos intercontinentales, misiles balísticos de lanzamiento submarino y bombarderos de largo alcance, además el enriquecimiento de plutonio y uranio, la bomba de neutrones y otros artefactos que pueden transportar a grandes distancias armas biológicas penden de la humanidad como la espada de Damócles.
La humanidad en vez ce haber creado la autosuficiencia energética con la fusión nuclear -como lo hace el sol y las estrellas- ha decidido ponerse una pistola en la boca, esperamos que no le quieran jalar el gatillo.
@leyvaguilar
Instagram: leyvaguilar
Facebook: Francisco Alejandro Leyva Aguilar.