ERNESTO REYES

El devastador paso del huracán “Paulina”, en el año 1997, sigue fresco en la memoria de miles de oaxaqueños. Sus heridas imborrables, de dolor y muerte, han tardado varios años en cicatrizar, en términos de reconstrucción, debido a que las declaratorias de emergencia eran un barril sin fondo por donde se fugaban enormes cantidades de dinero. Para nadie es novedad que, el desaparecido FONDEN, convirtió en nuevos ricos a servidores públicos corruptos que han pasado por dependencias como el DIF, Protección Civil y Caminos y Aeropistas de Oaxaca, por mencionar algunas. Pero también incrementó fortunas de presidentes municipales y operadores partidistas que lucraban con el dolor ajeno. 

El alto costo se rememora ahora que el huracán Agatha, de magnitud dos, golpeó salvajemente a cientos de familias pobres. Las evaluaciones sobre la infraestructura económica, social, de salud y educativa, debe incluir a medianos comerciantes, agricultores, prestadores de servicio turístico y habitantes de las rancherías más recónditas. Más de dos semanas después, 38 municipios han sido declarados zonas de emergencia y de desastre.

Como el día 10, este viernes 17 de junio el presidente de la República debió presentar el plan integral y recursos para la recuperación de caminos, escuelas, centros de salud, así como la reconstrucción de cientos de viviendas. Para ello dispuso que las dependencias federales realicen acciones infraestructura y entrega de enseres. La entrega es directa a las autoridades municipales para la reconstrucción de puentes y caminos locales, con el apoyo de la población, suprimiendo a los intermediarios, porque en el camino muchos de los apoyos se esfuman. Su presencia, para dar orden y celeridad, es de vital importancia porque ni el gobierno estatal ni los ayuntamientos cuentan con presupuestos para responder eficazmente. 

Antes del 30 de mayo, cuando impactó en tierra, la clase política, entretenida en ver quién se agenciaba la gubernatura, miraba de soslayo la amenaza. Morirían al menos 9 personas y seis quedarían en calidad de desaparecidas. Reportes oficiales, de la sociedad civil y organizaciones sociales, mencionaron un gran número de poblaciones incomunicadas, por puentes destruidos y redes de agua potable, sin energía eléctrica y telefónica, ríos y arroyos crecidos, deslaves y un considerable desastre agrícola. 

Se identificaron daños en municipios como Pluma Hidalgo, Santiago Xanica (la zona de los Loxicha), Santa María Tonameca, San Pedro Pochutla, San Mateo Piñas y la microrregión de los Ozolotepec. Instalaciones de la organización de apoyo a niños con discapacidad, Piña Palmera, quedaron destruidas. Los fuertes vientos y las inundaciones pluviales dificultaron la movilidad, el abasto de alimentos y las acciones del Plan DN III implementado por el Ejército, la Marina y corporaciones estatales. Los aguaceros se extendieron hacia las zonas chontal y zapoteca del Istmo de Tehuantepec. 

Por otra parte, Agatha reveló el Oaxaca pobre y marginado que se esconde detrás de la publicidad oficial sobre destinos de playas, la guelaguetza y los pueblos mágicos. Allí quedaron exhibidas las infames condiciones en que se desarrolla la existencia de miles de familias que, de no ser por los programas Bienestar, no tendrían lo mínimo para salir adelante. 

A diferencia de “Paulina”, cuando la comunicación se realizaba por medios convencionales, Agatha mostró la efectividad de las redes sociales, aunque los cortes de luz y de señal telefónica, impidieron conocer de inmediato los niveles de la devastación. A efectos de canalizar ayuda, cumplieron una función importantísima, difundiendo los centros de acopio instalados por la sociedad civil y las autoridades en esta capital y otros lugares. La radio regional, particularmente en la costa, jugó un relevante papel, aunque algunas emisoras sufrieran la caída de sus torres de transmisión, situación que los reporteros resolvieron con transmisiones en tiempo real, vía las plataformas digitales.  

La presencia de López Obrador, en la zona siniestrada, reactiva la esperanza para los miles de damnificados y ahuyenta el robadero. Esperemos que las brigadas, a cargo de la Secretaría de Bienestar, hayan realizado con profesionalismo y sensibilidad social el censo de afectados y no se excluya a nadie. 

@ernestoreyes14

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